Faltaban minutos para las 10 de la mañana, que seguía fría, como la noche. El Congreso de Argentina adentro estaba dividido entre los diputados nacionales a favor del proyecto de despenalización del aborto y los que estaban en contra.
Afuera, las calles eran un espejo: del lado de la avenida Entre Ríos, militantes bajo el lema “salvemos las dos vidas” aguardaban el resultado; del lado de Callao, los pañuelos verdes a favor inundaban la zona.
Entonces, los legisladores votaron y dieron media sanción al proyecto con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención. Los primeros festejos tuvieron lugar adentro, pero tardaron segundos en llegar a las calles.
Como una especie de ola tardía, los gritos de celebración comenzaron desde las cercanías del Congreso y se contagiaron hacia atrás, los laterales, todas las cuadras de Callao, donde miles de personas se pusieron a cantar: “Aborto legal en el hospital”. Hubo emoción, llantos, risas y muchos saltos.
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Del otro lado de la plaza del Congreso, los manifestantes que se oponen a la legalización del aborto recibieron como un balde de agua fría el voto de los diputados y en pocos minutos se dispersaron del lugar.
En Argentina el aborto está prohibido y se castiga con cárcel, salvo en casos de violación o riesgo de vida para la mujer.
Pese a ello varias ONG estiman que unas cien mujeres mueren por año, de un total de unas 500.000 que se realizan abortos clandestinos.Fuente: La Nación, GDA/AFP