(Brasilia/Agencias). La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo este miércoles que el nombramiento de Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo jefe de Gabinete robustece a su gobierno, debilitado por la recesión económica y salpicado por acusaciones de corrupción.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El desembarco de Lula como nuevo hombre fuerte de un gobierno impopular generó ácidas críticas de la oposición, que lo ve como una tentativa del ex mandatario de obtener fueros privilegiados para sustraerse a la justicia ordinaria, y en especial al juez de primera instancia Sergio Moro, que investiga el escándalo de Petrobras.“Tener prerrogativa de fueros no es impedir la investigación, es hacerla en una determinada instancia (...) ¿A título de qué tengo que pensar que la investigación del juez Sergio Moro será mejor de quien la haga en la corte? Eso es una inversión de jerarquías”, dijo Rousseff en una breve rueda de prensa.“Detrás de la afirmación de que (Lula) pretende esconderse, habría una desconfianza en la Corte Suprema, ¿es eso lo que las suposiciones quieren instalar?”, se preguntó la presidenta de Brasil.A principios de marzo, Moro ordenó que Lula fuera conducido por la fuerza a declarar ante la policía, en un espectacular procedimiento que incluyó uniformes camuflados, armas largas y el cierre de calles aledañas a su residencia en Sao Paulo. El caso fue aún más lejos cuando la fiscalía de ese estado pidió la prisión preventiva de Lula por la presunta ocultación de la propiedad de un tríplex y una chacra. La investigación alcanzó también a su esposa y a uno de sus hijos.“La llegada de Lula a mi gobierno lo fortalece y hay personas que no quieren que sea más fuerte”.
El nombramiento de Lula como nuevo ministro de Presidencia en el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, su ahijada política y sucesora, se anunció en medio de una grave crisis política que tiene a la mandataria bajo una amenaza de destitución que el nuevo miembro del gabinete intentará sofocar con su reconocida muñeca política.Sin embargo, Lula no es el mismo que dejó el poder en el 2011, tras ocho años, con una popularidad del 87%.Su imagen hoy está arañada por serios problemas con la justicia, para los cuales su nuevo cargo será casi un respiro, pues las causas en su contra por supuesta corrupción pasarán de la justicia común a la Corte Suprema, que no tiene entre sus virtudes la celeridad.El nuevo puesto también constituye un nuevo capítulo en la novela que es la vida política de Lula, quien huyó de niño de la miseria campesina, se hizo tornero, fundó un partido, llegó a la Presidencia de Brasil en su cuarta candidatura y eligió a su sucesora.
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