Ha pasado poco más de una semana desde que el mundo se despidió de la monarca más longeva del país británico, la reina Isabel II. Atrás quedó un reinado de siete décadas en el que la estabilidad y la tradición se erigieron como los secretos del éxito, para abrir paso a un nuevo capítulo en la historia de Inglaterra en el que la incertidumbre, los memes y las excentricidades se roban el protagonismo.
En los pasillos de Clarence House hacía tiempo que un rumor se esparcía entre los empleados reales. Nadie se atrevía a decirlo en voz alta, pero inundaba cada espacio de la residencia del entonces príncipe de Gales, Carlos III. La rebelión de los mayordomos llegó cuando, por fin, tuvieron la oportunidad de decir lo que por mucho tiempo les había estado haciendo ruido: el heredero a la corona era ‘un príncipe mimado’.
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Así lo sostuvieron varios trabajadores de la realeza en el documental Serving the Royals: Inside the Firm, realizado por Amazon Prime en 2015. Gracias a eso y a algunas apariciones en público que han dado mucho de qué hablar, para este momento la familia real es sinónimo de lujos, riquezas y excentricidades; no obstante, no es una fama que se haya ganado sola. El nuevo soberano del Reino Unido, el rey Carlos III, es el responsable de que las especulaciones se hayan convertido en algo más que un chisme de corredor.
Incluso antes de tomar su lugar en el trono, el ahora líder de la Commonwealth ya habría dejado ver algunas lujosas peticiones dignas de un Rey. Aunque pretenciosas, a nadie le sorprendió que el hijo de la fallecida monarca británica hubiese heredado sus rigurosos gustos. Tal vez sus exigencias a nivel alimenticio no sean igual de estrictas a las de su madre, pero el baño portátil que lleva a todas partes y sus cordones finamente planchados han despertado la curiosidad de muchos seguidores.
¿Es el nuevo Rey de Inglaterra tan caprichoso y mimado como lo pintan sus empleados? A continuación algunas de sus más controvertidas excentricidades.
La hora del baño Real
Si algo ha llamado la atención de la prensa nacional e internacional son las curiosas exigencias del monarca británico durante la hora del baño. Todo parece indicar que para el soberano resulta extremadamente importante disfrutar al máximo el poco tiempo que tiene para sí mismo y, por ello, no deja mínimo detalle al azar.
De acuerdo con Paul Burrell, exmayordomo de la Casa Real, en el documental Serving the Royals: Inside the Firm: “el tapón de la bañera tiene que estar en una determinada posición y la temperatura del agua tiene que estar sólo tibia en una bañera llena sólo hasta la mitad”.
No obstante, su quisquillosidad en este aspecto no ha excedido a la de su madre a quien “le gustaba que el baño lo llenasen 18 centímetros y a una temperatura de 20ºC, por lo que cada mañana la doncella tenía que ir con un termómetro especial a medirlo”, contó Ana Polo, experta en monarquía británica para un portal de noticias español.
Mimado para unos y cuidadoso para otros, lo cierto es que el servicio de crema dental también está incluido dentro de las labores del personal Real. No basta con exprimir un poco de la pasta dentrífica en el cepillo de dientes del gobernante, sino que existe una medida precisa para hacerlo. Una pulgada es la unidad de longitud que separa la perfección del desastre.
“Hace que sus ayudantes de cámara expriman una pulgada (casi tres centímetros) de pasta de dientes en su cepillo cada mañana”, contó Burrell en el producto audiovisual lanzado en 2015.
Y si el baño del Rey resulta un dolor de cabeza para todos sus empleados, habría que ahondar un poco más en sus insólitas -algunos dirían obsesivas- peticiones cuando se habla de la ropa. Hacer que el personal planche delicadamente sus pijamas no es un dato sorprendente si se compara con el hecho de que sus cordones también deben permanecer sin arrugas o pliegues visibles.
“Su pijama se plancha todas las mañanas, los cordones de sus zapatos se alisan también con una plancha”, agregó Burrell, el exmayordomo que también fungió como criado de la recordada princesa de Gales y madre de William y Harry, Lady Di.
A esto se le suman los rumores de que el monarca paga exclusivamente a dos personas de confianza para que lo vistan y lo dejen impecable para que pueda llevar a cabo sus labores como Rey. A diferencia de la fallecida reina Isabel II, a quien “se le debían dar en mano todos sus atuendos, ya que toda su ropa se guardaba en el piso de arriba”, según Burrell en el portal web ‘Yahoo’s Royal Box’.
Una dieta de miel, cereales y comida orgánica
El flamante rey Carlos III está pronto a cumplir los 74 años el próximo 14 de noviembre. Pese a su avanzada edad, durante los últimos años se ha mostrado con más vitalidad que nunca para portar la corona británica y hacerse con la regencia de una nación que es influencia económica y cultural a nivel mundial. ¿Se podrá deber esto a la balanceada dieta y a los estrictos hábitos saludables que cumple?
De un fuerte defensor de la agricultura orgánica -en 1986, el entonces príncipe de Gales anunció la reconversión de su granja de Highgrove en un lugar para el cultivo orgánico- no se puede esperar menos que prácticas alimenticias basadas en ingredientes naturales. Los quesos y los vegetales orgánicos son alimentos que, según fuentes cercanas a la familia, no pueden faltar en su dieta.
En una entrevista en 2018 con un programa de televisión australiano, la ahora reina consorte de Inglaterra Camila Parker afirmó que su esposo: “Adora la agricultura orgánica desde siempre, antes de que se hiciera popular. Le encantan los hongos silvestres y siempre hace que sus chefs vayan a Balmoral para mostrarles dónde están los mejores hongos”.
Eso sí, Parker fue enfática en dejar al conocimiento de millones de televidentes que el ajo es uno de los productos que no le agradan al monarca británico. “Odio decir esto, pero nunca usen ajo en una comida real”, sentenció en diálogo con el medio australiano.
Su título es equivalente a sus exquisitos gustos en la alimentación, pues el monarca no sólo desayuna varias piezas de las más exóticas y afrodisíacas frutas -junto con pan casero y jugo de frutas natural-, sino que sus cenas consisten en una cama de verduras acompañada de pescados finamente preparados a su gusto. Es tan fan del queso como lo es del huevo y gran prueba de ello es que en la tarde suele tomar el té acompañado de huevos cocidos. Sí, hasta a los más exigentes soberanos no pueden resistirse a las propiedades y al sabor de este común, conocido y famoso alimento.
De acuerdo con el exchef Real Graham Newbold, en el ya mencionado documental que se ha desempolvado para dar respuesta a las grandes interrogantes que rodean la vida de uno de los gobernantes más poderosos del planeta: “Dondequiera que el (antes) príncipe se traslade por el mundo, la caja de desayuno va con él. Tiene seis tipos diferentes de miel, algunos mueslis especiales, su fruta seca y cualquier cosa un poco especial con la que no sea tan exigente”.
Como si fuera poco, Newbold también reveló un dato que dejó a más de uno con la boca abierta: el personal debe mantenerse cerca suyo con una bandeja para mantener el calor por si el monarca considera que los alimentos que va a consumir han perdido la temperatura. Ni las galletas ni el queso se salvan de incluirse en esta apretada lista.
Los viajes del Rey: toda una mudanza completa
Los compromisos reales a los que el soberano debe asistir son tan numerosos como variados. Carlos ha demostrado que cuando se trata de estar cómodo y a gusto, ni siquiera llevarse el palacio de Buckingham es suficiente. Y si no que lo digan los empleados que han sido testigos de cómo el monarca ha ordenado trasladar muebles, ropa de cama e incluso un inodoro portátil de uso personal en algunos de sus viajes.
Tom Bower, respetado periodista y autor del libro ‘Rebel Prince’, dejó muy en claro entre las páginas de su creación -una biografía no autorizada del heredero de la fallecida reina Isabel- que el actual monarca es “más malcriado que rebelde”. No dudó en ratificar sus declaraciones ante el diario ‘Daily Mail’, al afirmar que: “Antes de una visita a un amigo en el noreste de Inglaterra, (el entonces príncipe de Gales) envió a su personal previamente con un camión que transportaba sus muebles para colocar en la habitación en el que residiría”.
Lo que hizo eco entre sus colaboradores es que los objetos no se limitaron a su cama ortopédica o a una pequeña radio, sino que excedieron las fronteras entre lo normal y lo obsesivo. La mudanza incluyó: “El asiento del inodoro, rollos de papel higiénico Kleenex Premium Comfort, whisky Laphroaig y agua embotellada, además de dos cuadros de las Tierras Altas de Escocia”, comentó Bower al periódico británico.
Exageración u obsesividad, todas las miradas ahora recaen sobre el rey Carlos III, quien desde que tomó su lugar en el trono no ha hecho otra cosa que protagonizar episodios controversiales que han sido ampliamente criticados.
Uno de los más recientes tuvo lugar en el acto de proclamación como Rey: se disponía a firmar el documento oficial, luego de que la reina consorte Camila y el príncipe William hicieran lo propio, pero la mesa tenía plumas y lapiceros que, según las imágenes, le incomodaron. Señaló los objetos y frunció el ceño para que sus ayudantes le dejaran libre rápidamente el escritorio en una nueva muestra de lo que algunos llaman falta de “independencia”.
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