Imagínate leer este titular el domingo: “Castigo para la FPF: el Perú no podrá contar con ningún jugador que milite en el extranjero”. ¡Imagínate! ¿Cómo te sentirías si semejante castigo nos lo aplicaran solo a nosotros mientras que todos nuestros rivales sí pudiesen contar sin problemas con todos sus jugadores? ¿Qué emoción te envolvería? Déjame responderte.
Primero, una profunda preocupación, combinada con rabia y resentimiento. “¿Por qué siempre al Perú?”. Luego, mientras llegas a la cumbre de tu frustración o ira, seguramente te preguntarías ¿por qué?, ¿por qué nos están haciendo esto?, ¿quién fue el culpable?, ¿a quién debemos responsabilizar? Y luego, tras unos minutos u horas enfriando la cabeza, lo más probable es que nos enteremos de que entidades del gobierno, empresas, sociedad civil y casi toda peruana o peruano de a pie se pondría a disposición para salvar esa situación.
Pierde cuidado y respira profundo, que tu alma regrese al cuerpo. Esto no va a pasar con la selección, pero te cuento: ¡está pasando con nuestros niños, está pasando con nuestra educación! Por más increíble que parezca, esto nos está pasando en este momento y nadie parece darse cuenta. Venimos de años siendo los últimos en la tabla, y por lejos. Y cuando por fin empezamos a empatar y ganar algunos partidos, viene una pandemia que inicialmente nos afectó a todos por igual, pero que ahora está afectando y pone en riesgo el futuro de nuestros niños.
En los últimos 17 meses, he sido testigo de cómo directores, profesores y funcionarios ligados al sector educativo están haciendo hasta lo imposible por salvar la educación de nuestros niños. Pero la tarea es titánica, nos agarraron desprevenidos. Y pese a todo su esfuerzo y punche, hoy la educación en nuestro país está en una situación no solo crítica, sino dramática.
Algunos pensarán que exagero, pero los datos que nos presentan profesionales duchos en la materia nos lo confirman. Paul Neira, fundador de The Learning Factory, aseguró en una entrevista reciente que estudios en Brasil demuestran que tomará entre 5 y 14 años recuperar los resultados de aprendizaje que se tenían antes de la pandemia. Por otro lado, el economista peruano Pablo Lavado proyectó que la pérdida de 2 años de estudios equivale a una reducción en ingresos equivalente a 118% del PBI, y una posible caída en los ingresos mensuales de estos estudiantes de entre 7,7% y 37,6% si estos fuesen formales o informales, respectivamente.
Este escenario requiere que todo el Perú vuelva a ser ese mar de polos rojos que colmaron las tribunas de los estadios de Rusia. Necesitamos volver a ser esa marea humana dispuesta a ir hasta el fin del mundo con tal de implementar programas de reforzamiento académico para nuestros alumnos luego de la pandemia. ¡Este partido tenemos que voltearlo! ¡Volvamos a hacer posible lo que muchos creen imposible!