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La Habana, EFE
El primer día en el que Cuba aplica las nuevas medidas aduaneras transcurrió con normalidad y con mensajes de conformismo entre los viajeros que llegaban hoy en vuelos a la isla, un ambiente que contrasta con el clima de malestar local y las críticas que cosecharon estas normas en algunos medios cubanos.
“Todo bien. Sin problemas” era la respuesta más habitual esta mañana entre los pasajeros que llegaban en los primeros vuelos charter desde Miami, la mayoría de ellos cubanos residentes en EE.UU., que viajan a la isla con cierta frecuencia y generalmente cargados de regalos para sus familiares.
Cuba aplicó hoy nuevas medidas aduaneras que imponen nuevas restricciones para los viajeros en la entrada de bienes al país, normas que han sido vistas por muchos ciudadanos cubanos como un obstáculo más en la difícil tarea de adquirir en la isla artículos como ropa, productos de aseo o electrodomésticos.
Se trata de una de las medidas del Gobierno de Raúl Castro más polémicas y contestadas de los últimos años y que ha levantado críticas incluso desde la propia prensa oficial, que en la última semana dedicó numerosos artículos al asunto, al considerar esta norma desproporcionada y alejada de la realidad.
Algunos de estos medios opinaron que los cambios aduaneros no atajan el problema de raíz, que es el desabastecimiento de productos básicos de alimentación e higiene, ropa o aparatos electrónicos, así como su elevado precio en las tiendas estatales.
Sin embargo, la mayoría de los viajeros expresaba hoy su conformismo con las nuevas normas, ya que se mantiene invariable el límite de peso del equipaje personal que pueden introducir a la isla, 25 kilogramos libres de impuestos, que se pueden ampliar en 100 kilos más con el pago en aduana de 1.000 pesos cubanos, unos 50 dólares.
“Vengo con el peso de equipaje permitido y sin ningún problema. Allí en Miami estaban todos encendidos con lo que pensaban que iba a ser; pero yo no creo que estas medidas afecten para futuros viajes”, contó a Efe Carlos Hernando, cubano de 55 años residente en Miami.
Para Vidal Valdés, otro cubano residente en EE.UU., las nuevas medidas “son lógicas” y responden a la necesidad de Cuba de “defender su mercado interno como hacen todos los países del mundo” y atajar el problema de las “mulas”, personas que se dedican a “hacer negocio” con productos que traen del exterior.
Valdés indicó que por una bicicleta que traía de regalo para su nieto pagó más en Miami que en Cuba. “Por sacarla de Miami tuve que pagar 170 dólares y aquí sólo he tenido que pagar 25”, dijo.
Por su parte, Silvio Probón, residente en Miami que viaja a Cuba varias veces al año, cree que las nuevas medidas se ajustan a la realidad y que imponen límites claros que marcan la diferencia entre el simple viajero y el que introduce bienes para contrabando.
“Tú sabes que no puedes traer 30 pares de zapatos, pero es que cualquier persona que sea un trabajador no tiene tantos zapatos”, precisó.
Sin embargo, una de las quejas más extendidas sobre esta norma es el aumento del precio en aduana por aparatos electrónicos, costo que en la mayoría de los casos se ha encarecido hasta en 100 dólares; de manera que introducir un televisor de 32 pulgadas cuesta ahora 250 dólares, cantidad que asciende a 400 o 500 dólares para televisores de mayor tamaño.
“Es la primera vez que traigo un televisor y me han cobrado 500 dólares en la aduana aquí y 190 allá. Primera y última vez que traigo un televisor”, contaba un pasajero.
“Ahora si vienes con una laptop también tienes que pagar, cuando antes si solo traías uno se consideraba equipaje personal y no pagabas”, se lamentaba otro viajero Ramón, de 38 años, residente en Miami desde hace ocho.
También arremetió contra la medida un joven que traía a la isla un sistema de alarma para la casa, por el que tuvo que pagar en la aduana 500 dólares, tanto como su precio en la tienda.
A pesar de estas quejas, el clima más generalizado fue de normalidad, un mensaje que también trasladaron los trabajadores del aeropuerto y de la aduana.
“Todo ha transcurrido con la normalidad habitual. Esta medida no va a afectar en el día a día. La gente venía de allá con unas ideas por la mala propaganda, pero han llegado aquí y se han encontrado que todo está normal. El cambio de la ley no ha sido tan significativo”, señaló Luis González, segundo jefe de la terminal 2, a la que llegan los vuelos procedentes de EE.UU.
El funcionario de la aduana, Carlos Ruiz, lanzaba el mismo mensaje al asegurar que “todo fluye con normalidad, sin dificultades”.