Apenas pasa de la medianoche y, como todos los domingos en la madrugada, un grupo de voluntarios se afana en los teléfonos de la cabina de transmisión de Caracol Radio en el norte de Bogotá.
El boletín de noticias acaba de ser leído y ya también sonó el jingle que anuncia el inicio de “Las voces del secuestro”, el programa que desde hace 20 años sirve de puente entre los secuestrados de Colombia, sus amigos y familiares.
Y durante las siguientes seis horas, como sucede semana tras semana, decenas y decenas de personas lo utilizarán para mandar noticias y mensajes de aliento a sus queridos ausentes.
Entre estos hay personas retenidas por las guerrillas y por bandas de criminales comunes, secuestrados recientes y viejos desaparecidos –algunos de los cuales hace rato no dan señales de vida pero a quienes sus familias insisten en imaginar en cautiverio.
Porque, incluso después de tantos años desaparecidos, la alternativa es todavía más descorazonadora.
Y porque, después de todo, la esperanza es realmente lo último que se pierde.
“Las cosas han cambiado mucho desde que empezamos a hacer el programa hasta hoy, porque se ha logrado reducir mucho el secuestro (en Colombia). Por ejemplo, pasamos de tener 3.784 secuestros en 2001 a nada más 239 en 2013”, le dice a BBC Mundo Herbin Hoyos, el director y fundador de “Las voces del secuestro”.
“Pero tenemos una cifra de secuestrados que no volvieron, que no sabemos si los asesinaron, si están vivos o muertos, de 3.723 casos”, sostiene Hoyos.
“Y por ellos es que estamos exigiendo a las FARC una respuesta”, agrega.
SECUESTRADOS Y PAZEfectivamente, según Hoyos, la mayoría de los secuestrados de los que no se tienen noticias fueron capturados en su momento por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), organización que hasta febrero de 2012 utilizaba abiertamente el secuestro extorsivo como forma de financiamiento.
Ese mes, como condición para poder iniciar conversaciones de paz con el gobierno, el grupo guerrillero renunció públicamente a esa práctica y se comprometió a liberar a todos sus rehenes.
Y aunque dos años después los familiares de esos desaparecidos siguen sin tener noticias suyas, el inicio de la discusión sobre el tema víctimas en la mesa de diálogo de La Habana debería permitirles conseguir –por fin– la ansiada respuesta.
Como parte del proceso se están organizando talleres territoriales para recoger las opiniones de la mayor cantidad posible de víctimas del conflicto armado colombiano, que ya dura más de 50 años y tiene entre sus victimarios también a agentes del estado y los grupos paramilitares de extrema derecha.
Pero los familiares de los secuestrados por las guerrillas insisten en que ellos quieren poder conversar “cara a cara” con los guerrilleros, para que estos les digan la verdad sobre aquellos que nunca volvieron.
“Reconocemos a las víctimas de otros actores armados y pedimos que se reconozcan sus derechos”, aseguró la semana pasada, en una reunión de organizaciones de víctimas de las FARC, el general retirado Luis Mendieta, a quien la agrupación armada mantuvo secuestrado por más de una década.
“Pero en este caso en particular exigimos ser escuchados con respeto y preeminencia porque se trata de un proceso de paz con las FARC y no con todos los grupos armados”, explicó Mendieta durante el encuentro, convocado bajo el lema “Más que propuestas, queremos respuestas”.
EN BUSCA DE LA VERDADLa conversación no será fácil. Y en la misma también están llamadas a participar las víctimas de otras acciones de la guerrilla, como atentados, desplazamientos forzados o el reclutamiento de menores por la fuerza.
Pero seguramente buena parte del futuro del proceso de paz dependerá de la forma en la que las FARC asuman su responsabilidad sobre el tema de los secuestros.
“Mientras no haya transparencia en eso, mientras las partes no se pongan la mano en el corazón y no hablen con la verdad, el proceso no se va a resolver tan sencillo”, le dice a BBC Mundo Rafael Mora, quien no ve a su hijo Juan Camilo desde hace más de ocho años, luego de que este fuera secuestrado por las FARC en enero de 2006.
“Y no es que seamos enemigos de la paz. Por supuesto que queremos la paz, pero una paz con verdad, que cuenten realmente qué fue lo que pasó, qué fue lo que sucedió con los nuestros”, agrega.
“Porque ya a estas alturas ¿uno qué va a pedir? Que nos digan la verdad, que nos los devuelvan o que nos digan qué sucedió. Y si no están vivos que nos digan dónde están las tumbas para ir a procesar todo el duelo”.
Las circunstancias de esas posibles muertes, sin embargo, también pueden llegar a constituirse en una de las principales barreras para posibles penas alternativas para los guerrillero implicados.
Y esos dolorosos detalles también son parte de la verdad que los familiares de los desaparecidos quieren.
“Ellos tienen que informar en dónde están los cadáveres y qué paso con ellos: si fueron asesinados en cautiverio, si fueron muertos al intentar la fuga, si por enfermedades, si se ahogaron al pasar un río”, dice Ismael Márquez, de 80 años, quien tampoco ve a su hijo Enrique desde que este fue secuestrado por las FARC en febrero de 1999.
“Lo que nos interesa es la verdad. No hay ningún interés en una reparación económica o simbólica ni nada”, agrega Márquez, quien preside la organización “Los que faltan”, que trabaja muy de cerca con “Las voces del secuestro”.
Y, según Herbin Hoyos, su programa seguirá insistiendo, domingo a domingo, hasta conseguir todas las respuestas.
“Tenemos que obligar a los negociadores de las FARC en Cuba a que nos entreguen los secuestrados que están vivos y a que nos devuelvan los restos de los que fueron asesinados o murieron en cautiverio. Que nos entreguen los que faltan”, le dice a BBC Mundo.
“Porque si no se logra establecer la verdad ahora, si no se logra que los devuelvan ahora, y se firma la paz, ya no se va a lograr nunca”, explica.
“Aunque si no se firma la paz tampoco se va a lograr nunca”, agrega.
“En otras palabras este es el momento para hacerlo”.