Un grupo de migrantes latinoamericanos en el sur de México se cosió este martes la boca en protesta por no recibir documentos que les permitan quedarse en el país o atravesarlo para llegar a la frontera con Estados Unidos.
Los migrantes —principalmente provenientes de Centro y Sudamérica, y también de Haití— están varados en la sureña ciudad de Tapachula, en el estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, a la espera de que sus pedidos de asilo y visas humanitarias sean procesadas por las autoridades.
Muchos de ellos llevan meses esperando la documentación.
Y una docena de ellos, para dejar en evidencia la desesperante situación, acudieron a las puertas de la Subdirección de Regulación Migratoria Zona Sur y se atravesaron los labios con agujas e hilo.
“Que no nos obliguen a quedarnos aquí. Que nos concedan visados humanitarios o de visita para que podamos seguir adelante”, le dijo a Euronews Wilbert Cardenal, un migrante de Nicaragua que participó en la protesta. “Si intentamos hacerlo por nuestra cuenta (sin los visados), nos detienen y nos golpean”, agregó.
“Queremos pasar y ser libres”, se le escucha decir también a Ricardo Vargas, otro de los participantes, en las imágenes obtenidas por la agencia Reuters.
Y el activista Irineo Mujica señala en el video que estas acciones las hacen para exigir un trato más humano y que se acelere el trámite migratorio.
La cantidad de personas solicitando estatus de refugiados o asilo en México se ha más que duplicado desde 2019, alcanzando un máximo de 131.448 solicitudes en 2021, según datos oficiales.
Varios de los migrantes se quejaron de las condiciones en las que viven. Muchos pernoctan en parques y en las calles, y dependen de la asistencia humanitaria durante la espera.
“Nosotros llevamos 15 días durmiendo en el parque, con los niños bajo el agua; nos han cerrado puertas de todos lados”, le señaló a la agencia AFP Patricio Peralta, llegado de Guatemala.
El principal centro de migración de México está en Tapachula, donde se procesan aproximadamente 70% de las solicitudes de asilo.
A través de un comunicado hecho público este miércoles, el Instituto Nacional de Migración (INM) rechazó que se someta a los grupos de migrantes a acciones que puedan afectar su salud física y mental.
“Resulta preocupante que estas medidas se hayan realizado con el consentimiento y respaldo de quienes se dicen sus representantes, con la intención de presionar a la autoridad migratoria sobre una atención que ya se brinda”.
Las autoridades afirman estar lidiando con las solicitudes de asilo y dando prioridad “a quienes integran los grupos vulnerables, como niñas, niños, adolescentes, mujeres embarazadas, víctimas del delito, personas con alguna discapacidad, núcleos familiares y adultos mayores”.
Por su parte, los manifestantes aseguraron que no buscan confrontaciones sino únicamente documentos para poder avanzar hacia el norte.
“Me dieron cita para dentro de tres o cuatro meses y yo no tengo dinero para quedarme esa cantidad de días”, le dijo a la agencia AFP el venezolano Rafael Hernández.
La mayoría de los migrantes salieron de sus países por la pobreza, la violencia y los desastres naturales.
Según una estimación de Médicos Sin Fronteras de septiembre de 2021, Tapachula estaba ya por entonces “completamente colapsada”.
Otras protestas con bocas cosidas
Esta no es la primera vez que un grupo de migrantes en situaciones extremas han recurrido a coserse los labios.
Una de las primeras protestas de ese tipo se registró en 2014 en un centro de detención de migrantes administrado por Australia en la Isla de Navidad.
De un grupo de solicitantes de asilo iraquíes, kurdos e iraníes que entraron en huelga, 10 se cosieron los labios, después de que un iraquí se hubiera suicidado en un centro de detención en Sídney.
En enero de 2015, unos 500 migrantes varados en Papúa Nueva Guinea que buscaban asilo en Australia iniciaron una huelga de hambre y algunos de ellos se cosieron los labios.
Según Comité de Acción para los Refugiados, lo hicieron para denunciar las condiciones de los migrantes detenidos en un centro en la isla Manus.
Ese mismo año, en noviembre, varios migrantes varados en la frontera entre Grecia y Macedonia se cosieron los labios en protesta por no permitírseles seguir su ruta por los Balcanes hacia Europa.
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