El caricaturista Rafael Pineda dice que la primera vez que oyó la historia de Luis Cardona, el periodista a quien unos narcotraficantes secuestraron y golpearon indolentemente en Chihuahua, México, lloró efusivamente. Y lo siguió haciendo mientras volvía a escuchar el relato. Y cada vez que dibujaba. Y ahora que repite la historia frente a jóvenes estudiantes de periodismo en Medellín, Colombia, uno no sabe si lo está haciendo o no porque llueve copiosamente.
Hace unas semanas, Pineda estuvo en el país caribeño porque su cortometraje “Soy el Nùmero 16”, que narra el brutal capítulo del periodista Luis Cardona, fue finalista en la categoría Innovación en el Premio Gabriel García Márquez 2016. Allí recordó que a fines del 2012 estaba en una fiesta con colegas suyos en México D.F. cuando un amigo suyo, Polo Hernández, los presentó.
“Era un sábado por la tarde cuando lo vi (a Rafael Pineda) entrar por la puerta en la que apenas cabía. Era un pata grande, con 54 años, y al calor de un mezcal, un trago mexicano, empezó a contar todo”.
En resumen lo que le contó fue esto.
Luis Cardona, como director de un periódico local de Chihuahua, México, empezó a reportar la desaparición de jóvenes y la sospecha era que bandas de narcotráfico se los llevaban para obligarlos a trabajar en cultivos de droga. En total fueron 15. Y un día, mientras estaba en el centro de la ciudad y con decenas de personas a su alrededor, personas vestidas con uniforme militar lo secuestraron.
Con los ojos totalmente vendados lo trasladaron, cuenta Cardona en el cortometraje, hasta la Comandancia Policial. En ese lugar lo golpearon por horas. Lo patearon tanto que se desmayó y cuando despertó continuaron haciéndolo. Y por una extraña razón, que no se explica, no lo mataron. Pero eso no fue una felicidad completa para él.
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EL CORTOMETRAJE
“Lo que sucede después es un calvario, te rompen, te quiebran con la familia, la estabilidad laboral se pierde, todo se va al caño. Quedas con un estigma, nadie te da empleo. Entregas tu currículum y cuando se enteran que eres desplazado va para atrás, no quieren broncas”, le dijo a la BBC.
LA RECONSTRUCCIÒNJunto a su amigo Polo Hernández, Rafael Pineda decidió contar de alguna manera esta historia. Primero pensó en una novela gráfica dada sus dotes de caricaturista. Luego creyó que un cortometraje sería lo ideal para llegar a más público.
La explicación es necesaria: desde el año 2000 más de 100 periodistas mexicanos han sido asesinados por hacer su trabajo. Luis Cardona estuvo a punto de aumentar esta lista. Durante más de un año, Pineda y su equipo le dieron forma al cortometraje y lo más complicado residió en su inexperiencia en este campo. “El 90% del cortometraje lo hicimos con un iPhone, yo estaba enfocado en las imágenes, cada frase nos costaba dibujarla y peor aún que soy un pinche palo de llanto”, recuerda.
El caricaturista compartió esta labor con su trabajo habitual en medios mexicanos. Por eso, para el proyecto utilizó las noches y las madrugadas, además de su dinero para pagarles a sus colaboradores. “Tuvimos retos narrativos, económicos y psicológicos”.
Finalmente, en junio del 2015 el cortometraje estuvo listo y fue publicado en la página web Piedepagina.mx. Desde entonces ha sido subtitulada al inglés, francés, italiano y alemán. Y hace poco les ofrecieron hacer lo propio con el portugués
Pineda lamenta que el impacto no haya sido descomunal. Salvo entre la comunidad periodística, la historia de Luis Cardona no ha generado movilizaciones ciudadanas ni una respuesta de las autoridades mexicanas. “Cardona estuvo oculto durante mucho tiempo porque temía las amenazas y alguna represalia. Hoy está mejor, pero nunca volverá a ser el de antes”, cuestiona el caricaturista.
Y es cierto, junto a otros periodistas mexicanos desplazados el protagonista del cortometraje ha fundado un portal de investigación periodística llamado Diario19.com en el que solo hay corres electrónicos, pero no alguna dirección ni teléfono. Las razones son obvias.
El caricaturista Pineda dice que junto a Sácale Punto Producciones continuará dando a conocer la historia de periodistas asesinados o desplazados por la violencia en México. “Ojalá que así las autoridades tomen en cuenta que estamos en peligro, que somos amenazados, asesinados”.
¿Y es que acaso Pineda no teme represalias por su trabajo? Su respuesta es la siguiente: Los periodistas debemos aprender a vivir con temor, pero sin congelarnos.