China enfrenta serios desafíos en múltiples frentes: la gran competencia con Estados Unidos, las disputas comerciales, el futuro de Taiwán. Pero eso no significa que esté demasiado preocupado para iniciar una batalla de otro tipo en el frente local.
El Gobierno Chino ha estado luchando contra lo que los medios de comunicación estatales han llamado, durante los últimos años, una “crisis de masculinidad”. Por ejemplo, un alto funcionario advirtió que los “hombres afeminados” en la cultura popular estaban corrompiendo a “una generación”, el portavoz del Partido Comunista Chino decretó que los hombres jóvenes deben mostrar “dureza y fuerza”, y los censores han difuminado los aretes en las orejas de las celebridades masculinas en la televisión y apariciones en línea.
Esa campaña ahora ha dado un giro más duro. En los últimos meses, el gobierno ha comenzado una guerra cultural contra la expresión masculina poco ortodoxa.
En una directiva cargada de insultos, los reguladores de la televisión prohibieron en septiembre que aparecieran en televisión “hombres afeminados y aquellos con otras estéticas anormales”. Luego, a fines de noviembre, los reguladores tomaron medidas enérgicas contra los perfiles en línea de las celebridades, sus grupos de fanáticos y la publicidad, amenazando con cerrar las cuentas en línea de aquellos que no se alinearan con la norma.
El objetivo declarado de esta campaña es garantizar que China se mantenga en su camino hacia el llamado “rejuvenecimiento nacional”, el plan del presidente Xi Jinping para que el país recupere su posición como gran potencia.
El partido parece creer que el rejuvenecimiento nacional solo es posible si los hombres jóvenes trabajan con diligencia hacia sus órdenes y prioridades. El Sr. Xi ha dicho que “una nación es fuerte si su juventud es fuerte”. Según esa lógica (defectuosa), la feminidad es un signo de debilidad que, si no se controla, es un mal augurio para el futuro de la nación.
Entonces, si bien la prevalencia de “hombres afeminados” anteriormente era una fuente de preocupación general, ahora se ve como un obstáculo que el Sr. Xi debe despejar. Pero la campaña está completamente equivocada y es contraproducente.
El blanco principal de esta campaña es la “pequeña carne fresca”, un término “cariñoso” para los artistas masculinos que usan maquillaje y son muy populares. El poder cultural de estas estrellas es indiscutible. Sin embargo, lo que el partido parece ignorar al culparlos por supuestamente corromper a los hombres jóvenes es que su base de fanáticos es predominantemente femenina y suelen vivir en metrópolis ricas como Beijing y Shanghái.
Bien educadas y económicamente independientes, estas mujeres están rompiendo las normas de género al alejarse del matrimonio y la maternidad, y están demostrando ser resistentes al impulso del partido para incitar los matrimonios y los nacimientos para contrarrestar los efectos del envejecimiento de la población. Con este fin, el partido haría bien en prestar atención a sus preferencias.
Los hombres en China también enfrentan una serie de desafíos sociales. Las dificultades para encontrar empleo y permitirse la vida urbana han tendido a pesar más sobre los hombres, que cargan con las expectativas de la sociedad de ganar y proveer. Los hombres chinos también superan ampliamente en número a las mujeres en el mercado matrimonial, gracias a décadas de políticas de planificación familiar. Para muchos de ellos, la cultura pop es una forma de escape y un lugar donde se pueden explorar diferentes identidades.
Avergonzar y bloquear los medios de expresión preferidos de estos individuos no es una forma de motivarlos hacia una “lucha valiente” en nombre del rejuvenecimiento nacional. Más bien, es una receta para sumergirlos más profundamente en la desesperación.
Y si bien la propaganda hueca puede viajar por todas partes, las herramientas autoritarias tienen límites: nadie puede determinar las preferencias de las personas.
A medida que las draconianas reglas del partido comienzan a anularse entre sí, también pasan factura a los jóvenes, ahogando la vitalidad misma que es la verdadera base del rejuvenecimiento nacional.
–Glosado, editado y traducido–
© The New York Times