El contundente triunfo en primera vuelta de Jair Bolsonaro se asoció de inmediato con el auge de los movimientos populistas ligados a la extrema derecha nacidos de la crisis económica del 2008. Ayer, el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, comparó el resultado en Brasil con el ‘brexit’, el rechazo al proceso de paz en Colombia, la alianza entre el italiano Matteo Salvini y la francesa Marine Le Pen o la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU. Fenómenos “que ocurren en muchas partes del mundo”.
Para “The Financial Times”, Bolsonaro está a un paso de sumarse a la lista de hombres duros como el ruso Vladimir Putin, el turco Recep Tayyip Erdogan, el filipino Rodrigo Duterte o el húngaro Viktor Orban. Todos nacionalistas, que comparten un sentimiento de desprecio hacia valores liberales como una prensa libre y una justicia independiente. Gobernantes que generan un culto al personalismo.
El caso más parecido al de Bolsonaro es el de Duterte, quien llegó al poder en Filipinas en el 2016 respaldado por el hartazgo general frente al crimen y la corrupción.
—Las propuestas—
En medio del mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil que ha llevado al descrédito total de la clase política, sobre todo del izquierdista Partido de los Trabajadores, Bolsonaro se ha presentado ante los electores como un político que está hace 27 años en el Congreso, pero que nunca ha estado investigado por corrupción.
Y frente a una ola de criminalidad sin precedentes que registró 60 mil homicidios el año pasado en Brasil, Bolsonaro se ha convertido en el símbolo de la mano dura con propuestas como “autorizar el porte de armas a todos los ciudadanos de bien” y condecorar a los policías que maten con treinta tiros a un delincuente. Esto le ha valido un apoyo masivo en un país donde más del 60% está de acuerdo con la frase “bandido bueno es bandido muerto”, según Datafolha. Y no hay que olvidar que él mismo fue víctima de la violencia al ser acuchillado en un acto de campaña, un hecho que marcó su ascenso en las encuestas.
En cuestiones económicas, Bolsonaro se ha declarado ignorante sobre estos temas y ha dicho que lo deja en manos de Paulo Guedes, el responsable de su plan económico que propone la privatización de empresas estatales, un gobierno más pequeño que gasta menos y una economía más abierta.
—Duro con Maduro—
The Associated Press destaca que Bolsonaro, cuyo lema de campaña fue “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos”, ha ensayado un relato nostálgico, que evoca tiempos mejores. En ese contexto, plantea dar marcha atrás con algunas conquistas de los homosexuales y otras minorías y una línea dura en torno a temas como la igualdad de la mujer. Ha dicho que preferiría tener un hijo muerto a uno gay y que una legisladora era “demasiado fea” como para que la violaran.
El rumbo que tome Brasil tanto en lo político como en lo económico seguramente se hará sentir en la región. Y podría tener un impacto decisivo en relación con Venezuela. Bolsonaro postula una línea dura hacia Nicolás Maduro y con él aumentaría la presión internacional sobre el régimen chavista.