La identificación del origen de más de 100 millones de afrobrasileños se limitó durante mucho tiempo a su color de piel. Imposible para ellos saber de dónde venían sus ancestros. Pero 127 años después de la abolición de la esclavitud, gracias a los nuevos tests de ADN, algunos pudieron esclarecer el misterio.
“Los esclavos lo perdían todo: su apellido, su identidad... con estos tests se ha podido restablecer la conexión”, declaró a la AFP Carlos Alberto Jr, director del proyecto “Brasil: ADN África”, una serie de cinco documentales cuya ambición es “volver a unir los lazos rotos por la esclavitud”.Los tests han sido realizados por el laboratorio African Ancestry de Washington, que dispone de una base de datos de 220 etnias, y lleva a cabo los tests con muestras de saliva de las que extraen el ADN mitocondrial, que es el que transmite la madre a sus descendientes.Los 150 candidatos, la mayoría militantes por la causa de los negros, proceden de cinco estados del oeste de Brasil en los que desembarcaron en masa 4,5 millones de esclavos entre los siglos XVI y XIX: Rio de Janeiro, Minas Gerais, Bahia, Pernambuco y Maranhao. “En el siglo XIX, había ocho africanos por cada portugués. La idea es mostrar que Brasil también fue colonizado por los africanos”, y no solamente por los europeos que fueron llevados a Brasil tras la abolición de la esclavitud en el siglo XIX para “blanquear” el país deliberadamente, explica Alberto Jr.- 'Una mezcla de emociones increíbles' -La actriz carioca Zezé Motta, que hizo el papel de esclava en la película “Xica da Silva” (1976) del realizador brasileño Caca Diegues, descubrió gracias al test que sus ancestros pertenecían a la etnia yoruba.“El historiador y guionista de la película me había dicho que, a juzgar por mis características físicas, yo debía ser gurunsi, de Costa de Marfil. He vivido durante años con esta versión y de pronto, a los 70 años, un test científico me descubre que soy yoruba, de Nigeria. Fue une mezcla de emociones increíbles”, dijo la actriz.Zezé explicó que, en los años 90, durante una escala en Nigeria, había sentido una tristeza profunda que le había durado varios días. “Desde entonces durante años me he preguntado de dónde venía ese dolor. Cuando me dieron el resultado del test, comprendí que estaba relacionado” con los orígenes de mis ancestros, relató emocionada.Zulu Araujo, presidente de la Fundación cultural Pedro Calmon en Salvador de Bahia, descubrió que descendía de los tikar de Camerún, una etnia mayormente islámica.“Fue una sorpresa. Pensaba, como muchos bahianos, que era yoruba (de Nigeria o de Angola). Tuve que rehacer mi identidad en mi cabeza a los 62 años”, declaró este experto en cuestiones raciales.“En Brasil nos retiraron nuestros orígenes de forma sofisticada y brutal. Destruyeron los papeles de nuestros ancestros y cambiaron nuestros nombres. Era una estrategia perversa para mantenernos bajo su dominio”, señaló.En el marco de estos documentales, Araujo viajó a Bankim, un pueblo tikar del centro de Camerún. “Ahí pude evidenciar mis orígenes. Las similitudes físicas y culturales resultaron ser evidentes. Me reconocí en el hecho de que son extremadamente musicales”.Para él, este test servirá para decir a los afrobrasileños que sí tienen orígenes, que no son solamente hijos de esclavos, sino africanos, guerreros dignos de respeto, al igual que los europeos y los asiáticos que también fueron reducidos a la esclavitud.“Lo que me interesa de estos documentales es crear las condiciones para dejar atrás el proceso de racismo”, dijo.- Resultados a veces decepcionantes -Sin embargo, para otros afrodescendientes, como la periodista Luciana Barreto, de 38 años, los resultados del test fueron más bien sorprendentes.“Esperaba descubrir mi origen africano, de acuerdo con mi aspecto físico, pero cuando abrí el sobre, supe que era 100% indígena sudamericana. Me quedé perpleja”, afirmó.“Fue un shock y me sentí culpable. Como militante (de las causas de los negros) sabía que los indígenas habían sido masacrados y que lo siguen siendo actualmente. Me sentí culpable porque estaba luchando sólo por una parte de mí misma”, añadió, sin poder reprimir las lágrimas. “Ahora estoy esperando los resultados de la línea de mi padre. Mi hermano ya se ha hecho el test”. Como el cromosoma Y sólo se transmite del padre al hijo, el test de ADN del hermano permite seguir la linea del varón (directa) de una familia o de una etnia.En Brasil, país de 202 millones de habitantes, donde el 51,2% de la población es negra o mestiza, “los resultados del análisis del ADN intensifican mi lucha para denunciar a un país que niega su historia y el racismo. Pocos brasileños tienen un micrófono como yo, para gritar que somos racistas, que excluimos, sí, y que tenemos segregación en Brasil”, expresó Luciana.El “babalawo” (guardián de los secretos del candomblé, una religión afrobrasileña) Ivanir dos Santos, que organiza en Rio desde 2007 la marcha anual contra la intolerancia religiosa, tampoco oculta su decepción con el veredicto de test.Ivanir siempre se había considerado yoruba. “Ha salido 100% europeo por parte de mi madre, por eso estoy impaciente por conocer los resultados del ADN de la línea paterna. Sigo investigando”, dijo este hombre de 60 años.Los cinco documentales de 52 minutos, que relatan el regreso de cinco afrobrasileños a África, entre ellos Araujo, serán difundidos a partir de septiembre (https://cinegroup.com.br/2014/07/brasil-dna-africa/).