La vicepresidenta y aspirante demócrata Kamala Harris hizo una apuesta arriesgada al elegir al gobernador progresista de Minnesota, Tim Walz, como su compañero de fórmula. Las posturas valientes, pero no universalmente populares, de Walz sobre la inmigración lo convertirán en un blanco principal de los ataques del candidato republicano Donald Trump a la fórmula demócrata.
Las opiniones de Walz sobre la inmigración son diametralmente opuestas a las falsas afirmaciones de Trump de que una “invasión” de inmigrantes está causando una ola de crímenes violentos y “envenenando la sangre” del país norteamericano.
De hecho, varios estudios muestran que los inmigrantes indocumentados en promedio cometen menos delitos que las personas nacidas en EE.UU. Además, las cifras de la Patrulla Fronteriza muestran que el flujo de inmigrantes indocumentados ha disminuido este año.
Pero el discurso populista antinmigrante de Trump energiza a su base y le genera grandes titulares. Incluso antes de que Harris eligiera a Walz como su compañero de fórmula, Trump había escogido la inmigración como su principal tema de campaña.
Los dos primeros puntos en el preámbulo de la plataforma del Partido Republicano para las elecciones del 2024 proponen “sellar la frontera y detener la invasión migratoria” y “llevar a cabo la mayor operación de deportación en la historia de EE.UU.”.
En comparación, Walz defiende “un enfoque equilibrado en lugar de la demonización” de los migrantes, según el grupo de defensa de los migrantes Americas Voice.
Por ejemplo, Walz ha ridiculizado el plan de Trump de construir un muro fronterizo, calificándolo como un monumental desperdicio de dinero. “Él [Trump] habla de este muro, yo siempre digo, déjenme saber qué tan alto es. Si mide siete metros, entonces invertiré en una fábrica de escaleras de nueve metros”, dijo Walz a CNN a principios de este mes.
Asimismo, Walz aprobó una ley estatal en el 2023 que permite dar licencias de conducir a residentes de Minnesota independientemente de su estatus migratorio. Walz argumentó que permitir que los inmigrantes conduzcan a sus lugares de trabajo beneficia a la economía, y que los inmigrantes que no temen la deportación son más propensos a cooperar con la policía.
Las posturas de Walz sobre la inmigración tienen mucho más sentido que las ridículas declaraciones de Trump, quien dice que hay un virtual “ejército” de inmigrantes que estarían siendo liberados de las cárceles e instituciones mentales de América Latina con el propósito de destruir a EE.UU.
Eso no ha sido respaldado por ninguna fuente creíble y es una tontería absoluta, pero muchos estadounidenses se están creyendo ese cuento.
Según una encuesta de julio de Gallup, el 55% de los estadounidenses adultos quiere que se reduzca la inmigración, contra un 41% que pensaba así el año pasado. Es la primera vez en casi 20 años que una mayoría de estadounidenses quiere menos inmigración, según el sondeo.
En ese contexto, me pregunto si Harris tomó la decisión correcta al elegir a Walz, en lugar de un candidato de centroderecha que habría llamado menos atención sobre el tema migratorio.
Quizás Harris pensó que Walz le ayudará a ridiculizar la falsa narrativa antinmigratoria de Trump. Pero el hecho es que la presencia de Walz en la fórmula demócrata le permitirá a Trump convertir la inmigración en el punto central de la campaña presidencial. Eso no es bueno para los demócratas.
Por el momento, la elección de Walz ha energizado a las bases demócratas, y ha ayudado a Harris a superar a Trump en varias encuestas. Pero, para ganar en noviembre, la candidata demócrata tendrá que dar unos pasos hacia el centro del espectro político para ganar el voto de los independientes. De lo contrario, prevalecerá la demagogia antinmigrante de Trump.
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