Estamos a una semana de las elecciones generales 2021 y 3 de cada 10 peruanos no ha decidido aún su voto (Datum). En elecciones anteriores, 2 de cada 10 peruanos decidió su voto el mismo día de los comicios (JNE, 2016). En un país donde 7 de cada 10 ciudadanos no confía en la labor que ejercen los parlamentarios (Barómetro de las Américas, 2019) esta decisión de último minuto podría alimentar la crisis de representación.
En este año donde conmemoramos 200 años de vida republicana, es necesario que nos preguntemos colectivamente ¿cuál es el valor de nuestro voto? ¿Para qué votar?
En primer lugar, si no votamos, otros decidirán por nosotros. No acudir a las urnas hace que el peso del voto de otros electores sea mayor. Lo mismo sucede con los votos blancos o nulos. El porcentaje de votos asignados a cada partido se hace en función del universo de votos válidos emitidos. Imaginemos un universo de 200 electores, donde un partido tenía 10 votos (o sea 5%) y 30 electores no acudieron a votar y 70 votaron nulo o blanco, es decir solo hay 100 votos válidos, el partido pasa de tener 5% a tener 10%. Nuestro silencio electoral modifica el peso de partidos en los que no necesariamente confiamos. Hay que pronunciarse.
Es nuestra oportunidad para dejar fuera de carrera a quienes creemos que no le harán bien al país. No le harán bien porque sus propuestas no son las que el Perú necesita en este momento. A los electores les preocupan los temas de salud, educación y economía (Transparencia, IEP e Idea Internacional, octubre 2020). ¿Qué candidato está poniendo sobre la mesa estos temas? Para eso es necesario revisar los planes de gobierno.
Pero también es necesario revisar si los postulantes no le harán bien al país porque tienen antecedentes (sentencias penales, civiles), porque no fueron buenos funcionarios públicos (sentencias en Servir) o porque como ciudadanos no pagan sus impuestos (deudas con la Sunat). Es necesario revisar esta información en portales que están disponibles como votoinformado.pe o transparencia.org.pe. No podemos decidir en la cola de votación si es que no contamos con esa información previa. No podemos tener cinco años de un parlamento que no nos represente.
En un país donde 1 de cada 2 peruanos estaría dispuesto a cambiar la democracia por otro régimen (Barómetro de las Américas, 2019), es necesario defender con acciones un régimen que permite garantizar los derechos de todos. Nuestra democracia es precaria, inestable, y por eso está en cuidados intensivos. Pero cuidarla no depende de un solo doctor o enfermera ni de un solo hospital, depende de 25 millones de ciudadanos que se movilizarán, si es que están en condiciones, este 11 de abril para votar. Votemos informados, votemos a conciencia. Es la mejor conmemoración de la independencia que pudiéramos darle a nuestro país.