¿Cómo una muchacha chilena que soñaba con ser veterinaria terminó siendo una agente de la dictadura de Augusto Pinochet e involucrándose en la muerte y desaparición de quienes se oponían al régimen?
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Hoy que se autorizó que Adriana Rivas sea extraditada a Chile, recordamos la historia de quien fue parte de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), “responsable de la tortura” de miles de personas.
Rivas, claro, niega haber sido parte de los vejámenes y afirma no tener idea de que eso sucedía en la institución para la que trabajó desde 1973 hasta 1976.
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Así lo recuerda la BBC, que anota que ella violó su libertad condicional y huyó hacia Australia en el 2011.
¿Fue o no una de las torturadoras durante el gobierno de Pinochet? Para la justicia australiana, la acusación de haber desaparecido a siete personas -incluidas una mujer embarazada- parece ser suficiente para enviarla de regreso a su país.
Según el portal BioBio Chile, el fallo todavía puede ser apelado.
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¿GUSTO POR LA VIDA FÁCIL?
De Adriana Rivas -quien está tras las rejas de una cárcel en Sídney desde el 2019- se presume que fue parte de la Brigada Lautaro, unidad dedicada al exterminio y que formaba parte de la DINA. Allí, fue la secretaria de Manuel ‘Mamo’ Contreras -creador del plan Cóndor-, quien fuera el director de la policía secreta de Pinochet.
Desde allí habría participado en el secuestro agravado de Víctor Díaz, quien en 1976 oficiaba de subsecretario del Partido Comunista. También habría sido parte de la desaparición de Fernando Navarro, Lincoyán Berríos, Horacio Cepeda, Juan Fernando Ortíz, Héctor Veliz y Reinalda Pereira.
Pero Rivas lo niega.
“Cuando leí mi caso casi me caí muerta porque nunca pensé que mis compañeros podían hacer las cosas que declararon”, se excusa en el documental “El pacto de Adriana”.
En esa misma cinta, ella contó que su paso por la DINA se caracterizó por “misiones de seguridad menores” y codearse con la clase alta chilena.
“Como yo, gracias a Dios, era bonita, tenía un buen cuerpo, un buen trato, buena modulación, entonces yo tenía clase. Sabía tratar, sabía comer, podía ir a cualquier parte e iba a pasar por uno de ellos”.
Y agrego: “¿Por qué te digo que son los mejores días de mi vida? Porque esa parte estaba vetada para nosotros. Esa parte de la vida de los ricos estaba vetada para mí. ¿Tú crees que yo habría podido si hubiese sido secretaria ejecutiva, haber ido a almorzar al Palacio Cousiño? Pero yo la viví, yo estuve ahí”.
En 1978, Rivas partió hacia Australia con su esposo. Allí vivió al este de Sídney y, tal como lo anota el portal BioBio Chile, trabajó “durante 30 años” en “limpieza y cuidado de niños”.
En un viaje de regreso a Chile, en el 2006, fue detenida.
¿Por qué? Habían testimonios que daban fe del complicado temperamento de Rivas.
La BBC señala que “Jorgelino Vergara, el ‘mocito’, quien trabajaba como mozo en el cuartel Simón Bolívar, donde operaba la Brigada Lautaro, cuenta detalles de los comportamientos de su tía, a quien en una oportunidad tuvieron que quitarle un detenido porque casi lo mata a golpes”.
“No la vi matar gente, pero torturó al extremo de que quedó moribunda. Después llegó la teniente Calderón y le puso el tiro de gracia, una inyección de cianuro a la vena”, declaró Vergara.
LAS PERLAS DE LA TÍA ‘CHANY’
“Conocida por su crueldad extrema, Adriana Rivas González se desempeñó como secretaria del considerado principal criminal de la dictadura, Manuel ‘el Mamo’ Contreras, quien murió mientras purgaba más de 400 años de prisión”, escribe al respecto el portal de noticias Infobae.
¿Será que la agente de Pinochet logró timar a medio mundo y disfrazarse como cuidadora de niños?
“La Vanguardia” recuerda que no es que Rivas mantuviera un perfil bajo o no dieran cuenta de sus posturas polémicas.
“En una entrevista en 2013, al conmemorarse los 40 años del golpe de Pinochet, Rivas defendió la tortura como método necesario para extraer información en una entrevista con la emisora SBS Spanish”, apunta el medio.
Y añade que “entonces, la chilena comentó que las torturas en su país durante el régimen de Pinochet eran ‘un secreto a voces’, y las calificó de técnica ‘necesaria’ para ‘quebrantar a la gente’”.
Sus deseos de estudiar veterinaria cuando fue más chica se habían diluido completamente. Sin querer, cuando su padre le prohibió estudiar en la universidad y la mandó a estudiar secretariado a un instituto, le marcó la vida.
Después de eso, fue reclutada para el Ministerio de Defensa, como secretaria de la Dirección Nacional de Rehabilitación, una forma de encubrir su trabajo en la DINA.
¿Por qué fue elegida?
“Como yo sabía inglés, me pusieron a traducir lo que llegaba en microfilm, todos los mensajes entre bandos comunistas que se pillaba en los allanamientos”, confesó Rivas en “El pacto de Adriana”.
Luego tuvo la oportunidad de convertirse en agente de inteligencia. “Yo había leído un montón de libros de León Uris, que trataba mucho de agentes árabes y dije, por qué no”, recuerda en el documental.
Infobae anota que, según el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, “en mayo de 1976, la DINA dirigió una operación contra el Comité Central del Partido Comunista, conocida como ‘caso Calle Conferencia’”.
“El lugar fue ocupado por agentes que llevaron a cabo una acción conocida como ratonera, aparentado normalidad con el objetivo de detener a las personas que se presentaran. Fue así como Mario Zamorano Donoso, Onofre Muñoz Poutays, Uldarico Donaire Cortez, Jaime Donato Avendaño y Elisa del Carmen Escobar Cepeda; fueron secuestrados y posteriormente trasladados hasta Villa Grimaldi, desde donde se perdió su rastro hasta el día de hoy”, explica el Museo.
Allí, en la DINA, fue donde trabajó Rivas, y bien dice el dicho: quien no cae, resbala.
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