Un año después de que el primer caso de covid-19 se confirmara en México el 28 de febrero de 2020, muchos analizan con los conocimientos que se tienen ahora cuáles fueron los aciertos y errores de la estrategia del gobierno.
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Uno de los libros de los que más se habla en el país en las últimas semanas tiene precisamente en su portada el rostro del principal responsable frente al coronavirus del ejecutivo mexicano junto a un título que no deja indiferente: “Un daño irreparable. La criminal gestión de la pandemia en México”.
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Su autora es la mexicana Laurie Ann Ximénez-Fyvie, microbióloga y doctora en Ciencias Médicas por la universidad de Harvard, quien critica con dureza la actuación del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, de quien asegura que en estos meses se ha dejado llevar por criterios “más políticos que científicos”.
Al llamado “zar del coronavirus” le recrimina no haber tenido una estrategia para contener los contagios y apostar por la llamada “inmunidad de rebaño”. El gobierno siempre mantuvo que uno de sus objetivos era lograr espaciar los contagios para evitar la saturación de los hospitales.
También ataca la decisión del gobierno de no fijar ninguna restricción en las fronteras aéreas para controlar la entrada de personas al país. El ejecutivo insiste en que la contribución que viajeros internacionales podrían tener en los casos de un país como México que ya tiene una transmisión activa del virus “es francamente pequeña”.
BBC Mundo hizo balance de este primer año de pandemia en México con Ximénez-Fyvie, actualmente jefa del laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Autónoma de México. (Esta entrevista ha sido editada por razones de longitud y claridad).
¿Cuál es su finalidad al publicar este libro?
Es el objetivo que he tenido desde que comencé a hablar sobre los errores que se estaban cometiendo en la gestión de la pandemia en México. Era destacar las decisiones equivocadas para que se escuchara la voz desde una perspectiva académica y científica en el campo de la salud.
Y sobre todo para que algo cambiara, que hubiera una rectificación, algo que nunca ocurrió. La intención ha sido dejar un testimonio escrito de lo que es lo que ocurrió en México y cuáles son las decisiones que llevaron a tantas personas a morir.
¿En qué se basa para calificar de “criminal” la gestión del gobierno? Es un adjetivo muy duro.
Inicialmente, pensé que su gestión era un error por falta de información. Ahora, lamentablemente, me doy cuenta de que en México no es que no hayan sabido qué hacer, es que tomaron la decisión de no hacerlo. Por eso le metí la palabra “criminal” al subtítulo del libro, porque saber cómo se puede remediar una situación y cuáles son las herramientas que se necesitan tomar para detener una catástrofe que está llevando a cientos de miles de personas a morir y no tomar esas decisiones… pues a eso le llamo criminal.
¿Estamos hablando entonces de tomar decisiones equivocadas a sabiendas de lo que pasaría? ¿A qué decisiones se refiere?
El doctor Hugo López-Gatell es una persona que tiene la preparación y el conocimiento para manejar un problema de esta naturaleza. Lo que se puede hacer para detener la pandemia son conocimientos básicos de epidemiología.
Se sabe que el control migratorio y del movimiento de personas controla la dispersión de contagios, se sabe que hay que identificar a los casos para aislarlos y detener la transmisión… Es una situación que está ocurriendo dada una decisión consciente de llevar una estrategia, a sabiendas que está llevando a tanta gente a morir.
Usted defiende que México no apostó por la contención de contagios sino que apostó por lograr la llamada “inmunidad de rebaño” en la población, pero el gobierno nunca ha confirmado esto como sí lo hizo el de Reino Unido en su momento.
Sí, nunca se ha hablado abiertamente, pero sí se ha dicho en repetidas ocasiones que México no pretende una estrategia de contención sino de mitigación. Así que es lo mismo. Y ha sido una mitigación laxa, por eso el confinamiento nunca ha sido obligatorio, ni el uso de cubrebocas.
Nunca México ha tenido una estrategia para detener los contagios. Para eso se deberían vigilar las fronteras, se debería hacer rastreo de contactos y detectar el mayor número de casos asintomáticos, que son los que dispersan la enfermedad y poder aislarlos. Pero México solo hace pruebas a casos con sintomatología bastante avanzada, por eso que nunca sabemos cuántos contagios hay realmente.
Aquí no se procuran contener los contagios, solo se deja que la gente se siga infectando pero tratando de administrarlos en el tiempo para no saturar los hospitales. Eso es lo que hace México.
Tiene en su libro incluso una mención al médico nazi Josef Mengele que ha sido muy polémica, al decir que él no elegiría llamar “genocidio” a esta táctica de López-Gatell.
Creo que ahí he sido malinterpretada. Mengele es una persona que intencionalmente quiso matar gente, pero yo no creo que López-Gatell tuvo ese objetivo. Él simplemente tomó decisiones que políticamente parecían expeditas para controlar el problema y sus decisiones han llevado a la gente a morir, pese a que no ha sido su intención matarlos.
Lo que quise dar a entender con el comparativo con Mengele es por esa figura del hombre vestido de médico que, por seguir una corriente política, incurre en falta de ética a su profesión como médico y científico.
Definitivamente, no considero a López-Gatell un asesino ni un psicópata. Creo que ha sido un científico irresponsable y negligente, que es distinto.
Usted tiene claro entonces que el papel de López-Gatell ha sido más político que científico durante la pandemia.
Sí, no me queda la menor duda de eso. ¿Cómo puede un médico desestimar el uso preventivo del cubrebocas? Eso es una medida política porque el presidente se rehúsa a ponérselo.
También insiste en desestimar, contra toda la evidencia científica, la medida de vigilar y controlar la migración al país. Todos los países lo están haciendo, y ahora requieren pruebas PCR negativas para los viajeros que ingresan al país o también cuarentenas ¿Por qué? Pues porque es una medida que funciona, necesitamos impedir que entren los contagios. México nunca ha tenido eso porque no quieren el agobio de no tener turistas, no quieren este agravio que repercute desde el punto de vista económico.
Pero un científico que dice que una medida muy lógica y comprobada no funciona, pues no está hablando como epidemiólogo… está hablando como un político, defendiendo la postura del presidente que prefiere no hacer estos cercos sanitarios porque es costoso y no quiere asumirlo.
También a usted la han criticado por hacer en su libro este tipo de valoraciones de si es político o no, en lugar de limitarse a decir lo que está bien o mal en base a datos científicos.
Me han ofrecido muchos puestos políticos y todos los he rehusado. No tengo inclinación política de ningún tipo. Lo que ocurre es que hay mucha gente que politiza todo. O sea, el cubrebocas ahora es político: si estás con el presidente no te lo debes poner, si estás contra él te lo pones… Eso no es político, es un tema de salud.
Pero muchos parecen no comprender que alguien vea una injusticia y alce la voz a favor de los que se enferman y mueren, sin tener connotación política. Si estuviera otro partido en el poder, yo estaría diciendo lo mismo. Pero si quienes toman las decisiones son López-Gatell y el señor presidente, pues los tengo que nombrar. Pero eso no tiene connotación política porque yo no tengo ninguna intención política en absoluto.
La situación en muchos otros países con relación al covid-19 es desastrosa. ¿Qué es lo que diferencia a la gestión de México?
Está claro que muchos países lo han manejado mal: Brasil, Argentina, España, Estados Unidos sobre todo… Pero que muchos lo hayan hecho mal, no exime a México de la responsabilidad.
Pero si hay algo que hace que el problema en México sea peor es que otros líderes como Angela Merkel o Boris Johnson vieron que el problema en sus países era muy grave y que no lo estaban pudiendo controlar. Así que salieron a pedir disculpas a la población por el manejo de la pandemia, a decir que subestimaron el problema, que no actuaron a tiempo, e inmediatamente rectificaron. Más confinamiento, más pruebas, más cubrebocas.
La diferencia es que en México ni siquiera se reconoce que algo malo esté sucediendo, es decir, nos insisten siempre en que la pandemia ya está controlada y vamos de salida. Aquí no hay ningún indicio de que se pretenda cambiar o mejorar la estrategia.
Ha mencionado a algunos mandatarios de otros países. ¿Qué opina de la postura pública frente a la pandemia del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador?
Después de que López Obrador se contagiara de covid-19, había dos opciones. La de Boris Johnson, que tras contagiarse cambió la estrategia de Reino Unido al ver que la enfermedad era terrible y había que hacer más para controlarlo; o la de Donald Trump, que tras haber estado infectado siguió descartando todas las opiniones científicas y a decir que la pandemia no era tan grave, que él se recuperó aún siendo mayor y teniendo obesidad.
En su primera aparición tras el contagio, López Obrador dijo: “no, yo voy a usar cubrebocas porque ya me contagié, yo ya no contagio”. Hizo lo mismo que Trump: mandar un mensaje a la población de que si usted ya se infectó y sobrevivió, no es necesario que tome ninguna medida.
Su actitud fue dejar claro que él no va a cambiar nada, al contrario, está redoblando las actitudes negligentes e irresponsables que tuvo antes de infectarse. Ahora las hace más enfáticas. Es una verdadera desgracia que sea así.
¿Es todo culpa del gobierno? ¿Qué parte de responsabilidad recae sobre la población?
Cuando en México le dices a alguien que no sea irresponsable y se ponga cubrebocas, te dice: “No, no, perdón, el presidente dice que no es necesario”. La población nunca ha tenido información clara de las autoridades para cuidarse y prevenir contagios.
Pero después el gobierno quiere desviar la responsabilidad hacia la población, diciendo que estamos así porque la gente sigue haciendo fiestas. Pues la gente hace fiestas porque ese es el mensaje que se les ha dado, de que esto no es grave, que vamos de salida, que ya aplanamos la curva y domamos la pandemia.
Supongo que la población mexicana no ha hecho las cosas tan bien como se pudieron haber hecho, pero ¿podemos realmente responsabilizar a la población cuando los mensajes que ha recibido de las autoridades han sido tan equivocados?
¿Usted ha recibido alguna comunicación o respuesta del gobierno tras la publicación del libro?
No, ninguna. Nunca he sido contactada por las autoridades en ningún nivel. Nunca he estado en contacto con López-Gatell, nunca ha procurado contactarme ni yo a él. Procuré un acercamiento hacia el gobierno de la Ciudad de México para ver si había algo que yo pudiera contribuir a los esfuerzos de contención de la pandemia en la capital, y la respuesta que recibí es que no quieren saber nada de mí.
Creen que soy el enemigo, pero no lo soy. Yo no he criticado al gobierno, yo estoy criticando la gestión de la pandemia.
También la han atacado quienes creen que su formación en odontología no la convierte en una voz autorizada para opinar de la gestión de la pandemia.
Estudié odontología como primer grado académico en la licenciatura. Después tengo un doctorado en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, en donde me especialicé en Microbiología y he trabajado dentro del área académica-científica los últimos 21 años de mi vida.
Es como si a López-Gatell lo llamáramos “médico general” [es especialista en Medicina Interna] sin contar su doctorado en Epidemiología. Gritarme en redes sociales “dentista” me parece una verdadera ridiculez.
Atendiendo a su calificación de “criminal” de la gestión en México, ¿cree que alguna autoridad acabará teniendo que rendir cuentas por lo sucedido en esta pandemia?
Esto ya no me interesa. O sea, haber llevado a tanta gente a morir, pues alguien tendría que rendir cuentas, ¿no? Es un verdadero crimen lo que ha ocurrido en México con la pandemia. Pero eso a mí ya no me compete.
Mi libro se titula también “Un daño irreparable” por toda la gente muerta, eso ya no se puede reparar. Hagan lo que hagan, si los meten en la cárcel, los destituyen… pues nada va a revivir a esos muertos ni quitar la pena a las familias enlutadas.
¿Cree que aún hay tiempo para el cambio de estrategia frente ala covid-19 en México que usted reclama?
Por supuesto, aún hay cientos de miles de vidas que se pueden salvar. Estados Unidos lo está demostrando. El país que peor manejó la pandemia en el planeta, ahora lo están revirtiendo con una persona que llegó [a la presidencia] y que sí escucha a los científicos, que mete los recursos e infraestructura. Y sus cifras comienzan a mejorar.
Así que ahí tenemos demostraciones de que se puede hacer. Vale la pena luchar por salvar vidas, hay mucho que se puede hacer con la estrategia correcta y mandando los mensajes adecuados.
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