El papa emérito Benedicto XVI fue el primer pontífice en renunciar en 600 años, dejando atrás una Iglesia Católica maltrecha por escándalos de abusos sexuales, mala gestión y polarizada entre conservadores y progresistas.
El primer Papa alemán en 1.000 años falleció el sábado a los 95 años. Tenía buenas relaciones con su sucesor, el papa Francisco, pero su presencia continua dentro del Vaticano después de su dimisión en el 2013 profundizó las diferencias ideológicas en la iglesia.
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Los conservadores, alarmados por decisiones progresistas de Francisco, vieron a Benedicto como el guardián de la tradición. Varias veces tuvo que decirles a admiradores nostálgicos a través de visitantes: “Hay un papa, y es Francisco”.
Benedicto XVI, profesor de piano y un teólogo formidable, admitió que era un líder débil que tuvo dificultades para imponerse a la opaca burocracia vaticana y que tropezó de crisis en crisis durante su pontificado de ocho años.
Benedicto se disculpó reiteradamente por las deficientes políticas Iglesia ante los abusos sexuales de niños por parte de miembros del clero, y aunque fue el primer papa en tomar medidas serias, sus esfuerzos no lograron detener la rápida baja de la feligresía en Occidente, especialmente en Europa.
En 2022, un informe independiente en su Alemania natal alegó que Benedicto XVI no tomó medidas en cuatro casos de abuso cuando fue arzobispo de Munich entre 1977 y 1982.
Conmocionado por el informe, reconoció en una emotiva carta personal que hubo errores y pidió perdón. Sus abogados argumentaron en una refutación detallada que él no tenía la culpa directa.
Benedicto será recordado por conmocionar al mundo el 11 de febrero de 2013, cuando anunció en latín que renunciaba y les dijo a los cardenales que era demasiado viejo y frágil para dirigir una institución con más de 1.300 millones de miembros.
“Hubo momentos de alegría y luz, pero también momentos que no fueron fáciles (...) Hubo momentos (...) cuando el mar estaba embravecido y el viento soplaba contra nosotros y parecía que el Señor dormía”, dijo Benedicto XVI en su última audiencia general, una reunión de más de 150.000 personas.
La Sede de San Pedro fue declarada vacante el 28 de febrero de 2013, cuando Benedicto se instaló en el retiro papal de verano en Castelgandolfo, al sur de Roma, mientras cardenales de todo el mundo se reunían en el Vaticano para elegir a su sucesor.
PAPA EMÉRITO
Antes de renunciar formalmente, Benedicto y sus colaboradores eligieron unilateralmente el título de “papa emérito” y decidieron que seguiría usando una sotana blanca, aunque ligeramente modificada.
Algunos en la Iglesia se opusieron, diciendo que dejó las manos atadas de su sucesor, y que debería haber vuelto a vestir de cardenal o sacerdote.
Después de la elección del papa Francisco el 13 de marzo, Benedicto se mudó a un convento reformado en los terrenos del Vaticano para pasar sus últimos años rezando, leyendo, tocando el piano y recibiendo amigos.
Rara vez volvió a aparecer en público, generalmente para las principales ceremonias de la Iglesia, aunque también hizo una visita en junio de 2020 a su hermano enfermo Georg, un sacerdote, en Baviera. Georg murió poco después, a los 96 años.
Aunque dijo que permanecería “oculto del mundo”, Benedicto no cumplió esa promesa y, en su retiro, a veces causó controversia y confusión a través de sus escritos.
En un ensayo para una revista de la Iglesia en Alemania en 2019, culpó de la crisis por los abusos de niños por parte de sacerdotes al efecto de la revolución sexual de la década de 1960, a lo que llamó camarillas homosexuales en los seminarios y a un derrumbe generalizado de la moralidad.
Los críticos lo acusaron de intentar desviar la culpa de la jerarquía de la Iglesia institucional, pero fue música para los oídos de los conservadores, que salieron en su defensa.
La confusión sobre el papel de Benedicto llegó a un punto crítico en enero de 2020 por el alcance de su participación en un libro escrito por un cardenal conservador, el que algunos vieron como un intento de influir en un documento que el papa Francisco estaba preparando.
Esto condujo a que Francisco despidiera al arzobispo Georg Ganswein, secretario de Benedicto, de un puesto de alto nivel en el Vaticano. El papel de Ganswein como intermediario entre Benedicto y el cardenal no estaba claro, y muchos creían que había manipulado a Benedicto, al cardenal, o a ambos.
El episodio provocó llamados de algunos funcionarios del Vaticano para establecer reglas claras sobre el estado de cualquier futuro pontífice que renuncie.
Francisco ha dicho que preferiría el título de obispo emérito de Roma, como sugieren algunos, si algún día renuncia. También ha dicho que no viviría en el Vaticano sino en un hogar para sacerdotes jubilados en Roma.
“VATILEAKS”
Un conservador intransigente en cuestiones sociales y teológicas, Benedicto se vistió literalmente de tradición durante su papado, a menudo llevando capas con adornos de piel y zapatos rojos en sus apariciones públicas, un marcado contraste con el estilo más humilde y realista de su sucesor.
Antagonizó a los musulmanes cuando pareció sugerir que el Islam era inherentemente violento y enfureció a la comunidad judía. Las meteduras de pata y los pasos en falso culminaron en 2012, cuando documentos filtrados revelaron corrupción, intrigas y disputas dentro del Vaticano.
El caso “Vatileaks” resultó en el arresto de su mayordomo, Paolo Gabriele, quien fue condenado por entregar documentos secretos a un periodista. Benedicto después lo perdonó, y se le dio un trabajo en un hospital propiedad del Vaticano. Murió en 2020.
Los medios especularon que el caso, que puso al descubierto las acusaciones de un grupo de presión de clérigos homosexuales que operan contra el papa, podría haberlo presionado para que renuncie. Benedicto XVI insistió en que se retiró porque ya no podía soportar el peso del pontificado, incluidos los agotadores viajes internacionales que exigía el puesto.
En una entrevista de un libro publicado en 2016, reconoció sus defectos, pero no consideró que su papado fuera un fracaso.
“Uno de mis puntos débiles es quizás la falta de determinación en el Gobierno y en la toma de decisiones. En realidad soy más un profesor, una persona que reflexiona y medita sobre cuestiones espirituales”, dijo Benedicto en el libro “Último Testamento”, del periodista alemán Peter Seewald.
“EL ROTTWEILER DE DIOS”
Nació como Joseph Aloisius Ratzinger el 16 de abril de 1927, en el pueblo de Marktl, en el sur de Alemania, cerca de Austria.
Cuando era adolescente, se inscribió a la fuerza en las Juventudes Hitlerianas durante la Segunda Guerra Mundial y los aliados lo retuvieron brevemente como prisionero de guerra, pero nunca fue miembro del Partido Nazi.
“Ni Ratzinger ni ningún miembro de su familia era nacionalsocialista”, escribió John Allen, un destacado experto en la Iglesia, en una biografía de Benedicto.
Ratzinger se convirtió en sacerdote en 1951 y llamó la atención como asesor teológico liberal en el Concilio Vaticano II, que se inauguró en 1962 y condujo a una profunda reforma de la iglesia.
Sin embargo, el marxismo y el ateísmo de las protestas estudiantiles de 1968 en Europa lo impulsaron a volverse más conservador para defender la fe ante el secularismo.
Después de períodos como profesor de teología y luego como arzobispo de Múnich, Ratzinger fue designado en 1981 para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), la oficina sucesora de la Inquisición, donde se ganó el calificativo de “El Rottweiler de Dios”.
Ratzinger y el papa Juan Pablo II acordaron que la doctrina tradicional tenía que ser restaurada en la iglesia después de un período de experimentación.
Ratzinger primero dirigió su atención a la “teología de la liberación”, popular en América Latina, ordenando el silenciamiento en 1985 del fraile brasileño Leonardo Boff, cuyos escritos fueron atacados por usar ideas marxistas.
En la década de 1990, Ratzinger ejerció presión contra los teólogos, principalmente en Asia, que veían las religiones no cristianas como parte del plan de Dios para la humanidad.
Un documento de 2004 de la oficina de Ratzinger denunciaba el “feminismo radical” como una ideología que socavaba la familia y oscurecía las diferencias naturales entre hombres y mujeres.
Como papa desde 2005, Benedicto trató de mostrarle al mundo el lado más amable de su naturaleza, pero nunca alcanzó el estatus de “estrella de rock” de Juan Pablo II ni se mostró particularmente cómodo en su pontificado.
ESCÁNDALOS
Los escándalos de abuso infantil acosaron a la mayor parte de su papado. Ordenó una investigación oficial sobre los abusos en Irlanda, lo que llevó a la renuncia de varios obispos, pero las relaciones del Vaticano con la devota comunidad irlandesa se hundieron. Dublín cerró su embajada ante la Santa Sede en 2011.
Las víctimas exigieron que sea investigado por la Corte Penal Internacional. El Vaticano dijo que no podía responsabilizarse por los crímenes de otros y el tribunal decidió no tomar el caso.
En septiembre de 2013 negó haber silenciado los escándalos. “En cuanto a que usted menciona el abuso moral de menores por parte de sacerdotes, solo puedo, como sabe, reconocerlo con profunda consternación. Pero nunca traté de encubrirlos”, dijo en una carta al autor italiano Piergiorgio Odifreddi.
Benedicto visitó su tierra natal tres veces como papa y se enfrentó a su oscuro pasado cuando acudió al campo de exterminio nazi en Auschwitz en Polonia. Llamándose a sí mismo “un hijo de Alemania”, oró y preguntó por qué Dios guardó silencio cuando 1,5 millones de víctimas, la mayoría de ellas judías, murieron allí durante la Segunda Guerra Mundial.
Un viaje a Alemania también provocó la primera gran crisis de su pontificado. En una conferencia universitaria en 2006, citó a un emperador bizantino del siglo XIV que afirmó que el Islamismo solo había traído el mal al mundo y que se extendió a punta de espadas.
Después de protestas que incluyeron ataques a iglesias en Oriente Medio y el asesinato de una monja en Somalia, el papa dijo que lamentaba cualquier malentendido que hubiese causado el discurso.
En un gesto ampliamente visto como conciliador, hizo un viaje histórico a la Turquía predominantemente musulmana más tarde ese año y rezó en la Mezquita Azul de Estambul junto al gran muftí de la ciudad.
El papa hizo un viaje a Estados Unidos en 2008 donde se disculpó por el escándalo de abusos sexuales, prometió que los sacerdotes pedófilos tendrían que irse y consoló a las víctimas de abusos.
Pero en 2009, Benedicto dio un paso en falso tras otro.
El mundo judío y muchos católicos se indignaron después de que levantó la excomunión de cuatro obispos tradicionalistas, uno de los cuales era un notorio negacionista del Holocausto. Benedicto dijo más tarde que el Vaticano debería haberlo investigado mejor.
El papa provocó además la consternación internacional en marzo de 2009, cuando dijo a periodistas en un avión que lo llevaba a África que el uso de condones en la lucha contra el SIDA solo empeoraba el problema.
EQUIPO
En el Vaticano, prefirió nombrar a hombres en los que confiaba y algunas de sus primeras designaciones fueron polémicas.
Eligió al cardenal Tarcisio Bertone, quien había trabajado con él en la oficina doctrinal del Vaticano, para ser secretario de Estado, a pesar de que no tenía experiencia diplomática. Más tarde, Bertone se vio envuelto en un escándalo financiero por la remodelación de su apartamento en el Vaticano.
Benedicto apoyó la unidad cristiana, pero otras religiones lo criticaron en 2007 cuando aprobó un documento que reafirmó la posición del Vaticano de que las instituciones cristianas no católicas no eran iglesias plenas de Jesucristo.
Los críticos vieron su papado como un impulso concertado para hacer retroceder el reloj de las reformas del Concilio Vaticano II de 1962-1965, que modernizó la Iglesia Católica en formas a veces turbulentas.
Benedicto reformuló algunas decisiones del Concilio para alinearlas más con las prácticas tradicionales como la misa en latín y el Gobierno altamente centralizado del Vaticano.
Uno de los temas a los que volvió a menudo fue la amenaza del relativismo, rechazando el concepto de que los valores morales no eran absolutos sino relativos a quienes los tenían y a la época en que vivían.
Benedicto escribió tres encíclicas, la forma más importante de documento papal, incluida la “Spe Salvi” (Salvados por la esperanza) de 2007, un ataque al ateísmo. La “Caritas in Veritate” (Caridad en la Verdad) de 2009 pidió un replanteamiento en la forma en que se dirige la economía global.
A pesar de las dificultades que surgieron por tener dos hombres vestidos de blanco en el Vaticano, Francisco desarrolló una relación cálida con el hombre que una vez fue apodado “el cardenal Panzer” y dijo que era como tener un abuelo en casa.
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