Emmanuel Macron ganó las elecciones y se quedará por cinco años más en el Palacio del Elíseo. Pero el costo que pagó parece haber sido muy alto: Marine Le Pen, su contrincante, logró “el mejor resultado de la extrema derecha en una elección presidencial”, síntoma de que algo en el gobierno francés no está funcionando.
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No pasó ni un día y ya hubo protestas en su contra. La noche del domingo 24 y en reacción al anuncio de la victoria de Macron, cientos se reunieron en la plaza de la República de París. Ellos corearon: “Aquí estamos, aunque Macron no lo quiera. Estamos aquí, por el honor de los trabajadores y por un mundo mejor”.
La agencia Europa Press informó que, para repeler a los manifestantes, la policía usó “gas lacrimógeno y granadas aturdidoras”.
En Rennes también hubo una marcha, solo que allí se quemaron contenedores y hubo peleas contras las fuerzas del orden.
“El movimiento de los Chalecos Amarillos ha convocado varias manifestaciones durante la última semana bajo el lema ‘cualquier cosa menos Macron’”, anota Europa Press.
En respuesta, Macron prometió satisfacer las demandas de aquellos que votaron por Le Pen, en su mayoría enojados con él por haber apoyado a la clase alta y no a los ciudadanos que más lo necesitaban. “A partir de ahora, ya no soy el candidato de un campo, sino el presidente de todos”, dijo.
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Los desafíos hasta el 2027
Los problemas de Macron están relacionados directamente a su forma de gobernar. “La percepción es la de un arrogante que no quiere negociar. ¿Por qué? Porque tenía una abrumadora mayoría en la Asamblea Nacional”, explica el analista internacional Francesco Tucci.
Según la agencia AFP, las encuestas muestran que “más de la mitad de franceses quiere que Macron pierda su mayoría”, siendo el periodo 1997-2002 la última vez que esto sucedió. En ese momento, Jacques Chirac nombró al socialista Lionel Jospin como su primer ministro.
Tucci anota: “Es decir, el presidente de un color y el primer ministro de otro”.
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“Este dato da cuenta de que los franceses no querían que ganara Le Pen porque es muy de derecha, pero que tampoco están a gusto con Macron y por eso lo quieren limitar”.
“Recordarás cómo los franceses se opusieron a algunas medidas del mandatario y llenaron las calles. Los Chalecos Amarillos protestaban todos los fines de semana por el cambio en el sistema de pensiones, el aumento en el costo del combustible, medidas que Macron impuso sin dialogar”.
La situación se complicó por la pandemia del coronavirus y la guerra entre Rusia y Ucrania, haciendo más grande la brecha entre los millonarios y los más necesitados.
Las crisis, a su vez, generan un desencanto en el electorado. AFP señala que el “28% de los casi 49 millones de franceses llamados a las urnas se abstuvieron, 2,5 puntos más que en el 2017, cuando ya hubo un duelo entre Macron y Le Pen, y un récord desde el balotaje de la presidencial de 1969 (31%)”.
“Otros tres millones de electores votaron por su parte en blanco o nulo. Si se suman a los abstencionistas, ‘más de un tercio del electorado decidió no elegir’”.
Tucci explica que esto se debe a un “fuerte desapego de la política tradicional porque no está solucionando los problemas más serios para los franceses”. Y que si no votaron por Le Pen es porque, finalmente, los franceses huyen de esos extremos.
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¿Franceses de segunda categoría?
Otro de los retos pendientes de Macron es lidiar con los territorios de ultramar Guadalupe, Martinica, Guyana, Réunion y Mayotte. “Si los visitas, te vas a dar cuenta que los tratan como franceses de segunda categoría. Hay una gran diferencia entre la Francia metropolitana y estos lugares, donde falta de todo, pero pagan impuestos igual que los parisinos”.
En dichas latitudes, Marine Le Pen arrasó.
“El discurso de Le Pen resonaba porque Macron se olvidó de ellos en sus primeros cinco años. De hecho, esa es una de las razones por las que se le identifica con el establishment. Macron ya no es tan atractivo como antes”.
Entonces, ¿qué se viene para Macron?
Tucci dice que todo dependerá de las elecciones de la Asamblea Nacional, que se llevarán a cabo el 12 y 19 de junio de este año. El especialista dice que si Macron obtiene la mayoría, significará que los franceses volvieron a confiar en él.
“Pero si no la consigue es porque el electorado lo castiga. En este escenario, el de la cohabitación, Macron se quedará cojo. Tendrá que nombrar a un primer ministro de otro color y no podrá gobernar como antes, sino que deberá negociar”.
“Por eso es que Macron debe apostarlo todo en la campaña electoral de los candidatos de su partido. Debe recuperar la confianza y transmitir la imagen de un gobernante que no es arrogante. Mucho está en juego estos meses”.