“Bravo, Francisco”, gritaba un grupo de fieles sorprendidos de que el pontífice se detuviera a la mitad de la vía en las afueras de Calabria para saludar a un joven discapacitado.
Entre lágrimas y amplias sonrisas, los fieles estrecharon la mano de Francisco, mientras otros registraban con sus celulares el conmovedor gesto.
Este significativo acto ocurrió ayer, luego de que el papa visitara Cassano allo Jonio, feudo de la 'Ndrangheta, la temible y poderosa mafia calabresa, donde lanzó una dura condena contra el crimen organizado.