El despertar político de Gustavo Petro -quien mañana asumirá como presidente de Colombia- se sucedió a finales de los 60. Ver su a papá llorando por la muerte de Ernesto ‘Che’ Guevara fue revelador, una postura que terminaría por consolidarse más tarde cuando él mismo sintió pesar por la muerte del presidente chileno, Salvador Allende.
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Petro nació el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro (Córdova, Colombia), y para cuando cumplió 18 años, se unió al Movimiento 19 de Abril, guerrilla envalentonada por la Revolución Cubana. Dentro de la organización, e inspirado en la novela “Cien años de soledad”, fue bautizado como comandante Aureliano.
CNN explica que, para 1978, Petro vivía en Zipaquirá (cerca de Bogotá). Allí se topó con documentos del M-19 y quedó cautivado. Él mismo ha explicado:
“Desde un punto de vista racional, su tesis era muy lógica y popular: había que reivindicar la historia patria, el alma popular. Para nosotros fue fácil comprender la necesidad de esa reivindicación, pues vivíamos en medio de ese mundo popular”.
Forjando la revolución
Petro ha reconocido que pertenecía al M-19, pero de forma clandestina y paralela a su trabajo en política. Para 1980, trabajó como personero de Zipaquirá (Cundinamarca), y, cuatro años más tarde y por dos años, fue concejal del mismo lugar.
Durante ese tiempo, escribió “comunicados y los metíamos por debajo de las puertas en unas frías noches, a las 11 de la noche”.
¿Cómo ha explicado su afiliación a la guerrilla y su afinidad a tomar las armas? Para ese momento, Colombia vivía entre constantes estados de sitio, tal como “las dictaduras militares del Cono Sur”.
CNN recuerda que, en el país cafetero, la frase “estado de sitio” se normalizó por décadas, entre 1949 y 1978, “incluida una dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957)”.
Al respecto, el próximo mandatario colombiano ha señalado: “Sin libertades, sin derechos constitucionales, con capacidad de los presidentes de que todos eran elegidos popularmente, pero en una democracia un tanto de mentiras, gobernaban no por leyes, sino por decretos. Siempre dirigidos a contener el movimiento popular”.
Petro se mantuvo por 12 años en el M-19 y, tal como lo recuerdan sus compañeros, fue un “combatiente mediocre”.
El ahora presidente electo, finalmente, fue capturado y torturado tras la firma de los acuerdos paz con la guerrilla en 1984. Entonces, aceptó ser miembro y fue encarcelado sin ser “condenado en términos jurídicos”.
“Ni fui procesado por un juez ni por la justicia. Simplemente podíamos llamarle ‘arrestado’ y por decisión de un coronel del Ejército, arrestado por 18 meses [por la] justicia militar”.
Camino en la política
Luego de estar en prisión, la vida de Petro cobró un nuevo sentido. Entre 1991 y 1994, fue “representante a la Cámara por Cundinamarca por el partido Alianza Democrática M-19″. Por los dos siguientes años, trabajó como agregado diplomático encargado de ver temas de DD.HH. en Bélgica.
También fue senador (2006), alcalde mayor de Bogotá (2012-2015) -a pesar de que la Procuraduría General lo destituyó del cargo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo restituyó-.
En el 2018 se postuló por segunda vez a la presidencia colombiana, pero perdió ante Iván Duque. Y, el 19 de junio de este año, por fin ganó las elecciones.
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