Gran indignación. En los primeros días del Mundial, la imagen de hinchas en las tribunas parados frente a sus sillas de ruedas, le han dado la vuelta al mundo.
La dificultad por conseguir una entrada para los partidos de la máxima fiesta del fútbol -puestos en venta por la FIFA desde noviembre del año 2013- no resultó impedimento para hinchas sin principios, que no temen cometer fraude: las únicas únicas entradas disponibles, aunque fueran para discapacitados.
Pero para comprarlas debían demostrar una deficiencia física una vez en Brasil. Es entonces cuando aparece otra gran idea: utilizar las sillas de ruedas.
Una foto del partido disputado entre Brasil y México, en el que se aprecia a una mujer parada frente a una silla de ruedas, desató la polémica en las redes sociales.
El Mundial que duele: los hinchas que usan entradas para discapacitados sin serlo http://t.co/sMyP7xaSJd pic.twitter.com/N6TnSHvwVA
— nicole (@NicolettaArg) junio 23, 2014
VERGÜENZA: Venden entradas a “discapacitados” que milagrosamente alientan de pie a sus equipos #Mundial2014 pic.twitter.com/HvvPl4PzvD— Paul Rodriguez (@paulrgzTV) junio 23, 2014
La policía y la FIFA no son ajenas a la denuncia y ya investigan más de 22 casos similares. “Si alguien va en silla de rueda al estadio y se levanta para celebrar, no es un milagro del fútbol, nos están engañando. Tendremos que investigar cada caso y no permitir el ingreso a esa gente”, dijo Thierry Well, director de marketing de la FIFA.
Más allá de la falta ética de estos hinchas, se critica también a los responsables de la organización. La identidad del hincha no se verifica al entrar al estadio, la prensa no necesita presentar sus boletos al ingresar y el control a los discapacitados es totalmente deficiente.
Todos esos errores fueron principalmente aprovechados por los revendedores, a pesar que el país pena este delito con 4 años de cárcel, quienes ofrecen “entradas para discapacitados” a 1200 reales (US$540) asegurando que nadie pedirá certificados al momento de ingresar. Estas entradas permiten el ingreso de dos personas, el discapacitado y quien lo ayude con la silla de ruedas.