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La Habana, EFE
Los diálogos de paz de Colombia se vieron hoy enturbiados por cruces de acusaciones entre el Gobierno y las FARC, a raíz de un artículo de la guerrilla en el que niegan la condición de víctima de la ex rehén Clara Rojas, en un momento en que el debate se centra precisamente en la reparación de las víctimas.
El jefe negociador de la delegación gubernamental, Humberto de la Calle, se saltó su guión habitual en La Habana para condenar ante la prensa ese “ataque personal” y exigir a las FARC que aclaren “su sinceridad al acordar principios de reconocimiento y responsabilidad frente a las víctimas”.
El ex vicepresidente afirmó que el escrito sobre Rojas, publicado en la noche del martes en el blog de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es “una muestra de desprecio a una víctima que sufrió durante varios años un secuestro” y “viola su dignidad como persona y como mujer”.
En respuesta, el guerrillero 'Andrés Paris' (alias de Jesús Emilio Carvajalino), precisó que la intención de ese texto es defenderse de declaraciones “polémicas e inconvenientes” contra las FARC y el proceso de “distintos representantes” y aclarar en qué condiciones se produjo el cautiverio de seis años de Rojas, que es congresista por el Partido Liberal desde el pasado marzo.
En el texto, firmado en las Montañas de Colombia, la guerrilla afirma que Rojas decidió voluntariamente acompañar en su captura a la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt, de la que era jefa de debate en la campaña del 2002, tras una visita a la antigua zona de distensión de San Vicente del Caguán, al sur del país.
“Rehúsa irse y por su propia determinación decide quedarse. Afirma que cualquier cosa que suceda a Ingrid también debe ocurrirle a ella. En ese momento parece un gesto de lealtad a su amiga y compañera de política. Más adelante se sabría que era mucho más. Tanto insistió que terminó quedándose”, afirman las FARC en el texto, en el que se insinúa una relación sentimental entre ambas.
QUIEREN DESACREDITARME
La aludida señaló hoy en declaraciones a EFE que todo es “falso” y “desafortunado” y consideró que se trata de una estrategia de la guerrilla para desacreditarla por su “repercusión pública”, ya que es la primera persona secuestrada en obtener un escaño en Colombia.
La guerrilla también se refiere al hijo que Rojas tuvo durante su cautiverio con un guerrillero del Bloque Sur que la custodiaba, a quien “se entregó por su libre voluntad, aunque tal vez se arrepintiera después”.
“La cuestión es sencilla, se gustaron y pasó lo que pasó, a escondidas, claro, ese tipo de relaciones no se permiten en la guerrilla, ni creo que en ningún ejército del mundo”, detallan.
Según la guerrilla, el alumbramiento de su hijo Emmanuel en la selva “afectó psicológicamente” a Rojas, quien “se mostraba siempre muy ruda con él y lo lastimaba con frecuencia”.
Sobre las condiciones en las que se desarrolló el cautiverio de Rojas y Betancourt, la guerrilla precisa que por su “condición de mujeres y su extracción social” recibieron “un trato preferencial” y gozaron de algunas libertades como no estar nunca atadas.
A este respecto, la actual congresista consideró que ese tipo de pronunciamientos “sojuzgan la situación de las víctimas y minimizan la situación que vivieron”; y aseguró que su voluntad de participar como víctima en el proceso de paz ha decaído tras la polémica.
Precisamente, este episodio de intercambio de acusaciones entre el Gobierno y la guerrilla se produce en un momento muy delicado en el diálogo de paz, ya que está prevista la participación en la mesa de La Habana de un segundo grupo de víctimas el próximo día 10 de septiembre.