Cuba cerró este sábado el calendario electoral que marcará el relevo de Raúl Castro en la Presidencia de la isla después de casi seis décadas de castrismo, con la convocatoria de elecciones generales para el próximo 11 de marzo, de las que saldrá el nuevo parlamento que propondrá y elegirá al próximo mandatario.
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El mismo día tendrán lugar también los comicios a nivel provincial, en los que se votará a los delegados a las Asambleas provinciales del Poder Popular (parlamentos regionales), según anunció el sábado el Consejo de Estado en una nota oficial publicada en el diario estatal Granma, órgano del gobernante Partido Comunista (PCC).
Cuba está regida por un sistema socialista de partido único -el PCC es el único legal-, por lo que los procesos electorales se llevan a cabo sin pluralismo ni campañas políticas.
Aunque no se ha producido una confirmación oficial, se espera que tome el testigo de la Presidencia del país el actual vicepresidente primero, Miguel Díaz-Canel, de 57 años, quien se ha mostrado partidario de seguir una línea continuista en el modelo socialista cubano.
Díaz-Canel, que ya no pertenece a la generación histórica de la Revolución, fue designado “número dos” del Gobierno de Raúl Castro en 2013, lo que para muchos lo perfiló como el heredero del poder en un relevo que según lo previsto será institucionalizado y continuista.
Aunque deje la Presidencia, Raúl Castro seguirá siendo una figura relevante dentro de la política cubana ya que se mantendrá hasta 2021 como el Primer Secretario del todopoderoso Partido Comunista, que controla todas las estructuras del poder.
El Consejo de Estado ha fijado para el 21 de enero la reunión extraordinaria en las Asambleas municipales del Poder Popular (ente semejante a un Ayuntamiento) para que nominen entre sus delegados (concejales) a los candidatos a delegados provinciales y a diputados nacionales.
Desde ayer y hasta el 14 de enero, los 12.515 concejales elegidos en los comicios municipales del 26 de noviembre serán consultados sobre las propuestas de “precandidatos” a delegados provinciales y diputados por sus respectivos territorios, unas listas que han sido elaboradas por las comisiones de candidaturas.
En las listas hay propuestos 12.640 potenciales candidatos que fueron, a su vez, seleccionados en reuniones de las organizaciones de masas del país, todas oficialistas.
La Ley Electoral cubana establece que hasta el 50 % de los diputados nacionales pueden ser elegidos de entre los delegados municipales y provinciales, mientras que el resto los proponen las organizaciones sociales.
La fecha de inicio de la nueva legislatura estaba prevista para el 24 de febrero, pero en diciembre pasado el Parlamento, a propuesta del Consejo de Estado, aprobó alargar dos meses el actual mandato por los atrasos en el calendario electoral causados por el feroz paso del huracán Irma en septiembre, que dejó pérdidas por más de 13.000 millones de dólares.
El nuevo Parlamento se conformará el 19 de abril y será el encargado de proponer y votar a los principales cargos del Gobierno del país, entre ellos el presidente y vicepresidente; una cita que provoca gran expectación porque por primera vez en seis décadas el gobernante de la isla no llevará el apellido Castro.
“Cuando la Asamblea Nacional se constituya habré concluido mi segundo y último mandato al frente del Estado y del Gobierno, y Cuba tendrá un nuevo presidente”, aseguró el propio Castro ante la Asamblea Nacional el 21 de diciembre, en su último pleno del año.
El nuevo presidente tendrá importantes retos por delante, como sacar del estancamiento las reformas económicas que Raúl Castro emprendió en 2010 para “actualizar” el modelo socialista de la isla, en especial, impulsar el desarrollo del incipiente sector privado, una de las principales demandas de la sociedad cubana.
Entre los principales desafíos también estará materializar la postergada unificación monetaria, ya que en Cuba circulan dos monedas, el paso cubano (CUP) y el peso convertible (CUC; equivalente al dólar), lo que ha causado graves distorsiones económicas y dos niveles de vida muy dispares.
En el plano exterior, el nuevo presidente cubano tendrá que lidiar con la administración del presidente Donald Trump, que ha revertido gran parte de la política de “deshielo” que inició su antecesor, Barack Obama, y ha endurecido el embargo.
La grave crisis de Venezuela, su principal aliado económico y político en la región, ha generado dificultades económicas para la isla, cuya economía repuntó un moderado 1,6 % en 2017, después de haber entrado el año anterior en su primera recesión en 23 años. (Fuente: EFE)