Asunción (EFE) Guatemala está replanteando su estrategia para luchar contra el narcotráfico. La legalización de la exportación de la marihuana podría convertirse en su nuevo as bajo la manga.
Su primer público internacional en oír esto ha sido nada menos que la OEA, durante la 44 Asamblea General en Paraguay.
Lo singular de que el canciller guatemalteco, Fernando Carrera, haya presentado este proyecto en esta Asamblea, es que se realice en el país que es el mayor productor de marihuana de América del Sur. En los campos paraguayos se cultivan unas 30.000 toneladas cada año, según las autoridades.
Carrera expuso esta iniciativa durante el debate sobre la reorientación de la política contra las drogas, y de cara a una cumbre en septiembre sobre el tema.
La región ha dejado atrás la política de guerra contra las drogas impulsada por Washington en los 80, que no logró ni reducir el consumo ni la producción, y ahora estudia cambios en el tratamiento internacional de la marihuana, tras su legalización en Uruguay y en los estados estadounidenses de Colorado y Washington.
“¿Qué pasa si un país como Colombia, que produce droga para el tráfico ilegal, decide exportar marihuana a Colorado de forma legal? Eso debería poder existir”, aseveró Carrera en una entrevista con EFE.
El canciller indicó que están en marcha estudios legales para ver cómo eliminar la prohibición actual, mediante la emisión de licencias a compañías para exportar marihuana a mercados donde es legal.
Esa será una de las ideas que se presentarán en la Asamblea Extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre drogas que tendrá lugar el próximo 19 de septiembre en Guatemala, dijo.
Su presidente, Otto Pérez Molina, ha sido uno de los promotores de un giro en el debate continental sobre el problema, del que América Central sufre en particular por ser la principal vía de tránsito de los narcóticos de los Andes hacia México y Estados Unidos.
Guatemala propone “que el cannabis o marihuana sea una sustancia manejada soberanamente. Es decir que no tengamos una prohibición mundial para el tráfico, consumo y producción”, dijo Carrera.
Cada país podría decidir si lo prohíbe totalmente, si lo permite para uso medicinal o si lo legaliza también para consumo recreacional.
Guatemala mantiene que la nación debería poder hacerlo sin tener que renunciar a ser miembro de los tratados internacionales contra las drogas, explicó.
En esos casos los países donde es legal se comprometerían a impedir que la marihuana entre en naciones vecinas donde no lo sea.
Las propuestas guatemaltecas supondrían un cambio radical en la forma en que se concibe y trata la marihuana a nivel internacional.
“El cannabis representa el 80% del mercado del consumo global de drogas ilegales. Si tú lo sacas de la ecuación te puedes concentrar la atención en el control del otro 20%, alguno de ellas sustancias altamente peligrosas y dañinas a la salud donde probablemente no haya otra opción más que prohibirlas”, dijo el canciller.
En el debate también ha surgido la posibilidad de legalizar el empleo tradicional de la coca para el mascado o el mercado medicinal, una vieja reivindicación de Bolivia, que cita su uso milenario por los indígenas, o de la amapola, explicó el canciller.
Carrera aseveró que la Asamblea que tendrá lugar en su país definirá las orientaciones de la política contra las drogas para el período 2016-2020.
También abogó por invertir menos dinero en el control de la droga y más en prevenir la adicción.