El boliviano Miguel Huallpara tuvo que cerrar su tienda de cotillones en La Paz al quedarse sin clientela por la cuarentena, pero no se ha rendido ante el temido virus que, por el contrario, le dio una nueva idea para mantener a su familia mediante la venta de unos simpáticos títeres del coronavirus.
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Con un sombrero que lleva adheridos tres muñecos de color verde y otros más envasados en bolsas individuales que le cuelgan del cuello a modo de collar, Huallpara suspendió por unos minutos la venta callejera para conversar con Efe.
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“Mi lema es que si el coronavirus me derrumbó, también tiene que levantarme, volverme a poner a flote vendiendo y sacar algo de dinero con esto”, manifestó el emprendedor.
Huallpara, de 40 años, llevaba una década en el negocio de los cotillones y piñatas que elaboraba en su pequeño taller familiar junto a su esposa, hasta que la emergencia sanitaria obligó a suspender eventos masivos, como las fiestas en las que sus creaciones eran requeridas.
Con las restricciones por la cuarentena y la consecuente falta de clientes, el artesano se vio obligado a cerrar la tienda que tenía en la calle paceña Illampu, donde suelen abundar ese tipo de negocios.
Padre de cuatro hijos de entre 2 y 15 años, tenía que ver la forma de seguir manteniendo a su familia, hasta que finalmente se impuso el ingenio.
“En la familia, con mi hijo mayor y mi esposa nos pusimos a pensar, en la hora del almuerzo dijimos qué hacemos y surgió la idea de pronto de hacer un títere de coronavirus. Y salió bonito y le agrada a la gente”, comentó.
UNA VENTA EXITOSA
Los muñecos están hechos de tela polar verde, tienen forma redonda y con los picos que caracterizan al virus, además de una manga gris para manejar el títere con la mano.
Los dientes blancos y los ojos amarillos están hechos de foamy o goma EVA, mientras que el amenazante ceño fruncido es de peluche verde.
El artesano los hace en su taller en casa con ayuda de su esposa y también de su hijo mayor.
Huallpara comenzó a venderlos desde el pasado lunes en los alrededores de la avenida Mariscal Santa Cruz, la arteria principal del casco histórico paceño, con un coste equivalente a 1,4 dólares.
“A la gente le agrada. Al principio no, pero ahora les agrada, se llevan como recuerdito para sus niños”, explicó.
Consciente de la importancia de la bioseguridad, el emprendedor lleva el rostro protegido por una mascarilla blanca y al momento de vender cada títere saca primero un pequeño rociador para desinfectar las bolsas, al igual que el dinero que recibe o que entrega de vuelta.
Bolivia se encuentra en estado de emergencia sanitaria por la pandemia del SARS-CoV-2, con una cuarentena que se ha ido alargando por fases desde que se declaró en marzo al aparecer los primeros casos.
Fuente: EFE
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