Tras el exitoso ataque con drones a tres objetivos militares dentro de Rusia, la guerra ha entrado en una nueva fase para Ucrania.
Dos base aéreas rusas de enorme importancia estratégica fueron atacadas el lunes por aviones no tripulados, y una tercera corrió la misma suerte el martes.
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Es la primera vez que Ucrania consigue adentrarse a más de 600 kilómetros dentro de Rusia sin que sus drones sean interceptados por las defensas antiaéreas del país desde que se iniciara la guerra.
Los tres ataques, además, demuestran la capacidad de precisión con la que cuenta el ejército ucraniano, capaz ya de alcanzar objetivos localizados en el interior de su gigante enemigo.
Y todo esto lo ha hecho, al parecer, sin utilizar el material que ha recibido de los países de la OTAN, tan solo usando viejos drones soviéticos modernizados por los ingenieros ucranianos.
Rusia ha acusado desde un primer momento a Ucrania de los ataques, aunque, como viene siendo habitual, Kyiv no se ha pronunciado públicamente sobre el asunto. Las autoridades ucranianas han mantenido la misma actitud críptica en los últimos meses cuando se registraron explosiones en otros importantes objetivos militares rusos.
Su fuerza aérea, sin embargo, tuiteó el lunes una fotos de los destrozos causados en una de las bases rusas atacadas, la de Diáguilevo, cerca de Riazán, y la pregunta “¿Qué ha pasado?”, junto a un emoticón de fiesta.
Altos funcionarios ucranianos también confirmaron a los diarios “The New York Times” y “The Washington Post” de forma anónima, debido a lo sensible de la información, que los ataques fueron llevados a cabo por drones ucranianos.
Las bases atacadas el lunes 5 de diciembre son la de Engels, en Saratov, y la de Diáguilevo, cerca de Riazán, esta última a tan solo unos 240 kilómetros de Moscú.
Según la inteligencia británica, dos bombarderos Tu-95 BEAR fueron dañados debido a la explosión en la base de Engels, y tres personas murieron en Diáguilevo al explotar un tanque de combustible.
El ataque del martes tuvo lugar en la base aérea de Kursk donde se habría alcanzado otro almacén de combustible.
El ministerio de Defensa ruso ha reconocido que sus defensas antiaéreas interceptaron el lunes drones ucranianos que sobrevolaban sus bases, y que fueron los restos de estos aviones no tripulados los que dañaron “levemente” dos aviones al precipitarse sobre ellos.
Imágenes satelitales del pasado domingo, antes de que se produjera el ataque, muestran una gran flota de bombarderos rusos en la base de Engels.
Tanto el de Engels como el de Diáguilevo no son meros aeródromos, explican desde el servicio ucraniano de la BBC, sino que se trata de bases aéreas en las que se ubican algunos de los aviones militares rusos más importantes, entre los que se encuentran los que tienen capacidad para transportar armas nucleares, por lo que tienen un gran valor estratégico.
Allí se encuentran las aeronaves que Rusia ha utilizado para bombardear la infraestructura energética ucraniana en los últimos meses, de ahí que sean bases fuertemente protegidas.
Esta es una de las preguntas más sensibles del ataque, ya que Vladimir Putin ha advertido en repetidas ocasiones a EE.UU. y sus aliados de la OTAN que no se atrevan a traspasar las “líneas rojas”, es decir, que no proporcionen armas de largo alcance a Ucrania con las que podría atacar su territorio.
Tras las explosiones, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, se apresuró a dejar claro que Washington no ha “alentado ni posibilitado” que Ucrania ataque objetivos dentro de Rusia. Es decir, que el ataque no se llevó a cabo con armamento que Washington haya proporcionado a Kyiv.
Desde el principio de la guerra el pasado 24 de febrero, la OTAN ha descartado esa posibilidad para evitar una escalada del conflicto y una confrontación directa con una potencia nuclear como es Rusia.
En esta línea, el “Wall Street Journal” informó esta semana que EE.UU. habría modificado en secreto el sistema lanzamisiles Himars que ha enviado a Ucrania para que los cohetes no puedan alcanzar territorio ruso y reducir así el riesgo de guerra con Moscú.
Según Blinken, los ucranianos cuentan “con el equipamiento necesario para defenderse, para defender su territorio y defender su libertad”, y ha criticado a Moscú por “convertir el invierno en un arma” al destruir infraestructura civil que priva a los ucranianos de tener calefacción, electricidad o agua corriente.
Pero si EE.UU. no quiere que Ucrania alcance territorio ruso con el armamento que ellos envían, y que hasta la fecha supera los US$19.000 millones, parece no tener problemas con que lo hagan con su propio material.
Según explica Oleh Chernysh, experto en drones del servicio ucraniano de la BBC, no se sabe exactamente qué tipo de aeronave no tripulada ha utilizado el ejército de Ucrania. Sin embargo, distintos expertos, entre ellos algunos rusos, creen que se habrían usado los antiguos Tupolev Tu-141 soviéticos, conocidos como “Strizh” (vencejo).
Estos viejos drones de reconocimiento se empezaron a fabricar hace 50 años y son bastante grandes. Según los expertos, “podrían haber sido modernizados y modificados por ingenieros ucranianos para transportar armamento y permitirles volar hasta 1.000km sin ser detectados”, explica Chernysh.
De esta forma, los drones podrían haber sido transformados, de facto, en misiles de largo alcance.
Para empezar, el hecho de que Ucrania haya conseguido alcanzar una base a menos de 250 km de Moscú envía un potente mensaje tanto a Putin como a los rusos, conscientes ahora de que ellos también podrían ser vulnerables a las consecuencias de la guerra que inició Rusia el pasado febrero.
Además, según la inteligencia británica, “si Rusia evalúa que estos incidentes fueron ataques deliberados, probablemente los considerará como uno de los fallos estratégicos más significativos de sus fuerzas de defensa desde el inicio de la invasión de Ucrania”.
Engels es la base de operaciones principal de la aviación de largo alcance del oeste de Rusia, y alberga más de 30 bombarderos.
“Estas aeronaves contribuyen a la disuasión nuclear y se han utilizado con frecuencia para lanzar misiles de crucero convencionales a Ucrania”, señala el ministerio de Defensa británico, quien cree que Rusia podría responder a estas explosiones trasladando temporalmente los bombarderos a otros aeródromos.
No se descartaría, según esta misma fuente, que Moscú buscará identificar y sancionar a los oficiales responsables del incidente.
Es posible también que, salvo la escalada nuclear, los ucranianos consideren que Rusia no tiene capacidad para ampliar más el conflicto. Esto podría haberles animado a alcanzar objetivos más ambiciosos en el interior ruso.
“Si alguien te ataca, respondes”, dijo el exministro de Defensa ucraniano Andriy Zagorodnyuk en una entrevista con “The New York Times”, en la que aclaró que no hablaba en nombre del gobierno ucraniano.
La lógica, según él, no puede ser que dejar de responder para que no vuelvan a atacarte, “no existe ninguna razón estratégica para hacer algo así”, señaló.
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