Vistiendo trajes de camuflaje y armados de motosierras, cientos de soldados han iniciado una implacable guerra en Honduras contra un insecto que ya destruyó 400.000 hectáreas de pinares y sigue extendiéndose aceleradamente, estimulado por el cambio climático.Los soldados forman parte del Primer Batallón de Artillería en la zona de Zambrano, 30 km al norte de la capital, donde la plaga ha causado lo que los expertos definen como “una catástrofe ecológica”.“Esta plaga nos va a dejar con la mitad de los pinares de Honduras, si tenemos suerte”, afirma a la AFP Lucky Medina, asesor de las Fuerzas Armadas, mientras observa la labor de los soldados que derriban uno tras otro los árboles enfermos en la agreste montaña.Las autoridades del batallón, integrado por 350 hombres, se confiesan impotentes ante el insecto, por lo que pidieron auxilio al estatal Instituto de Conservación Forestal (ICF) y al Comando Militar del Bosque de las Fuerzas Armadas.- Tierra arrasada -Parte de los efectivos del Comando, organizados en parejas -un cortador y un ayudante-, han tomado por asalto los bosques en diferentes zona de Honduras y ejecutan una operación de “tierra arrasada” para tratar de bloquear el paso al gorgojo del pino, cuyo avance parece incontenible.“Da lástima ver esto”, dice a la AFP el coronel Bernardo Ávila, subjefe del Comando del Bosque. “Pero se trata de cortar el árbol para salvar el bosque”, justifica Medina.Se requerirá de “entre 40 y 50 años para volver a tener un bosque como éste”, complementa Angela Sevilla, experta del ICF.En el grupo destaca también Sergio Quiñónez, un experto enviado por el gobierno mexicano para ayudar a Honduras a enfrentar el problema.Honduras posee cinco millones de hectáreas de bosque, 1,9 de los cuales son de pinos, según las cifras oficiales.Medina explica que el año pasado el insecto, cuyo nombre científico es Dendroctomus frontalis, destruyó 15.000 hectáreas de pinares, pero en 2015 explosionó con inusitada fuerza.“Hasta septiembre (de 2015), había un dato oficial de 130.000 hectáreas infectadas pero (en noviembre) hay una nueva cifra que es el triple de eso”, cerca de 400.000, lamenta Medina.
Desde el predio del batallón se pueden observar las colinas cubiertas por un manto verde, pero con parches color café que corresponden a las áreas afectadas por el insecto.- Cáncer del pino -En los troncos de los árboles maderables de hasta 50 metros de altura y 50 años de vida, proliferan los derrames de resina.“El árbol, cuando se afecta por el gorgojo, segrega la resina como mecanismo de defensa, para protegerse, pero la descarga que recibe de los insectos es tan grande que termina sucumbiendo. Es como el cáncer en los humanos”, expresa Medina.“El aumento de la población de los insectos es producto del cambio climático, por la elevación de las temperaturas”, añade el especialista.La prolongada sequía del 2015 aumentó la producción del insecto en más de 500%. Las lluvias que normalmente empiezan en Honduras en la segunda quincena de mayo, este año comenzaron en septiembre, a causa del fenómeno El Niño.Con la sequía prolongada, “el árbol se estresa y se vuelve más vulnerable”, afirma Quiñónez, mientras usa una navaja y una pinza para sacar ejemplares de los insectos -de unos cuatro milímetros de longitud- de la corteza del árbol, que mete en un pequeño recipiente de plástico.Quiñónez recomienda a los hondureños quemar la corteza de los árboles talados, que es donde se aloja el insecto, y aprovechar la madera, que puede ser vendida para financiar la lucha contra la plaga.Según el experto, el gorgojo se reproduce por millares en la corteza de los árboles donde cada hembra pone hasta 50 huevos, pero deja intacto el resto del tronco.El agrónomo José Domingo Montoya, también miembro del Comando, elaboró un insecticida orgánico a base de plantas, que está aplicando experimentalmente a los árboles afectados.“Es tiempo de que pongamos la cabeza a pensar, que nos unamos para detener este tipo de plagas” que irán apareciendo en el mundo “con el cambio climático”, abogó Montoya.