Hace menos de dos semanas, el presidente indicó que ya se encontraba listo el proyecto de ley sobre el ingreso libre a las universidades en el Perú. Recordemos que esta fue una de sus promesas de campaña más importantes en educación.
De este anuncio, llaman mucho la atención dos elementos: el primero es el hecho de que sea propuesta como ley, cuando podría ser entregada desde un camino más expeditivo como una resolución ministerial, que lo haría más simple y directo. Y el segundo es la indefectible confusión entre ingreso libre e ingreso universal. Siendo que el último no es lo que se está proponiendo.
¿Qué tan factible es implementar esta promesa? Desde mi punto de vista, no tenemos en este momento las condiciones dadas para hacerlo de manera masiva en las universidades públicas. Porque, si lo hacemos así, me temo que sería un desacierto. Esto, debido a que los procesos de ampliación agresiva de la cobertura siempre han traído problemas de calidad de la educación ofrecida. Ya nos pasó con el nivel primario y secundario en nuestra historia reciente.
¿Qué camino transitar? La opción que tenemos es la de construir un conjunto limitado de pilotos (sobre todo, en universidades nacionales en regiones) que nos permitan aprender los mecanismos que mejor funcionen para poder manejar el crecimiento y la presión que van a experimentar las universidades públicas de la noche a la mañana. Y otro tema clave es que no todas las carreras disponibles serían parte de la oferta de ingreso libre. ¿Cuáles son los retos en este proceso? El primero tiene que ver con la disposición de recursos suficientes para ampliar vacantes, proponer cambios en las mallas de estudio del primer año de carrera y asegurar el contar con docentes suficientes para esta nueva modalidad de ingreso. El segundo tema urgente implica contar con un equipo técnico que ofrezca una asistencia técnica de preparación a la universidad en la adaptación de los procesos administrativos y académicos para manejar este nuevo flujo de estudiantes. Y finalmente, asegurar las condiciones de educabilidad con calidad en la universidad de tal forma que se reduzcan al mínimo las posibilidades de destruir una medida de política pública como la planteada.
¿Cuáles son los riesgos latentes? El primero es que, por aumentar la escala del programa piloto, se termine aumentando matrícula sin calidad. El segundo riesgo es aumentar inercialmente el presupuesto y que termine habiendo mucho estudiante para tan poco recurso. Tercero, medir el impacto que puede causar ofrecerle la formación universitaria a un estudiante que no tiene competencias para enfrentarla y ello termine en fracaso y abandono. Finalmente, perpetuar el mito de que solo la universidad es el camino al éxito, dejando de lado a la educación superior técnica, tan necesaria para el Perú.