Asesinan a dirigente del partido de Lula a 2 días de las elecciones en Brasil
“Mentira”. “Pare de mentir, ¿tendré que exorcizarlo para que pare de mentir?”. Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva intercambiaban acusaciones e intentaban llegar a los electores indecisos este viernes, en el último debate a dos días del balotaje brasileño.
El presidente brasileño y Lula se acusaban mutuamente sin cese, empantanando la discusión en el último cruce televisivo, en el que ambos buscaban seducir al electorado más vulnerable.
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El ultraderechista, quien comenzó el debate desmintiendo que vaya a eliminar las vacaciones y el pago de horas extra, prometió que si es elegido el domingo reajustará el salario mínimo a 1.400 reales -265 dólares-.
“Lula, usted sabe que todo el sistema está contra mí (...) pare de mentir”, dijo el presidente, que se mantuvo hablando fuera de su atril, vestido con traje, corbata azul y revisaba constantemente anotaciones en su mano izquierda. “¿Tendré que exorcizarlo para que pare de mentir?”, agregó.
Lula, que cada vez que Bolsonaro hablaba lo seguía desde su atril y bebía agua, atacó la gestión de su rival.
“Durante cuatro años, este señor (Bolsonaro) gobernó el país y no dio ningún aumento real de salario, esa es la verdad”, espetó Lula.
El candidato del PT, de 77 años, se movía al centro del estudio cuando le tocaba hablar, con la chaqueta desabrochada, una corbata roja y un uso constante de las manos para reforzar el mensaje.
Lula acusó también a Bolsonaro de “aislar a Brasil del mundo” durante su gobierno: “Brasil está más aislada que Cuba”.
Evitar “tropezones”
Lula, que llega como favorito en los sondeos, y Bolsonaro, que busca la reelección a sus 67 años, debatían en TV Globo tras un mes de campaña plagado de golpes bajos y desinformación en la televisión y las redes sociales.
En el último sondeo de Datafolha, publicado el jueves, Lula recuperó una ventaja de seis puntos al reunir 53% de los apoyos contra 47% del mandatario, considerando los votos válidos, sin nulos ni en blanco.
La semana anterior, esa distancia se había encogido de seis a cuatro puntos.
En la primera vuelta del 2 de octubre, Lula obtuvo el 48% de los votos y Bolsonaro un sorpresivo 43%, superando lo que anticipaban las encuestas.
En un escenario de alta polarización, el debate es considerado crucial.
“Lo único que puede cambiar (la situación) en este momento es el debate. El 55% de los brasileños afirma que es muy importante en su decisión. Cualquier tropezón o frase mal colocada puede ser determinante”, dijo a la AFP el politólogo Felipe Nunes, director de la consultora Quaest.
En el debate anterior, el 16 de octubre en la emisora Bandeirantes, el intercambio entre Bolsonaro y Lula fue menos agresivo que en los de la primera vuelta, cuando intercambiaron ataques directos ante la presencia de otros candidatos.
Bolsonaro parecía confiado tras el resultado de la primera vuelta, pero al menos dos hechos de la última semana pueden haber complicado su avance: declaraciones de su ministro de Economía, Paulo Guedes, sobre una posible desvinculación del aumento del salario mínimo al valor de la inflación, y la insólita reacción de un exdiputado bolsonarista que al ser arrestado respondió con granadas y tiros que hirieron a los agentes policiales.
Acorralado, Bolsonaro, que recientemente había dejado a un lado sus críticas al sistema de urnas electrónicas, levantó esta semana un nuevo foco de sospechas al denunciar supuestas irregularidades en la difusión de piezas publicitarias en radios del noreste del país.
El Tribuntal Superior Electoral (TSE) desestimó las alegaciones por falta de pruebas y advirtió a la campaña del presidente que la denuncia presentada podría constituir un “crimen electoral” y un intento de “tumultuar la segunda vuelta”.
Analistas sostienen que Bolsonaro está preparando el terreno para cuestionar los resultados en caso de que pierda los comicios.