El currículum de Stefan Löfven, cuenta el Barcelona Centre for International Affairs, tiene dos grandes trabajos: el de “antiguo soldador industrial” y el de “dirigente principal del sindicato de los trabajadores suecos del metal”.
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Ambos, sumados al apoyo del Partido Socialdemócrata Sueco (SAP), fueron los pilares para que la izquierda llegara a liderar al país escandinavo en el 2014.
Entonces, lo que prometía Löfven era “fortalecer el sistema de protección social”, bajar la tasa de desempleo, así como “reducir la dependencia de la energía nuclear” y “reafirmar la muy generosa política nacional de asilo”.
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Sobre esta última política, el CIDOB anota que, para diciembre del 2014, 83.000 personas -mayoritariamente de Siria e Iraq, pidieron ser acogidos, lo que molestó al “partido nacionalista de extrema derecha” que poco a poco ganaba espacio en el liderazgo político.
“El debate politizado sobre la inmigración y su impacto en los recursos públicos viene generando tensiones sociales en la nación que ofrece uno de los más avanzados y exitosos modelos de desarrollo del mundo”, escribió el CIDOB.
Aun con esta polémica, la figura de Löfven -quien acaba de renunciar al puesto de primer ministro tras haber perdido la confianza del Parlamento y el apoyo de la izquierda por su coqueteo con la centroderecha- era muy popular.
¿Por qué? Tal vez la idea del hombre común y con un pasado difícil lo hacía tan querido por la nación.
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SUS ORÍGENES
Stefan Löfven nació el 21 de julio de 1957 en Estocolmo, y sus primeros recuerdos están marcados por una mala estrella. Luego de ser abandonado por su madre (de escasos recursos) en un orfanato, fue adoptado por una familia de clase trabajadora compuesta por un leñador y una auxiliar de la salud.
Löfven se inscribió a la Escuela de Trabajo Social y Administración Pública de la Universidad de Umeå, pero su paso fue fugaz.
Más tarde, en 1979, y luego de terminar el servicio militar, fue cerrajero y, finalmente, soldador industrial para la empresa Hägglund & Söner. En paralelo, se involucró con el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Suecia.
“En 1989 entró en la ejecutiva nacional del Sindicato Sueco de Trabajadores del Metal (Svenska metallindustriarbetareförbundet, más conocido simplemente como Metall), estrechamente ligado al SAP, y en 1995 dejó la fábrica para ejercer de negociador sindical a tiempo completo”, anota el CIDOB.
Poco a poco, Löfven fue subiendo peldaños en Metall, primero como secretario del Departamento Internacional, y, ya en el 2002, vicepresidente nacional.
En el 2003, se casó con Ulla Margareta Arvidsson.
Britannica anota que, en dos años después, Löfven se convirtió en miembro adjunto del Comité Ejecutivo del Partido Socialdemócrata Sueco; en tanto que, del 2007 al 2008, fue “presidente del grupo de revisión de la política de bienestar del partido”.
Finalmente, en el 2012, se convirtió en el líder del partido.
LO QUE SUBE, TIENE QUE BAJAR
Los resultados de las elecciones parlamentarias de setiembre del 2014 mostraron que la centroderecha había perdido crédito, dejándole el paso al SAP.
Con ello, se formó un gobierno minoritario que vio en Löfven a su nuevo primer ministro.
En su gestión la economía mejoró, pero los índices de delincuencia aumentaron –lo que alimentó las críticas de la extrema derecha-. Aun así, en el 2018, Löfven fue reelegido en el cargo.
Pero ya se vislumbraba el final político de Löfven.
“La Vanguardia” anota que si el partido comunista ganó fue porque hizo tratos con otros partidos con el fin de aislar a la extrema derecha.
“En el acuerdo se incluía una cláusula que dejaba de forma expresa a los excomunistas fuera de ‘cualquier influencia’ en la dirección política de Suecia”, escribió el medio.
La agencia AFP anota que, si Löfven mantuvo el poder, fue porque acercó “a su partido a la centroderecha”, lo que hizo que perdiera el apoyo de la izquierda.
¿A qué se refiere? AFP da un ejemplo:
“Hasta ahora, Löfven no ha logrado aplacar al Partido de la Izquierda, con 27 escaños, que rechaza la propuesta de “mercados de alquiler” que permitiría a los dueños de apartamentos fijar libremente los precios de alquiler, algo que la izquierda considera una amenaza a los derechos de los inquilinos.”
Frente a eso, la agencia EFE recuerda que, el Partido de Izquierda le había dado un ultimátum para retirar la propuesta, “una ‘línea roja’ marcada por esa fuerza cuando Löfven cerró un pacto con la centroderecha en enero de 2019”.
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