Un diputado que ha hablado durante más de 15 horas con apenas un par de pausas mínimas para ir al baño, otro que viajaba desde el extremo sur del país para acudir a votar y un tercero que se encontraba en cuarentena hasta la medianoche por ser contacto estrecho de un presidenciable con coronavirus covid-19.
Así ha sido la maratoniana y agónica votación de casi 24 horas en la Cámara de Diputados para aprobar la celebración del juicio político contra el presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, por supuestas irregularidades en la venta en un paraíso fiscal de un proyecto minero al inicio de su primer mandato (2010-2014).
MIRA: Cámara de Diputados de Chile aprueba juicio político de destitución del presidente Sebastián Piñera
A continuación, la crónica de una sesión que pasará a los anales de la historia chilena por su fondo y forma.
“¡AGUANTE DIPUTADO NARANJO!”
El diputado encargado de exponer los argumentos de la oposición para destituir a Piñera, el socialista Jaime Naranjo, ya lo advertía a su llegada al hemiciclo poco antes de las 10:00 hora local: “Voy a tomarme todo el tiempo necesario para leer desde la página 1 hasta la última y que así nadie diga que no conocía los antecedentes”.
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Sentado estoicamente en su escaño y arropado por opositores que iban y venían, Naranjo leyó las 1.300 páginas que llevaba preparadas, entre las que había sentencias de tribunales ambientales, fragmentos de leyes, investigaciones jurídicas y artículos de prensa.
Salió solo dos veces al baño, se tomó la presión arterial, se cambió varias veces la mascarilla y se mantuvo todo el día a base de agua, jugo y unas pasas: “Tengo energía y fuerza (...) Es un ayuno por la justicia de este país. En la dictadura militar aprendí a estar largas horas sin comer”, reconoció.
Con vítores periódicos de sus colegas y carteles de apoyo en los que se podía leer “¡Aguante diputado Naranjo”, el parlamentario dilató así la votación para permitir que el diputado Giorgio Jackson, del izquierdista Frente Amplio, finalizara su cuarentena y que el democristiano Jorge Sabag recorriese los 500 kilómetros para llegar desde la sureña Chillán al Congreso, en Valparaíso.
Jackson se encontraba confinado hasta las 00:00 hora local del martes por ser contacto estrecho del candidato presidencial Gabriel Boric, contagiado de covid-19 la semana pasada y aún en cuarentena.
Y Sagab, en un giro inesperado que añadía aún más tensión a la jornada, a mitad de tarde ponía en duda su participación en la votación tras presentar cierto malestar físico, retrasando su llegada a la ciudad portuaria.
Finalmente consiguió llegar al filo de la medianoche, pero ingresó de incógnito y por una puerta lateral para esquivar posibles controles sanitarios.
El voto telemático no estaba permitido en esta sesión y la presencia de ambos era fundamental para que la oposición consiguiera los 78 síes necesarios para que el juicio político a Piñera saliera adelante.
Con un categórico “Chile juzgará a aquellos que están permitiendo esta impunidad en el país”, Naranjo concluyó su intervención en cuanto entró en el hemiciclo Jackson, quien se sacó un selfi con él y le regaló un bizcocho.
UNA PRÁCTICA MUY “GRINGA”
Así, poco antes de las 8:00 horas del martes y con 78 votos a favor, 67 en contra y 3 abstenciones, la acusación constitucional avanzó al Senado, el órgano que se encargará de juzgar al mandatario por el escándalo empresarial revelado en la investigación de los papeles de Pandora.
La acusación se votará en la Cámara alta -donde se requiere un quorum más alto de dos tercios y las opciones son mucho menores- apenas unos días antes de que Chile celebre el próximo 21 de noviembre las elecciones más trascendentales e inciertas de su historia reciente.
Piñera, de 71 años y la cuarta fortuna más grande de Chile, sostiene que se desvinculó de sus negocios a través de fideicomisos ciegos en 2009 y que lo revelado ya fue sobreseído en 2017, pero la Fiscalía ha abierto una nueva investigación.
La estrategia utilizada por Naranjo, de 70 años y quien durante horas fue protagonista en redes sociales con infinidad de memes sobre su hazaña, se conoce en Chile como “Ley Lázaro”, aunque su nombre más utilizado globalmente es filibusterismo parlamentario.
Se trata de una práctica legal y habitual en países como Estados Unidos, donde el republicano Ted Cruz estuvo hasta 21 horas ininterrumpidas hablando en 2013 contra el programa de salud del expresidente Barack Obama.
También ha sido usada en Chile: el último récord lo ostentaba el ultraconservador Jorge Ulloa, quien intervino durante seis horas en 1993 para que un compañero de su bancada pudiera llegar a votar en la acusación contra tres magistrados de la Corte Suprema.
Tras Naranjo, le tocó el turno al abogado de Piñera, Jorge Gálvez, quien también hizo gala de una gran oratoria durante casi seis horas: “Les ruego rechazar esta injusta acusación constitucional”, pidió a un hemiciclo totalmente extenuado.
El juicio político está amargando los últimos meses del mandato de Piñera, quien dejará el cargo en marzo de 2022 si no se convierte antes en el primer mandatario en ser destituido en los 30 años de democracia chilena.
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