Tendido bocabajo, rodeado de lodo, piedras y palos, pero vivo, encontraron a Dioser Díaz, el bebé de 11 meses que se convirtió en símbolo de esperanza en medio de la tragedia provocada por una avalancha de Salgar, Antioquia, y que ha dejado 78 muertos, 37 heridos y cientos de desaparecidos.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La suerte de este pequeño, uno de los huérfanos que dejó el fenómeno natural, no la tuvieron su madre ni su abuela materna, ni 12 familiares más que se encontraban en una vivienda del sector Escuela Vieja, que limita con el corregimiento Las Margaritas.
A ellos, como al bebé y a la casa completa, se los llevó la creciente. A Dioser lo encontraron a dos kilómetros de donde estaba la vivienda.
“Lo encontraron acostadito. Él gatea todavía arrastrando la barriguita –afirma Sandra Rincón, prima y madrina del pequeño–. Para mí él es mi hijo, pues me dice “mama”; y con todo este dolor que me parte el alma por la pérdida de mis otros seres queridos estoy feliz porque esté bien”.
Se queda meditabunda, observando la quebrada que les quitó a sus familiares, incluyendo a su madre. De un momento a otro, mientras se le escurren las lágrimas por las mejillas se ríe y muestra la última foto que le había hecho al bebé con su celular.
“Esta foto se la tomé el domingo a las siete y media de la noche (siete horas antes de la avalancha). Es hermoso, mire cómo se ríe”, dice y muestra la imagen del pequeño que está sentado, apenas con un pañal y feliz.
Se dieron cuenta de que estaba vivo gracias a Natalia Rincón, una prima. Ella fue al hospital a averiguar por la suerte de sus parientes y se encontró con la grata sorpresa de que el bebé estaba a salvo.
“Estaba inconsciente. Lo alumbraban con unos bombillos rojos y me dijeron que le iban a hacer unos rayos X, pues temían que se hubiera fracturado el tórax”, recuerda.
Pero no fue necesario. Al bebé lo trasladaron al hospital San Vicente, donde no le encontraron ninguna lesión grave, y ya lo esperaban en Andes, donde vive su abuela paterna (su padre había muerto hacía 10 meses), quien se quedará con él mientras que en Salgar se levantan del desastre.
“Yo creo que a él no le pasó nada porque la corriente lo arrastró con el colchón de la cuna y todo”, añade.
Para la familia, o para lo que queda de ella, Dioser será el más preciado de sus integrantes, pues para él quedarán todos las frases bonitas que no se alcanzaron a decir entre ellos.
“¡Qué puedo decir! Es una felicidad impresionante que quiebra esta tristeza, pues hay 14 familiares más que están desaparecidos y de los cuales no tenemos ni idea –dice Sandra entre lágrimas–, pero mi bebé está vivo, mi bebé es la esperanza de nuestras vidas”.
LOS OTROS HUÉRFANOSEl coordinador del Centro Zonal Suroeste del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar (ICBF), Jorge Iván Montoya, dijo que se han identificado a dos niños que perdieron a sus padres en medio de la avalancha.
“Ellos están en Medellín y están recibiendo toda la atención sicosocial del Instituto”, asegura Montoya a la par que aclara que esos menores tienen la compañía de sus abuelas.
Por otro lado, sostiene que también avanzan con el trabajo sicosocial de 119 niños que hacen parte de los 333 damnificados que lo perdieron todo tras el desastre natural.
“Vamos a trasladar unos sicólogos de Bienestar Familiar para que atiendan a nuestros niños; así mismo, vamos a tratar de habilitar lo más pronto posible el Centro de Desarrollo Infantil”, agrega.
También José Luis Cardona, coordinador del Grupo de Apoyo Sicosocial de la Cruz Roja, dice que están trabajando “en el acompañamiento a las familias que saben que sus seres queridos desaparecieron y que van a buscar sus cadáveres”, precisa.
Fuente: El Tiempo, Colombia / GDA