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Brasilia, DPA
Las declaraciones de un ex director de la compañía estatal brasileña Petrobras denunciando que decenas de políticos oficialistas integraban una red de corrupción cayeron como una nueva bomba en la campaña de reelección de la presidenta, Dilma Rousseff.
Las denuncias partieron del ex director de Abastecimiento y Refinería de Petrobras Paulo Roberto Costa, actualmente preso por mantener presuntos nexos con una red de lavado de dinero, contrabando, narcotráfico, corrupción y evasión de divisas e impuestos.
Costa acordó suministrar información a cambio de que se le reduzca la pena, que en virtud de los cargos que se le asignan podría llegar a superar los 30 años de cárcel.
Este fin de semana, la revista semanal “Veja” informó que Costa denunció la participación en los fraudes de decenas de legisladores, entre ellos los presidentes de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves, y del Senado Nacional, Renan Calheiros, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
También integran la lista de acusados el tesorero nacional del PT, Joao Vaccari Neto; el ministro de Minas y Energía, Edison Lobao; el ex gobernador de Río Sergio Cabral y la actual gobernadora de Maranhao, Roseana Sarney -los tres del PMDB-; así como el ex candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB) Eduardo Campos, fallecido en un accidente aéreo el pasado 13 de agosto.
De acuerdo con Costa, los políticos recibían el 3% de comisión sobre el valor de cada contrato firmado durante su gestión en la estatal, que se extendió entre los años 2004 y 2012.
LA RESPONSABILIDAD DE ROUSSEFF
Las denuncias vinculadas a la mayor empresa pública del país involucran a Rousseff porque la mandataria presidió el Consejo de Administración de la estatal entre el 2003 y el 2011. En ese periodo fueron aprobados negocios que ocasionaron millonarias pérdidas al ente y que están siendo investigados por sospecha de irregularidades.
Los negocios fallidos llevaron a que la empresa “modelo” de Brasil acumulara en los últimos tres años pérdidas estimadas en unos 80.400 millones de dólares. Este aspecto atenta directamente contra la imagen de “gestora eficiente” con la que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva promovió a su sucesora en la Presidencia de Brasil.
Se trata del segundo “vendaval” que sacude la campaña política de Rousseff, cuando falta solo un mes para la primera vuelta de las elecciones generales del próximo 5 de octubre.
El primer revés para la campaña de la mandataria se produjo de forma inesperada, tras la muerte del candidato socialista Campos, cuando la ambientalista Marina Silva fue proclamada candidata a la Presidencia en su lugar, iniciando una debacle en la hasta entonces virtualmente “segura” reelección de Rousseff.
Las encuestas de opinión realizadas tras la proclamación de Silva señalan que ambas candidatas empatarían en la primera vuelta, con cerca del 34% de los votos, y que la líder ecologista vencería en la segunda vuelta, el 26 de octubre, con una ventaja de cerca de 10 puntos porcentuales sobre la mandataria.
“El mundillo de la política hierve con la posibilidad de que se conozca el contenido del testimonio del ex director de Petrobras Paulo Roberto Costa”, constató el analista del diario “Folha de Sao Paulo” Fernando Rodrigues.
“La revelación de corrupción a granel en el plano federal tendrá impacto en las urnas”, avizora el especialista. “La 'Petrobrasgate' es perjudicial para Dilma Rousseff en la misma proporción de beneficio posible para Marina Silva. Es otro capítulo en la más imprevisible de todas las elecciones recientes”, añade el analista.
El propio ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho, admitió el impacto de las revelaciones en la campaña electoral, aunque a su entender se trata de una maniobra.
“Creo que están intentando utilizar esa revelación (...) para tratar, un poco por desesperación, de cambiar el rumbo de la campaña”, dijo el secretario de Estado.
Si bien los resultados de las urnas son por el momento imprevisibles, las presentes denuncias probablemente acapararán la atención en la recta final de la campaña en desmedro de la imagen de Rousseff.
La oposición ya adelantó que hará lo que sea necesario para que las revelaciones sean discutidas en una comisión parlamentaria que investiga las irregularidades en Petrobras, al tiempo que el candidato socialdemócrata, Aécio Neves, responsabilizó directamente a la mandataria y atacó con dureza al PT.
Según Neves, la presidenta tiene la obligación de decir “lo que sucedió en la empresa que ella comandó con mano de fierro”. “Ella fue del consejo de Petrobras durante 12 años”, remarcó.
“El gobierno del PT patrocinó un asalto a Petrobras”, dijo Neves, quien cayó abruptamente al tercer lugar en las preferencias tras la irrupción de Silva en la arena electoral, con el 15% de las intenciones de voto según los últimos sondeos.
En tanto, todos los citados por Costa rechazaron las acusaciones, al tiempo que Rousseff dijo que aguardará ser informada en forma “oficial” para adoptar “todas las medidas” que sean necesarias, pero aclaró que no tomará ninguna decisión “basada en especulaciones”.