En Alemania, que ha prolongado su bloqueo actual hasta al menos el 7 de marzo, las cosas van mal: desde octubre, los casos se han disparado, recién ahora están comenzando a disminuir.
Pero, ¿no fue Alemania uno de los líderes mundiales en el control de la pandemia durante la primera ola? Sí. Pero cuando llegó el otoño, las cosas empezaron a ir mal. Y no fue mala suerte. Fue la política.
La primavera pasada, los políticos alemanes actuaron con rapidez. En marzo, se cerraron escuelas, tiendas y restaurantes y se prohibieron las reuniones de más de dos personas. Después de unas semanas, los casos disminuyeron y el país comenzó a reabrirse. Durante el verano, hubo muy pocas restricciones y muy poco COVID-19.Pero cuando los casos comenzaron a aumentar en el otoño, los políticos no repitieron el truco.
En las semanas siguientes, el virus aprovechó la complacencia de Alemania. A finales de octubre, el número de casos diarios se había más que triplicado. La respuesta fue poco entusiasta: cerrar restaurantes y bares pero dejar las escuelas abiertas, una “luz de cierre” que, durante un tiempo, estabilizó la situación. No fue hasta poco antes de Navidad, momento en el que los casos aumentaron drásticamente, que los políticos cerraron el país.
La decisión llegó tan tarde que, a principios de enero, algunas UCI estaban casi abrumadas. Las muertes aumentaron mucho.
Para un país que había sido ampliamente aclamado por su manejo exitoso de la pandemia, fue un retroceso impactante. ¿Por qué pasó esto? La respuesta corta: política. En el 2021, Alemania celebrará seis elecciones estatales más las elecciones parlamentarias.
Al comienzo, el cálculo electoral fue suspendido por la amenaza. Ese ya no es el caso. Aunque la pandemia está lejos de terminar, ahora es el momento de afinar los perfiles políticos.
El complicado lanzamiento de la vacuna ha echado leña al fuego. Como parte de la Unión Europea, que tardó en llegar a un acuerdo con los proveedores y tardó en el despliegue, Alemania ha tenido problemas para vacunar a sus ciudadanos.
Después de los fracasos de los últimos meses, Alemania se enfrenta a un maratón. Para acercar la línea de meta, un enfoque diferente está ganando terreno: un grupo de expertos está promoviendo actualmente una estrategia de “No Covid”, donde los bloqueos no se levantarán hasta que haya menos de 10 casos por cada 100.000 habitantes a la semana.
Requeriría sacrificios. La decisión del miércoles de extender el bloqueo sugiere que los políticos de Alemania podrían actuar con valentía. Pero a medida que la campaña se pone en marcha, ¿se mantendrán?
–Glosado y editado–
The New York Times