¿Cómo estará la economía el 28 de julio próximo? En línea con uno de los compromisos del presidente Sagasti, dejaremos la economía con la producción y el empleo creciendo a tasas altas, y con el déficit fiscal reduciéndose. El crecimiento sostenido del PBI y el empleo es la precondición para elevar el nivel de vida de la población, y el déficit fiscal bajo ayuda al gobierno a prestarse a tasas de interés bajas. Estas tasas bajas, a su vez, contagian a las tasas del sector privado, impulsando la inversión.
La pandemia ha afectado fuertemente al PBI, el empleo y las finanzas públicas. El año pasado, el PBI se redujo en 11%, el empleo nacional en 16% y el déficit fiscal alcanzó el 8,9% del PBI. Cifras como estas no se observaban desde 1989.
Sin embargo, nuestra economía se está recuperando rápido. Luego de caer en 30% en el segundo trimestre del 2020, el PBI descendió solo en 1,7 por ciento en el último, y se espera que crezca en 10% este año.
Esta recuperación se debe a la política macroeconómica del 2020, entre las más oportunas y potentes del mundo. A través del mayor gasto público y el alivio tributario, y un programa masivo de créditos con garantía estatal, el MEF y el BCRP inyectaron a la economía 18% del PBI, evitando la quiebra masiva de empresas a la que hubiera conducido una cuarentena como la peruana.
Pero persisten dos problemas que nos quitan el sueño. En primer lugar, el empleo sigue cayendo, no se ha recuperado a la velocidad del PBI. En segundo lugar, la pandemia sigue con nosotros.
La vía para recuperar el empleo es el crecimiento económico, el cual exige dos precondiciones: empresas con buena salud y pandemia bajo control. En cuanto a las empresas, las cifras son alentadoras. Según el MTPE, luego de caer 13% en mayo del 2020, el número de empresas del sector formal privado solo se redujo en 3% en noviembre último.
Esta situación, sin embargo, puede ser engañosa, pues es el efecto del enorme apoyo que recibieron las empresas durante el 2020: 502.154 empresas de distinto tamaño, a través de Reactiva Perú, y 303.247 micro y pequeñas empresas, mediante FAE-Mype, recibieron un apoyo crediticio con un año de gracia, a las tasas de interés más bajas de la historia del Perú. Cuando en mayo próximo empiecen a pagar los préstamos, podría verse la real situación de estas empresas. Algunas de ellas, como las del sector alojamiento y restaurantes, cuyo PBI en el 2020 se redujo a la mitad, no podrán cumplir con sus compromisos. Sin empresas sanas, no hay reactivación posible.
Para enfrentar este problema, el Gobierno tiene dos estrategias. Por un lado, las medidas de distanciamiento físico son focalizadas, y mucho menos recesivas que las que tuvimos en marzo-junio del año pasado. Por otro lado, para aliviar la situación financiera de las empresas, se aprobaron dos medidas macroeconómicamente importantes. En primer lugar, se creó el Programa de Apoyo Empresarial para las pequeñas y micro empresas (PAE- MYPE), con S/ 2.000 millones para otorgar garantías del Gobierno Nacional a créditos de capital de trabajo, destinado a 156.218 Mypes. En segundo lugar, se han reprogramado los créditos de Reactiva Perú y FAE Mype, con un año adicional de gracia y hasta 36 meses para el pago de la deuda. Cuidando la salud de las empresas, preservamos la capacidad productiva de nuestra economía.
La presencia de la pandemia, sin embargo, impide el uso pleno de dicha capacidad, pues obliga al gobierno a tomar medidas de distanciamiento físico, que siempre son recesivas. Solo cuando la mayoría de la población esté vacunada, cuando se haya alcanzado la inmunidad de rebaño, el PBI podrá crecer a su plenitud.
Por eso, en tiempos de pandemia, el principal instrumento de la política económica, y por supuesto de la salud, es la vacuna. El Gobierno de transición y emergencia invertirá lo que se necesite para vacunar a todos los peruanos. Es la política fiscal expansiva, transitoria, en tiempos de pandemia.
Con las empresas gozando de buena salud y la población vacunada, resucitará todo el potencial de la economía peruana. Controlando los gastos no asociados a la salud, y con la recaudación creciendo al ritmo del PBI, el déficit fiscal bajará sustantivamente.
Esa es la herencia que el gobierno del presidente Sagasti espera dejar el 28 de julio: la economía creciendo, la pandemia controlada y el déficit fiscal reduciéndose.