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Ya se sabía que ésta iba a ser una semana especial para el proceso de paz en Colombia.
Pero probablemente nadie anticipaba que fuera a resultar tan importante como se está anunciado.
El miércoles se cumplirán exactamente dos años de la primera ronda de conversaciones en La Habana entre gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Pero en lugar de conmemorar la ocasión destacando los avances en el proceso –como las partes muy probablemente tenían planeado– las conversaciones enfrentan su mayor crisis a la fecha, como resultado de la reciente captura de un general del ejército y dos acompañantes por parte del grupo guerrillero.
El secuestro –como está llamando a la acción el gobierno– motivó la suspensión de las conversaciones “hasta tanto no se aclare (la situación) y se liberen estas personas”, en las palabras del propio presidente Juan Manuel Santos.
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(Foto: Reuters)
Y ahora toda Colombia, y buena parte del mundo, se está preguntando qué otras consecuencias podría tener lo ocurrido en el noroccidental departamento de Chocó este domingo por la tarde.
En la balanza
La respuesta es, por una vez, tremendamente sencilla.
Una rápida liberación del general Rubén Darío Alzate y sus acompañantes vendría a confirmar que la voluntad de paz de las FARC es real y hasta podría fortalecer el proceso.
Pero si algo llegara a pasarle al militar –el de más alta graduación jamás capturado por la guerrilla en más de 50 años de conflicto– Santos muy probablemente se vería obligado a cancelar definitivamente las conversaciones.
Y, para mientras, cada día que pase con Alzate en poder de los guerrilleros le aumentará cada vez más presión a unas conversaciones que han acercado a Colombia como nunca antes la posibilidad de una paz negociada, pero que siguen siendo vistas con mucho escepticismo por la mayoría de los colombianos.
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(Foto: Reuters)
De hecho, no deja de ser sintomático que el primero en dar la noticia de la captura del general fuera la persona más crítica de las negociaciones de paz: el expresidente Álvaro Uribe, a través de su cuenta de Twitter.
Aunque hay que hacer notar que los llamados a suspender temporalmente las pláticas mientras las FARC no liberen a Alzate rápidamente se hicieron oír desde casi todos los lados del espectro político una vez se confirmó la noticia.
Un asunto de tiempo
El problema, sí, es que en este tipo de situaciones “rápido” no significa lo mismo para las FARC, la opinión pública colombiana y el gobierno.
Por un lado, los reportes sobre la captura de Alzate y sus acompañantes sugieren que estos fueron capturados por milicianos de las FARC, y las comunicaciones entre estos y el Secretariado de la organización –que tendría que tomar la decisión final– muy probablemente tome tiempo.
Mientras que una liberación con garantías tampoco es algo que se organice de la noche a la mañana, especialmente con las fuerzas armadas colombianas avocadas a operaciones de rescate en la zona, como lo están haciendo.
Y también existe la posibilidad de que las FARC quisieran utilizar la situación para intentar forzar el cese al fuego bilateral al que siempre se ha opuesto el gobierno, o negociar otras concesiones.
Esto último, sin embargo, sería potencialmente grave y muy probablemente contraproducente.
Y no sólo porque prolongaría la retención de Alzate y sus compañeros aumentando exponencialmente los riesgos.
El tema también es que como condición para el inicio de las conversaciones de paz las FARC prometieron renunciar al secuestro.
Y aunque el grupo guerrillero insista en que esa promesa sólo aplica a civiles, y que la captura de militares y policías es algo a lo que tienen derecho “bajo las leyes de la guerra”, la inmensa mayoría de los colombianos no está de acuerdo.
Además, el general no fue capturado en una acción de combate, sino cuando visitaba un caserío del Chocó vestido de civil, desarmado y sin mayor escolta (y entre los capturados con él se encuentra una civil funcionaria del Ministerio de Defensa).
Lo que significa que las FARC sólo podrán “justificar” su captura como una acción bélica con muchas dificultades y por un reducido tiempo.
Y con cada hora y días que pase Colombia se alejará un poco más de la posibilidad de la paz hacia la trágica continuación de la guerra.
La captura, retención o secuestro del general Alzate es sin lugar a dudas una verdadera bomba de tiempo.