Montaña Alta. La turística isla española de Gran Canaria sufre su tercer incendio forestal en menos de 10 días, que este lunes avanzaba sin control y era calificado de “drama medioambiental”, según las autoridades, por golpear zonas naturales protegidas.
Los servicios de emergencia, declararon que, este voraz incendio anunciado el sábado en el montañoso centro de la isla, ya afectó 6.000 hectáreas y forzó la evacuación de miles de personas.
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Las llamas han alcanzado los 50 metros de altura en algunos lugares, dificultando la tarea de unos mil bomberos y otros efectivos movilizados, así como de casi una quincena de medios aéreos desplegados.
Helicópteros contra incendios adicionales deben llegar el martes.
Este despliegue es “el más importante que se ha llevado a cabo en Canarias y uno de los más importantes que se ha llevado cabo en España en los últimos años”, declaró en rueda de prensa el ministro de Agricultura, Luis Planas.
“Se producen columnas de humo altas, (...) es más complicado poder entrar con los medios aéreos, [e] imposible en estos momentos en esa zona [con] los medios terrestres”, abundó el presidente regional de Canarias, Ángel Víctor Torres.
“Es un drama medioambiental”, deploró, destacando que en estos momentos los equipos concentran sus esfuerzos en la protección de zonas habitadas.
“Estamos en un momento crítico”, apuntó el ministro Planas, “Hoy y mañana son fundamentales, [pero] no significa en absoluto que vaya a ser extinguido [el fuego] en 48 horas”, advirtió.
Según los servicios de emergencia, las altas temperaturas, los vientos y las lluvias de cenizas pueden causar nuevos focos en este incendio particularmente difícil de combatir.
Su frente principal se encuentra en el parque natural de Tamadaba, reserva de pinos autóctonos que se encuentra entre los territorios más salvajes de Gran Canaria.
“Es el principal pulmón verde de la isla, [...] es como la joya medioambiental de Gran Canaria”, estimó a la AFP Lourdes Hernández, especialista en incendios forestales de la oenegé de defensa del medioambiente WWF.
“No es un incendio al uso como se venían produciendo en los últimos años”, explicó, evocando “la virulencia del fuego, la rapidez a la que se propagan las llamas, la intensidad de los frentes”.
- Evacuaciones y confinamiento -
Las autoridades se han visto obligadas a realizar evacuaciones adicionales en el centro de la isla, la segunda más turística del archipiélago de Canarias, ubicado en el Atlántico frente a la costa noroeste de África.
Un centenar de personas debieron ser “confinadas” en un centro cultural en Artenara, una “decisión técnica temporal”, informaron los servicios de emergencia, ante el peligro de utilizar los accesos a la población y rutas de evacuación.
En total, la población de las zonas evacuadas asciende a 9.000 habitantes, sin que las autoridades puedan precisar el número exacto de personas concernidas. Hasta ahora, no se han registrado víctimas.
El interior de Gran Canaria, rico en paisajes y microclimas muy diversos, es popular entre los excursionistas, mientras que la mayor parte de los turistas frecuenten en mayor medidas las playas de la isla.
Con un clima benigno y unos espectaculares paisajes volcánicos, Canarias recibió 13,7 millones de visitantes extranjeros en 2018, la mitad de ellos británicos o alemanes. El turismo representó en 2017 un 35% de su PIB y el 40% de los empleos del archipiélago, según la organización patronal Exceltur.
De todas maneras, el gobierno regional canario señaló en un comunicado que el turismo no se ha visto afectado por el incendio, ya que “ningún complejo turístico ha sentido sus efectos”.
- Los incendios se multiplican -
Los incendios de esta magnitud se van a multiplicar, como consecuencia del cambio climático, dijo el ministro Planas.
La semana pasada, una ola de incendios se extendió por Grecia, llevando a otros países como España a enviar refuerzos para combatirlos. A fines de julio, le tocó el turno a Portugal de ver arder sus bosques.
Y el incendio actual es el tercero en diez días en Gran Canaria. Los bomberos no habían llegado a extinguir completamente el más importante de los dos anteriores, que afectó 1.500 hectáreas, cuando surgió el nuevo desafío.