La comparecencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el proceso que le puede costar la destitución concluyó la noche del lunes y el Senado dejó para este martes el debate previo a la votación final.
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La intervención de Dilma Rousseff ante el Senado se prolongó durante casi 14 horas, tiempo en el que respondió las preguntas de los 48 senadores que se inscribieron para hablar.
Esta fue la primera comparecencia de Rousseff en el Senado desde que, el 12 de mayo pasado, se instauró el juicio político y fue suspendida del cargo, asumido por su entonces vicepresidente Michel Temer, quien seguirá en el poder si ella finalmente es destituida.
Durante la primera parte de su intervención en el Senado (min. 45 al 03.00), la presidente aseguró que no había “cometido ningún crimen” y que era injustamente acusada.
Reviva aquí la presentación de Dilma Rousseff en el Senado:
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En su discurso y a lo largo del interrogatorio, Dilma Rousseff denunció que el país está “a un paso de un golpe de Estado” y manifestó su temor a la “muerte de la democracia” y a que no tengan continuidad las mejorías sociales que se alcanzaron durante su Gobierno y el de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
También dijo que “ni mínimamente” se ha probado que hubo intencionalidad por su parte al firmar los decretos con los que alteró el presupuesto y por los que se le acusa de haber cometido un “delito de responsabilidad”, que la Constitución establece como un motivo para la destitución de un jefe de Estado.
En su alegato final, le pidió a los senadores que tengan “conciencia” a la hora de votar y les advirtió que es “muy grave apartar una presidenta de la República sin delito de responsabilidad”, lo que será una “herida muy difícil de ser curada”.
El presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, que preside el juicio político como garante constitucional, suspendió la sesión entrada la noche.
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Durante la jornada Rousseff aseguró que las acusaciones son meros “pretextos” para que se impongan políticas que “atentarán contra los derechos sociales” que los brasileños “conquistaron” desde el 2003, cuando llegó al poder su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, presente hoy en las tribunas del Senado.
“La posibilidad del 'impeachment' se convirtió en un asunto central en la pauta política y de parte de la prensa apenas dos después del inicio de mi segunda gestión”, que comenzó en un “clima de permanente riesgo político provocado por la oposición”, dijo Rousseff, quien afirmó que entonces comenzó a gestarse “el golpe”.
La mandataria, suspendida de sus funciones desde mayo pasado, también hizo un repaso de su vida política, que comenzó durante la dictadura, vinculada a grupos que se alzaron en armas contra el régimen y que la llevó a la cárcel, en la que confesó haber “temido” por su vida “las secuelas de la tortura”, pero afirmó que no cedió.
Aseguró que ahora se pretende someterla a “la pena de muerte política” y que está por segunda vez frente a un tribunal.
“La primera vez fui condenada por un tribunal de excepción y de ello quedó una foto en la que miro de frente a mis verdugos con la cabeza erguida, mientras ellos se escondían”, recordó.
“Hoy no hay prisión ilegal, no hay tortura, mis jueces llegaron aquí por el mismo voto popular que me llevó a la presidencia y les tengo el mayor respeto por eso, pero los sigo mirando con la cabeza erguida y sufro de nuevo con el sentimiento de injusticia y el recelo de la que democracia sea traicionada”, declaró.
“Todos seremos juzgados por la historia”, apuntó la mandataria, quien recordó que superó la tortura y un cáncer que le hicieron temer por la vida, pero agregó que hoy sólo teme “por la muerte de la democracia”.
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También condenó el “machismo” que, en su opinión, “guía este proceso” y envió un mensaje de agradecimiento por el apoyo que ha recibido de las brasileñas en su condición de “primera presidenta de este país”.
Criticó asimismo que, en el Gobierno interino de Michel Temer, que la sustituye por ahora en forma temporal pero seguirá en el poder en caso de su destitución, “no hay mujeres ni negros”, lo cual “refleja el profundo desprecio” de la elite económica y política que “pretende hacerse con el Gobierno”.
Rousseff sostuvo que un cambio de Gobierno, en un “régimen presidencialista” como el que rige en Brasil, sólo puede ser hecho “por el pueblo y mediante elecciones” y no “mediante una ruptura democrática” como la que, en su opinión, puede decretar el Senado con su destitución, que será decidida entre martes y miércoles.
Jornada decisiva
Este martes se celebrará el debate final, en el que los 81 senadores podrán hablar por 10 minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media cada uno, con derecho a sendas réplicas de una hora, por lo que si se respetan los tiempos, la sesión se puede extender por 18 horas.
Una vez acaben las deliberaciones, tendrá lugar la votación final, que se realizará de forma nominal, lo que previsiblemente ocurrirá la madrugada del miércoles, según cálculos del presidente del Senado, Renán Calheiros.
Para que se apruebe la destitución, será necesaria una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) entre los 81 senadores, una cifra que se presume accesible para los favorables a la salida de la mandataria.
En dos votaciones previas realizadas en fases anteriores del proceso en la Cámara Alta, los que apoyan la destitución de Rousseff sumaron 55 y 59 votos.
Fuente: Agencias
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