En otras circunstancias es bastante probable que el Comunicado Conjunto No.37 de la mesa de negociaciones entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia, publicado este sábado, habría sido saludado unánimemente como una gran noticia y un paso gigantesco en la búsqueda de la paz.
Después de todo, en el comunicado ambas partes reconocen tener responsabilidades para con las víctimas del conflicto armado colombiano, que los derechos de éstas no son negociables y que ambas están en la obligación de resarcirlas.
Y aunque esta no es la primera vez desde el inicio de las conversaciones en la que las FARC se reconocen como covictimarios, en esta ocasión no lo hacen en declaraciones a la prensa, sino en un documento oficial.
“No vamos a intercambiar impunidades”, prometieron además los negociadores, quienes desde noviembre de 2012 trabajan para intentar ponerle fin al conflicto más antiguo del hemisferio occidental.
Y para tranquilidad de las víctimas, entre los “principios rectores” que deberán guiar la discusión sobre el tema, también se acordó la necesidad de la participación de sus representantes en la mesa de negociación.
El anuncio, sin embargo, se produce en plena recta final de unas elecciones que han sido presentadas como una especie de referendo sobre los diálogos que se llevan a cabo en La Habana.
Y, en esas circunstancias, un acontecimiento sin dudas histórico ha sido recibido con sospecha y algo de escepticismo por algunos sectores de la población.
“ANUNCIO POLÍTICO”Parte del problema es que, a lo largo de la campaña, la promesa de la paz representada por los diálogos de paz en Cuba han sido la principal baza del presidente Juan Manuel Santos en sus intentos por quedarse en la Casa de Nariño.
Mientras que su rival, Oscar Iván Zuluaga, pasó de prometer la inmediata suspensión de las pláticas, iniciadas por Santos, a declararse partidario de una paz negociada siempre que las FARC acepten una serie de condiciones que garantizaran “paz sin impunidad”.
En ese contexto, algunos han interpretado la promesa de “no intercambiar impunidades” como un intento por desarmar a Zuluaga.
Y el momento elegido para el anuncio –a casi a una semana de los comicios y sólo un día después de la publicación de una encuesta que ponía al candidato del opositor Centro Democrático por delante de Santos en intenciones de voto– seguramente reforzará esa convicción, aunque uno de los principios de las negociaciones de La Habana siempre ha sido el de avanzar con independencia de lo que suceda en el país.
“Simplemente es un anuncio político”, dijo por ejemplo el expresidente Álvaro Uribe, el principal valedor de Zuluaga y un fuerte crítico del proceso de paz.
“Ahí no hay reconocimiento del terrorismo a sus víctimas, (más bien) crean una comisión para definir víctimas del conflicto”, dijo en declaraciones a la emisora local RCN, en referencia al anuncio de la creación de una comisión histórica.
Y la necesidad de “esclarecer lo sucedido a lo largo del conflicto, incluyendo sus múltiples causas, orígenes y sus efectos”, reconocida en el acuerdo, también fue objeto de críticas de los que se oponen al proceso, presentándola como un intento de las FARC por reescribir la historia para evadir su responsabilidad.
IMPACTO ELECTORALLas víctimas del conflicto, sin embargo, celebran el acuerdo. Y no son pocas las voces que no han dudado en calificarlo de histórico.
La realidad de un conflicto que ha dejado más de seis millones de víctimas quizás debería llevar a los rivales de Santos a no desestimar el significado del nuevo paso en la negociación.
Pero, al mismo tiempo, los colombianos saben que del dicho al hecho siempre hay mucho trecho, en especial en lo que tiene que ver con las FARC.
Y eso significa que el impacto del anuncio sobre los comicios es difícil de determinar.
Efectivamente, tanto los que apoyan el proceso de La Habana como los que lo adversan hace rato tomaron posiciones del lado de Santos y Zuluaga, respectivamente.
Y, en esas circunstancias, la pregunta es entonces cómo interpretarán el anuncio aquellos que apoyan la idea de negociar con las FARC pero nunca han sido muy optimistas de las posibilidades del proceso, quienes podrían ser los llamados a decidir la elección.
El presidente Santos claramente espera que el anuncio aumente su confianza en el diálogo de La Habana y que además concluyan que estando tan cerca de puerto no es conveniente poner las pláticas en riesgo y tampoco cambiar de timonel.
“¡Avances sobre reconocimiento y tratamiento a víctimas así como agilización del proceso de paz son grandes noticias!”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter una vez que se hizo público el comunicado, en el que también se anunció la creación de una comisión para avanzar paralelamente en la discusión del quinto y último punto de agenda: la terminación del conflicto.
Pero Oscar Iván Zuluaga probablemente esperará que las nuevas promesas no basten para tranquilizar a los escépticos. O que estos concluyan que él podría terminar el trabajo iniciado por Santos y ofrecer mayores garantías de esa “paz sin impunidad” prometida en el comunicado.