Simone Barbosa, de 67 años, se esforzó por seguir durante tres décadas las recomendaciones de detección de cáncer de mama emitidas por las organizaciones de salud.
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud concluyó que las mamografías de mujeres entre los 50 y 64 años podrían reducir las muertes causadas por el cáncer de mama, pero las recomendaciones varían de país en país. El sitio Breastcancer.org cita una investigación en Reino Unido afirmando que esos exámenes deberían empezar a los 40 años de edad. La respetada clínica Mayo, en Estados Unidos, coincide en que las mamografías a esa temprana edad reducen el riesgo de muerte por la enfermedad. Es la edad a la que también se recomienda a las mujeres en Brasil que empiecen a hacerse mamografías.
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Sabiendo que el riesgo de la enfermedad aumenta con la edad, Simone incluyó la mamografía en su revisión anual durante mucho tiempo. Pero en 2020, con varios servicios médicos suspendidos temporalmente por la alta demanda de atención provocada por el covid-19, no pudo llevar a cabo esos exámenes.
“Ya estaba molesta por la situación, así que cuando las cosas mejoraron un poco en 2020, me lo propuse y pronto me hice el chequeo”, dice Simone.
La mamografía realizada en ese momento indicó un pequeño bulto en el seno, el cual, al ser sometido a la biopsia, resultó ser un tumor maligno.
“Luego de ese diagnóstico, como se hace habitualmente, se procede a la estadificación del cáncer, es decir, la evaluación de la posible extensión de la enfermedad. En los casos de tumores de mama, lo más común es que las metástasis se extiendan al hígado, huesos y pulmones, entonces nos enfocamos primero en investigar esas áreas”, explica Leonidas Noronha, mastólogo y cirujano oncoplástico que acompañó el caso de Simone.
La sorpresa, dice el médico, es que en la radiografía de tórax, uno de los exámenes solicitados para la estadificación, se encontró un nódulo pulmonar.
“Dado que este examen es sencillo, no se podía saber con solo mirar la imagen si la masa era de un tumor primario [otro cáncer, no relacionado con el seno] o una metástasis”.
Luego de una tomografía, el especialista recibió una imagen de un tumor grande, de unos cuatro centímetros, que indicaba ser primario, algo confirmado por una biopsia posterior.
“En más de 30 años de mastología, Simone fue la primera paciente en la que vi un tumor de mama y pulmón al mismo tiempo”.
La condición de dos cánceres que no están relacionados entre sí, explica Noronha, se llama tumores sincrónicos y se considera bastante rara.
“No hay una respuesta única sobre por qué sucede esto. Podría estar relacionado con una predisposición genética, pero esto solo podría confirmarse con una prueba de secuenciación de ADN”.
Simone dice que la sorpresa de los dos tumores fue aún mayor por tener solo un caso conocido de cáncer en su familia: una hermana que tuvo cáncer de la vejiga. Ella, sin embargo, era fumadora, y fumar es el principal factor de riesgo para este tipo de tumor.
Simone dice que tuvo suerte en descubrir los dos tumores, especialmente el de pulmón, que es más difícil de tratar y sus síntomas solo se manifiestan cuando ya está muy avanzado.
“He sido muy bendecida. Realmente creo que Dios me dio cáncer de mama para que pudiera ver el cáncer de pulmón. No tenía ningún síntoma, así que no me hubiera hecho la prueba si no fuera por el primer diganóstico”.
Cuando el cáncer de pulmón empieza a dar señales como dificultad para respirar, tos, dolor en el pecho y pérdida extrema de peso, significa que la enfermedad ya se encuentra en una etapa avanzada (y con una alta posibilidad de metástasis).
En el caso de Simone, ninguno de los dos cánceres se había extendido a otras partes del cuerpo.
El mastólogo dice que el plan de tratamiento lo decidieron en conjunto él, la paciente, un oncólogo clínico y un cirujano torácico.
“Como ya se le había indicado quimioterapia por el tamaño del tumor más grande en el pulmón, decidimos comenzar el tratamiento en sesiones”.
Luego vino la cirugía de mama y, por último, la cirugía de pulmón.
Mediante métodos quirúrgicos convencionales, la extirpación de un tumor del pulmón requiere un enfoque más invasivo del cuerpo del paciente, lo que resulta en una cirugía extensa y un tiempo de recuperación prolongado.
“Como iba a tener dos cirugías en poco tiempo, opté por la opción de cirugía robótica de pulmón, que los médicos explicaron que causaría menos dolor y un regreso a mi rutina más rápido”, dice Simone.
Según Leonardo Rottili Roede, cirujano torácico del Hospital Marcelino Champagnat, en Curitiba, la cirugía es mínimamente invasiva y no tiene cortes, solo incisiones sutiles, lo que le conviene a la persona preocupada por la estética.
Lo que se hace en la cirugía depende del tamaño de la lesión.
“Como el tumor de Simone era extenso, extirpamos uno de los lóbulos pulmonares, el del lado superior izquierdo”, señala Roede.
“Al principio perdió una parte de su capacidad respiratoria, pero después de la cirugía, con rehabilitación y fisioterapia pulmonar, se recuperó. Hoy ha llegado a un nivel muy cercano al que tenía antes”.
La última cirugía de Simone cumplió un año en noviembre. Su tratamiento actual consiste en tomar un bloqueador hormonal oral que ayuda a reducir las posibilidades de que el cáncer de mama regrese.
“Hoy ella está en remisión de su cáncer, pero, como cualquier paciente que ha tenido la enfermedad, necesita un seguimiento de varios años”, dice Noronhas, el médico de Simone.
“Cuando hay un diagnóstico de cáncer de mama, pero la estadificación muestra que ya es metastásico, lo que no fue el caso con Simone, la forma de pensar en el tratamiento cambia”, explica el mastólogo.
La cirugía ya no tiene un impacto inicial, ya que extirpar un tumor no mataría las células cancerosas, que continuarían propagándose.
“El foco pasa a ser, por lo general, un tratamiento sistémico como inmunoterapia, quimioterapia y fármacos con anticuerpos monoclonales. Es una línea de tratamiento clínico y no quirúrgico”.
El pronóstico para los casos metastásicos es más difícil, pero aunque no sea posible entrar en remisión (estar sin la enfermedad), los pacientes con esa condición muchas veces logran tener una buena calidad de vida, dice Noronhas.
“Con las nuevas terapias que tenemos hoy, los pacientes con cáncer de mama de grado 4, por ejemplo, tienen una vida activa durante muchos años, incluso más de una década. Hace unos años, el pronóstico era mucho más corto”.
Este artículo fue adaptado de un texto publicado en BBC News Brasil cuya versión en portugués puedes leer aquí.
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