“Somos la institución que más resultados aporta al esfuerzo nacional en materia de seguridad”, decía el 12 de noviembre del 2018 el general Salvador Cienfuegos ante cientos de militares en México que lo escuchaban en su último evento público, antes de pasar al retiro.
El general mexicano había servido 54 años en una institución que lo acogió cuando aún era un adolescente y donde hizo una abultada y exitosa carrera militar, que lo llevó a ser jefe de las fuerzas armadas como secretario de la Defensa Nacional durante los seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto.
- Ex secretario de Defensa de México enfrenta 5 cargos por narcotráfico en EE.UU. y será llevado a Nueva York
- Detienen en Estados Unidos al exsecretario de la Defensa Nacional de Enrique Peña Nieto
- Sobornos y hasta un Ferrari en el mayor escándalo de corrupción que sacude a México
Pero todo cambió de un momento a otro. El jueves fue arrestado por cargos de narcotráfico y lavado de dinero en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, a petición de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense. La misma justicia estadounidense lo nombra “El Padrino” o “Zepeda”.
Su arresto y los cargos imputados han significado un duro golpe para las fuerzas militares, que desde hace más de una década se han involucrado en la guerra contra los poderosos cárteles de la droga en el país. El propio Cienfuegos calificó en su momento a esas organizaciones como “bestias criminales”.
El arresto de Cienfuegos supone un nuevo golpe al legado del expresidente Peña Nieto, tras la extradición desde España del exdirector de Pemex Emilio Lozoya, acusado de recibir sobornos de Odebrecht, y el encarcelamiento el año pasado por corrupción de la exsecretaria de Desarrollo Rosario Robles.
Ascenso al poder y escándalos
Nacido el 14 de junio de 1948 en Ciudad de México, Cienfuegos ingresó en el Ejército a comienzos de 1964, con apenas 15 años. Se licenció en Administración Militar y obtuvo una maestría en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales.
A lo largo de su larga carrera fue comandante de varios batallones y regiones militares, además de director del Heroico Colegio Militar.
En el 2012, con la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, Cienfuegos fue nombrado titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, que ocupó hasta el fin del sexenio, en el 2018.
De semblante duro y aparentemente imperturbable, Cienfuegos era considerado uno de los militares más influyentes del Ejército, aunque sus seis años a la cabeza de la institución lo pusieron en el centro de varios casos que sacudieron a los mexicanos.
Una de ellas fue la tragedia de Ayotzinapa. Según la primera versión oficial de los hechos, hoy defenestrada, el Ejército nunca tuvo participación en la desaparición de los 43 estudiantes, pero la sombra de la sospecha siempre persiguió a los militares.
En un primer momento, Cienfuegos mostró su predisposición a que los militares del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala, prestaran declaración. Pero en sus años en el cargo ningún militar fue imputado pese a reiteradas peticiones de familiares.
En octubre del 2010, Cienfuegos dijo que los soldados que estuvieron en la zona no tenían “por qué declarar” ante el grupo de expertos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que investigaba los hechos, porque solo responden ante “las autoridades mexicanas”.
No fue hasta el pasado setiembre, cuando se cumplieron seis años de la tragedia y bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, que se anunciaron órdenes de captura contra militares por el caso.
Con Cienfuegos al frente del Ejército también se cometió la matanza de Tlatlaya. En la madrugada del 30 de junio de 2014, 22 personas fueron asesinadas por soldados en una bodega ubicada en este municipio del Estado de México. Según la versión oficial del Gobierno, los fallecidos eran presuntos delincuentes muertos en un choque con militares. Pero un posterior informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) determinó que los militares ejecutaron a 15 de las 22 víctimas.
Antecedentes
Antes de Cienfuegos, el primer general acusado y condenado por sus vínculos con el narcotráfico fue Jesús Gutiérrez Rebollo, designado zar antidrogas en 1996 por el entonces presidente Ernesto Zedillo y considerado de reputación impecable. Al año siguiente fue arrestado tras descubrirse que se hospedaba en un departamento de lujo propiedad del entonces líder del Cártel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes.
Según se supo durante el juicio, el general pedía a ese grupo 60 millones de dólares a cambio de enviar soldados a proteger y apoyar sus operaciones de tráfico de drogas. Rebollo murió en el 2013.