Kellingley, la última mina de carbón del Reino Unido, ha sido cerrada este viernes. Los trabajadores se despedían entre lágrimas en su último día laboral, están conscientes de una realidad: con el cierre concluye además un capítulo de la historia británica.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Las caras tiznadas, las entradas y salidas de los pozos, la chimenea humeante, y el baile de camiones y carretillas cargadas de carbón, serán pronto un recuerdo lejano en el Reino Unido (y en Europa), ante el empuje de las importaciones de Rusia y Colombia, principalmente, y la impopularidad del carbón en tiempos de lucha contra el cambio climático.
En su último turno bajo tierra, hubo lágrimas y se cantó “Delilah”, la canción sobre un asesinato pasional del cantante galés Tom Jones, cuyo padre era minero del carbón.
“Nunca pensé que llegaría este día pero ha llegado, y el tiempo pasa, y deberíamos saberlo, y es cómo es”, dijo Stephen Walker, de 50 años, que llevaba 27 en Kellingley, donde un día hubo 2.000 mineros y ahora quedaban 400.
“Me gustaría dar las gracias a mis colegas por su trabajo difícil y su dedicación en tiempos complicados. Como ellos, yo pensaba acabar mi carrera aquí, pero no será posible”, dijo el director de la mina, Shaun McLoughlin.
“Es un día triste para todos los que estamos apegados a esta mina. Pero estoy orgulloso de decir que hemos hecho el trabajo de manera profesional y segura”, añadió.
El Reino Unido logró su producción de carbón más alta en 1913, 292 millones de toneladas en 1913; a finales de la década de 1950 había 1.330 minas, pero este viernes ya no queda ninguna
— La muerte de Knottingley —
Kevin Butler, un herrero que no trabaja en la mina, también se ha visto golpeado por el cierre. Su hijo minero se fue a Australia a trabajar de otra cosa en cuanto supo que Kellingley iba a cerrar.
“Es una vieja ciudad, una ciudad de mineros. Los mineros quieren trabajar, no quieren cobrar el subsidio de desempleo, no quieren ayudas: los muchachos quieren trabajar. Es la muerte de esta ciudad”, lamentó Butler, apoyado en la barra del bar de la asociación de mineros de Knottingley, la localidad vecina a la mina, con una cerveza en la mano y lágrimas en los ojos.
Para Keith Poulson, del Sindicato Nacional de Mineros (NUM), la desaparición es motivo de tristeza y frustración.
“Es absolutamente indignante pensar que vamos a dar la espalda a una mina rentable, a una industria en la que disponemos de una fuerza laboral cualificada para extraer (carbón), y que simplemente vamos a echar el cierre. Es absolutamente escandaloso”, dice indignado.
#ReinoUnido toma un nuevo rumbo alejado del carbón #Kellingley ►https://t.co/yHr6r6FPec pic.twitter.com/X02n7cqla9— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) diciembre 18, 2015
Fuente: AFP