Buenos Aires (GDA/ La Nación de Argentina) .-El caso de tres niñas argentinas, que estuvieron secuestradas desde el 2010, ha causado conmoción. Sus edades eran 4, 12 y 13 años. Ellas lograron escapar de una casa de Monte Chingolo, al sur de Buenos Aires.
Los torturadores fueron identificados como Graciela Ledesma, quien es madre de seis niños, y Jorge Ruso, quien sería tío de la mujer. Ambos profesan el culto umbanda, que tiene sus orígenes en Brasil y cree en las divinidades africanas sin dejar del lado al dios cristiano. La pareja fue acusada de lesiones graves, corrupción de menores, explotación sexual agravada, trata de personas agravada y reducción a la servidumbre agravada.
Como respuesta, Ledesma y Ruso negaron todo ante el fiscal, Jorge Griecco, alegando que siempre las trataron bien y no entendían por qué los acusaban.
Griecco relató, consternado, que “Las nenas dormían en el piso, a la intemperie. Estaban desesperadas por salir. No me entra en la cabeza que sufran tanto dolor”.
Las pequeñas lograron escapar gracias a una vecina, luego fueron llevadas a la comisaría donde se les tomó sus declaraciones y fueron alojadas en la casa de uno de los efectivos, hasta su traslado a un hogar en la ciudad de La Plata.
Fuentes de la investigación manifestaron que las menores de edad permanecían en la vivienda “sin oportunidad de educarse, sin poder salir, reducidas a explotación sexual y laboral” y expresaron que “las tenían de rodillas cuando se negaban a realizar lo que se les pedía”.
“Las niñas fueron rapadas, las dejaban en el patio en invierno y les tiraban agua helada”, dijeron los informantes, y sostuvieron que “les pegaban trompadas y patadas, con un palo con pinches, y las quemaban con tijera y tenedor, que previamente eran pasados por aceite hirviendo”.
El policía que alojó a las niñas, David Quijano, expresó que en declaraciones al canal Todo Noticias (TN) que “las chicas estaban desnutridas, muy golpeadas”.
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