El resultado era lo de menos, lo importante para los soldados en la primera línea del frente en el este de Ucrania era poder ver, en la pausa entre dos bombardeos, la esperada final de la Europa League entre el Dnipro ucraniano y el Sevilla español.
Instalaron un viejo televisor en un sótano en Piski, un pueblo situado cerca de las ruinas del aeropuerto de Donetsk, donde los disparos con armamento pesado no cesan nunca, a pesar de la tregua en vigor desde hace más de tres meses.
“¡Goool!”, gritó con todas su fuerzas Tarik, un soldado ucraniano con la barba bien cuidada, cuando el Dnipro se adelantaba 1-0 en una final que acabaría perdiendo por 3-2 en el Estadio Nacional de Varsovia.
Pero, incluso en este momento de relajación, Tarik no se quita sus guantes negros militares. Aficionado al fútbol, sin duda, pero ante todo un soldado en guerra.
“¡Goool!”, le responde uno de sus camaradas por un 'walkie-talkie', mientras está en una trinchera a un centenar de metros del sótano, luchando contra los disparos rebeldes. Un minuto después repite el marcador, con gran alegría: “Dnipro-Sevilla, 1-0”.
Con sus gafas finas, Tarik no quita la vista de la pantalla de la televisión, rodeada de varias tuberías oxidadas en este húmedo sótano que difícilmente protege a los soldados ucranianos en la lucha con los separatistas prorrusos.
Al lado de él, Leonid, un tipo de 40 años con bigote, vestido con su traje de camuflaje, apoya al equipo de su ciudad natal, Dniepropetrovsk, capital de la región vecina de Donetsk, presa desde abril de 2014 de un conflicto armado que ha dejado más de 6.200 muertos.
En esta pequeña habitación, el calor es casi insoportable, pero los soldados ya están acostumbrados: con estufas caseras, calientan el bloque para evitar la humedad en esta casa abandonada por sus antiguos habitantes. A cubierto de las bombas, comen, descansan y ven los partidos.
Las fuerzas ucranianas todavía mantienen Piski, o al menos sus ruinas, después de ceder en enero el aeropuerto de Donetsk tras muchos meses de combate.
Los soldados revistieron las paredes y el techo del sótano con alfombras de colores, su 'Tugurio' como lo llaman de forma irónica. Además de la televisión, dos camas metálicas plegables, un hornillo situado en una bombona de gas, tazas y cucharas.
Pero en un sótano, es difícil que la señal llegue en buenas condiciones, y Leonid lucha por conseguirlo. La vieja televisión y la humedad del lugar no ayudan y es casi un milagro poder ver el partido entero.
Cuando el Sevilla anotó el tercer y definitivo gol, Tarik hundió su cabeza entre las manos. Pero la tristeza solo le duró unos segundos. “De todas maneras, el Dnipro es el mejor equipo”, se consoló antes de sonreír.
Después de escuchar el pitazo final, mientras las caras tristes de los jugadores ucranianos no dejan de salir en la televisión, Tarik toma su fusil y abandona el 'Tugurio'.
Con paso seguro, se dirige a la trinchera para relevar a su camarada que no pudo ver el encuentro.
Fuente: AFP