Para los católicos, hoy es Viernes Santo; para los judíos, el inicio de la Pascua; y para los musulmanes un día del Ramadán, mes de ayuno y reflexión. Los choques, por tanto, son inevitables, sobre todo en Jerusalén, ciudad santa para estas religiones. Sin embargo, los problemas se han agudizado desde hace semanas entre palestinos e israelíes.
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Tan solo ayer, manifestantes palestinos se enfrentaron a la policía de Israel, dejando más de 150 heridos en la Explanada de las Mezquitas. AFP informa que 400 palestinos fueron detenidos.
El caos se inició “el viernes temprano, cuando varios palestinos lanzaron piedras y las fuerzas de seguridad israelíes respondieron con balas de goma y granadas ensordecedoras hacia los manifestantes”. Más tarde, cuenta la agencia de noticias, algunos “alborotadores encapuchados” ondearon banderas de Hamás, el movimiento fundamentalista palestino.
A diferencia del año pasado, la violencia no escaló. En el 2021 y también durante el Ramadán, grupos armados palestinos lanzaron “cohetes y otros proyectiles” desde la Franja de Gaza. La respuesta de Israel fue devolver el golpe.
Pero el conflicto no se circunscribe a Jerusalén. EFE anota que, desde el 22 de marzo a la fecha, se registraron 39 muertes por “incidentes violentos”. Ataques, redadas, enfrentamientos fueron el preludio para los ataques de ayer.
Quizás uno de los últimos hitos en el conflicto es lo que aconteció en el barrio Sheikh Jarrah, al este de Jerusalén. A inicios del 2021, un tribunal israelí ordenó desalojar a cuatro familias palestinas a favor de colonos judíos. No era la primera vez que sucedía: según Anadolu Agency, “al menos 27 familias palestinas” sufren desde hace años amenazas de desalojo. En dicha ocasión, el vaso rebalsó.
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Entonces fue que se sucedieron los ataques en Israel y la Franja de Gaza.
Más tarde, en junio, “colonos israelíes fundamentalistas incendiaron” Sheikh Jarrah.
En octubre, Estados Unidos denunció los planes de Israel: construirían 1.355 “nuevas viviendas en colonias judías de Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967, una decisión denunciada por los palestinos”.
“Nos oponemos firmemente a la extensión de las colonias, que es totalmente contraria a los esfuerzos para reducir las tensiones y garantizar la calma, y afecta las perspectivas de una solución de dos Estados”, declaró el entonces portavoz de la Casa Blanca, Ned Price.
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Problema que parece no tener fin
Los problemas entre palestinos e israelíes volvieron a las primeras planas este año. El 12 de enero, por ejemplo, se reportó que un palestino de 80 años perdió la vida luego de ser “detenido y abandonado esposado por soldados israelíes”.
El mes de febrero se inició con la denuncia de Amnistía Internacional. La asociación sostuvo: “Las políticas crueles de segregación, de desposesión y de exclusión de Israel en esos territorios equivalen claramente a un apartheid”.
“Vivan en Gaza, en Jerusalén Este, en el resto de Cisjordania o en Israel, a los palestinos se les trata como a un grupo racial inferior y sistemáticamente se les quitan sus derechos”, agregó Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
Pocos días más tarde, la visita de Itmar Ben Gvir a Sheikh Jarrah, “diputado de la formación de extrema derecha ‘Sionismo religioso’, conocido por sus declaraciones incendiarias sobre los palestinos”, causó problemas. Se registró, al menos, 31 heridos.
Los problemas, sin embargo, son más frecuentes y no necesariamente llaman la atención del mundo. El 22 de marzo, cuatro israelíes fallecieron luego de “un ataque con cuchillo y atropello” en el sur del país. Cinco días después, “dos policías israelíes murieron en un ataque con armas de fuego”.
Ambos ataques fueron reivindicados por el Estados Islámico.
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El 29 de marzo, un palestino del norte de Cisjordania asesinó con arma de fuego a cinco personas. Al día siguiente, el primer ministro israelí Naftali Bennett, ordenó que las tropas salieran a la calle, en un operativo contra “personas vinculadas al Estado Islámico”.
El 31 de marzo, en el campo de refugiados de Jenín, Cisjordania, dos palestinos murieron a manos de tropas de Israel.
Sucesos de este tipo continúan en abril, casi a diario.
La organización Ateret Cohanim, que “propugna la judaización de toda la Ciudad Santa”, es parte de este fenómeno. Si bien trata de desalojar a los palestinos a través de la vía legal, los colonos judíos también optan por apoderarse de inmuebles a partir de ocuparlos ilegalmente. Uno de los últimos casos es el del “emblemático edificio del hotel Petra, propiedad del Patriarcado Ortodoxo”.