La Habana, EFE
El proceso de paz colombiano entró en una fase trascendental. Un nuevo ciclo de negociación abre el debate sobre las víctimas del conflicto y contará con la participación de afectados en la mesa de negociaciones, a partir del próximo sábado.
Los delegados del Gobierno y de las FARC reanudaron la negociación tras un obligado receso de semanas con motivo de las elecciones presidenciales en Colombia, durante el cual mantuvieron reuniones preparatorias para acordar los mecanismos de asistencia de las víctimas a las conversaciones.
Los negociadores del Gobierno, encabezados por el ex vicepresidente, Humberto de la Calle, no ofrecieron declaraciones a su llegada al Palacio de Convenciones de La Habana, el cual ha sido sede permanente de los diálogos desde noviembre del 2012.
El número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, alias Luciano Marín Arango, sí se dirigió a los medios para asegurar que el proceso entra ahora en un tema trascendental.
“Este asunto es muy importante porque nos va a entregar las claves para desbrozar el camino hacia la reconciliación de la familia colombiana”, indicó Márquez, tras pedir a todos los colombianos que dejen atrás los sentimientos de odio y de venganza.
El jefe guerrillero consideró que la sociedad colombiana debe “disponer el espíritu para la humildad, para escuchar, para el perdón”, ante un punto que se prevé de los más complejos y sensibles de la agenda que persigue la paz en el país.
LA VOZ DE LOS AFECTADOSEn su recorrido hasta este punto, el gobierno y la guerrilla lograron acuerdos parciales en tres de los cinco temas que componen la agenda de negociación: tierras y desarrollo rural, drogas y cultivos ilícitos y participación política de los guerrilleros.
El debate estará marcado por la participación de las víctimas, tanto en la mesa de negociación como a través de las propuestas resumidas en un documento de 13 puntos, fruto de los foros con afectados de la violencia realizados en Colombia en las últimas semanas.
Esos eventos, organizados por la ONU y el Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional (UN), a petición de la mesa de La Habana, contaron con la asistencia de más de 3.200 víctimas directas de un conflicto que, según datos del Centro de Memoria Histórica, ha dejado 220.000 muertos, 25.000 desaparecidos, 5,7 millones de desplazados y 27.000 secuestrados.
Según lo acordado, en cada uno de los próximos cinco ciclos y desde el 16 de agosto, participará una delegación de víctimas integrada por doce personas como máximo y seleccionada por la ONU y la UN buscando una representatividad entre los afectados por la guerrilla, los paramilitares o el Estado.
Como compromiso, el Gobierno y las FARC han manifestado que no se intercambiarán impunidades en La Habana, una premisa en la que parecen coincidir al margen de otras tantas contradicciones que aún enfrenta el proceso.