El ruido sordo de lo que parecía ser un disparo llenó el lugar. Las paredes descascaradas y los baldosines rotos, manchados de gotas de sangre, eran los únicos testigos de aquella gran tragedia. Con su aliento entrecortado y las manos esposadas, el actor y presentador Luis Ríos le pidió ayuda a su amante, Darío Caballero, para que no lo dejara morir.
Con el corazón a mil por hora y la angustia recorriendo sus venas, Caballero hizo todo lo posible para llamar a una ambulancia y salvar al amor de su vida. O por lo menos eso fue lo que argumentó repetidas veces ante la Fiscalía.
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Así fueron los últimos momentos de uno de los presentadores de televisión más queridos de Paraguay, quien falleció la tarde del 17 de septiembre de 2003 en una sucursal abandonada de la entidad financiera Multibanco, entre la Avenida Artigas y la calle Molas López, en Asunción, la capital de Paraguay.
El caso, que llenó los titulares de varios medios de comunicación paraguayos e implicaba a dos guardias de seguridad, a la esposa de uno de ellos y a un exitoso comunicador, hizo que el país se conmocionara por una de las historias más oscuras.
Luis María Ríos Riveros: el brillo de una nación
Hacer reír a la gente no es un trabajo fácil. De hecho, hay quienes dicen que es más difícil la comedia que el terror y por eso los trabajos en los que sacar una sonrisa es el principal objetivo se pueden considerar algo para valientes.
Y Luis Ríos ciertamente fue uno de ellos. Nacido en Asunción el 11 de abril de 1967, el joven logró cautivar a más de uno debido a su físico y carisma.
Con su sonrisa blanca, ojos pequeños y personalidad radiante, el actor logró llenar de felicidad los corazones de cientos de paraguayos que lo acompañaron en su carrera durante muchos años.
Todo comenzó en 1984 cuando conoció los reflectores por primera vez gracias a su papel como arlequín en el clásico de Shakespeare, ‘Hamlet’. Desde entonces, fue adentrándose al mundo del teatro y poco a poco ganó su lugar en el gremio, participando en grandes trabajos teatrales como ‘El globito’, ‘Sueño de una noche de verano’ o ‘El duende a rayas’, las cuales fueron grandes obras aclamadas por la escena cultural paraguaya.
Asimismo, otro de sus grandes trabajos fueron las comedias ‘Zapping’ ‘Zapping II’ y ‘Holachiquilichingui’, en la que estuvo acompañado por la actriz y productora Eliana Delgadillo.
Años después, en 1993, también presentó junto a los artistas Félix Fleitas, Juan Carlos Cañete, Regina Banchero y Mónica Pérez obras como ‘El Principito’, ‘Divorciadas, evangélicas y vegetarianas’ o ‘La vuelta al mundo en 80 días’.
Para esa época, el actor estaba en su mayor apogeo. Su nombre resonaba en la farándula del país y los medios aclamaban su gran talento, especialmente por las apariciones que tuvo en varias telenovelas. Bajo este contexto, se le dio la oportunidad de participar como jurado en varios programas de supervivencia y adicionalmente fue locutor en varios programas de radio.
En enero de 2001, empezó su ciclo en el programa ‘De boca en boca’ emitido por la emisora paraguaya ‘Radio city’ y posteriormente trabajó como conductor de ‘Atrapados’ en su versión radial por la emisora 1000 AM.
Pero, lastimosamente, el sueño artístico de este joven terminó a sus 36 años, cuando un encuentro que debía ser amoroso y pasional terminó en tragedia.
Un fatídico encuentro
Era un miércoles soleado cuando Luis terminó de locutar en ‘Atrapados’. Horas antes, había quedado de encontrarse con una de las personas más importantes de su vida: Darío Alejandro Caballero.
Desde hace unos meses, los dos habían mantenido una relación en secreto, fuera de las cámaras y el mundo del entretenimiento. Para ese entonces, Caballero tenía 23 años -13 años menos que Ríos- y prestaba sus servicios como guardia de seguridad para la compañía Multibanco. Estaba casado, no tenía hijos y, desde hace un tiempo, engañaba a su esposa con la celebridad.
Ahora bien, a pesar de que Luis gozaba de una gran estabilidad financiera, Darío, por su parte, tenía bastantes deudas que cubrir, razón por la cual le había pedido a su amante dinero prestado.Según las investigaciones posteriores, la Fiscalía dijo que el monto que le había solicitado era menor a un millón de guaraníes.
Sin embargo, a pesar de tener buenos ingresos, Ríos no contaba con esa suma de dinero y le fue imposible conseguirla tan rápido. A cambio, decidió comprar una billetera para llevarla a modo de disculpa al hombre que amaba.
Y efectivamente. La cita era a las 3:00 p. m. en los baños del abandonado edificio de Multibanco en Asunción, lugar en donde se encontrarían para intercambiar los bienes, pero, en cambio, el guardia fue sorprendido con algo totalmente distinto.
Las dos balas que terminaron con la vida del actor
Lleno de rabia e impotencia por la situación, el joven se giró, dispuesto a salir del baño. Según los testimonios dados ante los tribunales, en ese momento se sentía enojado por lo que su pareja había hecho: darle algo material en vez de la suma de dinero pedida.
Fue en ese momento cuando Luis decidió abrazarlo por la espalda, evitando que se fuera mientras le decía palabras de amor. Pero eso no fue suficiente para protegerlo de las dos balas que pondrían un punto final al guion de su vida.
Con rapidez y sin pensarlo dos veces, Caballero desenfundó su arma y le disparó al aclamado artista. El primer disparo lo recibió su brazo derecho, para luego atravesarlo e incrustarse en el pecho de la víctima, generando así una perforación en sus pulmones.
Pero el impacto fue tal que dio un traspié, cayó al suelo y en un par de segundos recibió un segundo tiro. Esta vez en su rostro, más puntualmente en el pómulo. A pesar de ello, la perforación en los pulmones fue la verdadera causa del fallecimiento.
El sonido ensordecedor de los disparos hizo que la alarma del lugar se disparara, pero rápidamente fue desactivada por el victimario. Fue entonces cuando lo ató a una silla, preocupado de que pudiese levantarse en cualquier momento. Una vez asegurado, salió del baño, desactivó la alarma y a su vez se encontró con Elvio Riquelme, el guardia que venía a suplir su turno.
Asustado, Caballero le dijo que accidentalmente había herido a un civil y que necesitaba ser socorrido. Pero no era una ayuda convencional. Mientras Luis daba sus últimos respiros, Elvio le espetó que llamara a una ambulancia, que no lo dejara morir allí. Su testimonio también indicó que Ríos alcanzó a suplicarle lo mismo, razón por la cual Darío fingió hacerlo, evitando que alguno de los dos pudiese hacer algo más.
Pero Riquelme era inteligente y sabía que su compañero estaba fingiendo. “Voy a ir a comprar un cuchillo y con eso le voy a matar en silencio”, dijo, con la excusa de poder escaparse de aquel lugar.
Una vez fuera, corrió hacia la casa de sus tíos y alertó a las autoridades sobre la situación. Al mismo tiempo, Darío ya se había dado cuenta de su traición y decidió llamar a su esposa Antonella Noemí Campos para que lo ayudara a ocultar el cadáver.
Cuando la mujer llegó, Darío le pidió que fuera al supermercado Ycuá Bolaños, el cual se encontraba a menos de cinco minutos, con el fin de comprar bolsas de basura, cintas de embalaje y otras cosas más. Llena de preguntas, Campos salió y volvió con lo encargado, para luego encontrarse con un hombre muerto amarrado en el baño.
Su esposo le dijo que Riquelme había sido el verdadero responsable de la tragedia, pero que a ellos les correspondía esconder el cuerpo.
No obstante, esto jamás se llevó a cabo, pues a las 8:00 p. m., cuando la noche ya había caído, las autoridades allanaron el lugar, capturando a los dos sospechosos del acto.
La sentencia: 14 años de prisión
La Policía logró demostrar que Darío Caballero fue el autor del crimen, debido a que se comprobó que ambas manos del guardia tenían rastros de pólvora, por lo que no quedaron dudas que fue él quien disparó. Además, las cámaras de seguridad mostraron la llegada de Luis Ríos y toda la secuencia que se dio en la noche del 17 de septiembre.
El Tribunal de Sentencia condenó a Caballero a 14 años de prisión por homicidio simple y a su colega, Elvio Riquelme, lo sentenció a un año de cárcel por omisión de auxilio.
“En lo que guarda relación con el ensañamiento con el que supuestamente actuaron los condenados, cabe señalar que de acuerdo con los hechos probados en juicio, los procesados no han torturado ni sometido a la víctima a graves dolores que aumenten su sufrimiento y la supuesta tortura sicológica alegada por la querella no es tal, desde el momento en que no se ha probado que los condenados hayan proferido humillaciones”, se escribió en el fallo, explicando el por qué de los años de prisión.
Las penas, que fueron confirmadas por la Cámara de Apelación y la Corte Suprema de Justicia, se cumplieron en la cárcel de Tacumbú.
Aun así, en septiembre de 2017, el guardia de seguridad cumplió con su condena y desde entonces ha permanecido fuera del ojo público.
Por otro lado, Antonella Noemí Campos, pareja del asesino, fue desvinculada totalmente del caso debido a que solamente alcanzó a llegar a la escena del crimen, casi que al mismo tiempo que la Policía.
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