Encantador, deportista, feminista, defensor de minorías; esos son solo algunos de los adjetivos más empleados para referirse al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, desde que llegó al cargo en el 2015.
Haber constituido un gabinete con la mitad de representantes femeninas, legalizar el consumo de la marihuana, acoger a los refugiados sirios en medio de la crisis mundial y elevar los impuestos para los emisores de gases de efecto invernadero, acompañado de un magnífico manejo en redes sociales consolidaron la imagen de Trudeau como la del líder político ideal para estos tiempos.
El contraste con su vecino del sur, Donald Trump, solo hizo que esta imagen adquiriera cada vez más fuerza.
Se convirtió en primer ministro representando al Partido Liberal en las elecciones federales del 2015, granjeando el 39,47% de los votos y rompiendo con la hegemonía impuesta por el Partido Conservador durante la última década.
Para el 2017, el 67% de canadienses creían que Trudeau y los Liberales habían hecho un “buen” o “muy buen” trabajo representando la imagen del país internacionalmente, según una encuesta de Insights West.
Sin embargo, una serie de escándalos han ido mellando la imagen del carismático líder.
Actualmente, ostenta el vergonzoso récord de ser el único primer ministro canadiense que ha roto en dos ocasiones la ley de conflicto de intereses.
El más reciente escándalo fue la difusión, este jueves, de una foto tomada en el 2001 donde aparece disfrazado de Aladino y con el rostro pintado de negro para la ocasión.
Trudeau no ha tardado en salir a decir que espera que los canadienses lo perdonen por la fotografía claramente racista.
A un mes de las elecciones en Canadá, este podría ser un golpe letal para quien busca renovar por cuatro años más su mandato. Además, ha sido el punto de partida para que otros escándalos del político resurjan en la web.
-- Sospechosas vacaciones --
En enero del 2017, Trudeau afrontó su primer gran escándalo referente al conflicto de intereses tras conocerse que había aceptado vacacionar junto a su familia en la isla privada que tenía en las Bahamas el Aga Khan, título de los imanes ismaelitas, durante el verano boreal del 2016.
El problema surgió cuando se descubrió que la fundación del Aga Khan mantenía conversaciones con el Gobierno para recibir subvenciones por unos 15 millones de dólares estadounidenses.
Un escándalo que aumentó en dimensión al revelarse que las vacaciones costaron US$215 mil, dinero obtenido de los impuestos, y no los US$127,187 que se había declarado en primer lugar al Parlamento, según la cadena CBC News.
En diciembre del 2017, la comisionada de Conflictos de Intereses y Ética, Mary Dawson, determinó que Trudeau había roto múltiples reglas federales sobre ética al aceptar el viaje en helicóptero del Aga Khan y la estadía en su isla privada.
-- Un viaje en el que todo salió mal --
En febrero del 2018 Justin Trudeau y su familia llegaron a la India en busca de fortalecer el intercambio comercial entre ambos países. Pronto, el viaje que no debía constituir mayores problemas se torno en una pesadilla para la imagen del político.
Durante el viaje fueron criticadas en múltiples ocasiones sus elecciones de vestuario, más vinculado al popular y multimillonario Bollywood que a la vestimenta cotidiana del país. A esto habría que sumarle que durante casi una semana el Gobierno de Nueva Delhi pareció ignorar al líder canadiense.
La cereza para este pastel de calamidades fue la cena en la residencia del alto comisionado de Canadá en la India a la que fue invitado el primer ministro. En el mismo evento, además, estaría presente un extremista Sikh condenado por intentar asesinar a un prominente político de la India.
-- Intereses en juego... otra vez --
En febrero, el comisionado de Conflictos de Intereses y Ética del Parlamento Canadiense, Mario Dion, expuso un informe que concluía que Justin Trudeau había incumplido nuevamente la ley de conflicto de intereses.
En esta ocasión, el caso giro en torno a la constructora SNC-Lavalin, una de las más grandes del país, que había sido acusada de haber sobornado a altos funcionarios libios durante el régimen del fallecido Muamar Gadafi.
La vinculación a Trudeau comenzó con la aprobación de una medida que permitía a empresas con acusaciones criminales acceder a un acuerdo de enjuiciamiento diferido con la Fiscalía Canadiense y evitaba ser llevada ante los tribunales.
La Fiscalía decidió que el caso de SNC-Lavalin no aplicaba para esta medida y, por lo tanto, debía ser enjuiciada. Según la ministra de Justicia de entonces Jody Wilson-Raybould la presionó para evitar una condena contra la empresa alegando que empleaba a 9 mil personas y era una de las más grandes de Quebec, provincia que él representa en el Parlamento.
El conflicto escaló hasta convertirse en el mayor escándalo durante la administración Trudeau, lo que le costó la renuncia de dos ministros y que las encuestas arrojaran como favoritos al Partido Conservador para las elecciones (35% a 30%, según los sondeos).
Hasta antes de la nueva polémica en la que se ve a un joven Trudeau con el rostro pintado de negro, las cifras indicaban un empate a 30% de intención de voto para el Partido Liberal y el Conservador.
El impacto de este nuevo escándalo aún debe ser medido. Pero todo parece indicar que la brillante estrella de Trudeau se viene apagando poco a poco.