Los peruanos amanecemos cada día preocupados por la ralentización de nuestra economía. Tras un decenio creciendo a tasas de 6%, en el 2014 llegamos a poco más de 2% y en el 2015 –según el ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura– no llegaremos a 3%.
En simultáneo, tenemos a voceros de diversas organizaciones no gubernamentales atacando a empresarios peruanos, tildándolos no solo de irresponsables sino también de tontos. En efecto, en el caso de la pesca, han surgido voces que expresamente están en contra de las actividades de la industria formal, pese a que esta se encuentra estrictamente regulada y fiscalizada, y que en el ámbito mundial se reconoce a nuestro país y a los científicos del Instituto del Mar del Perú (Imarpe) por el buen manejo de su pesquería.
Se pretende hacer creer que las empresas pesqueras están saliendo a pescar a costa de cualquier cosa, incluso de desaparecer la anchoveta. No somos tontos. La industria pesquera formal, que genera PBI, da empleo y paga sus impuestos, es la primera interesada en la protección y conservación del recurso. De la extracción y procesamiento de la anchoveta depende una inversión de más de US$7.000 millones. Sin anchoveta, las 1.083 embarcaciones y 124 plantas de harina y aceite de pescado serían solo fierro a descartar.
A inicios del 2013, las mismas voces dijeron que en el 2012 se había reducido la biomasa de anchoveta a la mitad y, un mes después, el crucero del Imarpe mostró una biomasa de 12 millones de toneladas métricas, el nivel más alto del último decenio.
Hacemos una alerta ante el activismo político y los discursos que suenan amigables con el planeta, pero que generan alarmas y acusaciones sin sustento científico, aunque aparenten tenerlo.
Los empresarios pesqueros formales respetamos los estudios y decisiones del Imarpe, incluso cuando no nos gustan. Hay que recordar que esta entidad científica, asesora del Estado en temas de uso racional de recursos pesqueros y la conservación del ambiente marino, opera desde hace 51 años y cuenta con científicos de primer nivel, muchos reconocidos mundialmente. No compartimos la posición ni el estilo de quienes aplauden al Imarpe solo cuando se pronuncia como a ellos les gusta, pero la critican cuando choca con su punto de vista o intereses. Los empresarios pesqueros pedimos escuchar más a los científicos que estudian, investigan y conocen nuestro mar y sus recursos, a aquellos que buscan la verdad, revisan sus modelos, los perfeccionan y hacen que la ciencia avance. Y menos a quienes primero tienen una posición y luego buscan argumentos que la sustenten.
Tanto en la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) como en las empresas asociadas a ella apostamos por el manejo sostenible, la investigación científica y la responsabilidad en lo que decimos y hacemos. Y también tenemos un compromiso con la puesta en valor de nuestros recursos, la generación de producción, de exportaciones y de empleo para los peruanos.
No pretendemos matar a la gallina ponedora, como algunos intentan hacer creer. Solo una vez garantizada la sostenibilidad, pescamos.