Por orden del papa Francisco, el martes 3 de febrero la Congregación para las Causas de los Santos promulgó un decreto pontificio de beatificación por martirio, “por odio a la fe”, que comprendía al recordado monseñor Óscar Romero, arzobispo de El Salvador, asesinado en 1980, y a los misioneros franciscanos conventuales de nacionalidad polaca Michał Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, y el padre italiano Alessandro Dordi, asesinados en 1991, en Áncash.
Estos tres últimos recibieron el bautismo en Polonia e Italia, y regaron con su sangre la tierra que habían evangelizado en la Diócesis de Chimbote.
¿Quiénes son nuestros primeros mártires? Veamos el caso del padre Alessandro Dordi, de la Diócesis de Bérgamo. Este sacerdote italiano llegó al Perú en 1980. Recuerdo que lo nombré párroco del Señor Crucificado de Santa, Áncash, para atender a todo el valle.
Después de muchas gestiones, el padre general de la Orden de los Franciscanos Conventuales, fray Lanfranco Serrini, se comprometió a fundar su primera “misión” en el Perú, y llegaron los padres franciscanos conventuales de Cracovia Michał Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski para hacerse cargo de la extensa parroquia del Señor de Mayo.
Esta parroquia fue destruida en el terremoto del 31 de mayo de 1970, lo mismo que sus 90 caseríos, que solo eran atendidos por las religiosas de Esclavas del Sagrado Corazón. Así, los franciscanos se hicieron cargo de la parroquia en la fiesta de Santa Rosa, el 30 de agosto de 1989.
¿Quiénes los mataron? Los terroristas de Sendero Luminoso. Conozcan ustedes el testimonio de quienes les quitaron la vida.
En “El Diario Internacional”, periódico de Sendero Luminoso, desde Bruselas, se publicó: “Las fuerzas maoístas ejecutaron a tres sacerdotes. El 9 de agosto fueron muertos Michał y Zbigniew, ambos de nacionalidad polaca [...]. Los religiosos polacos fueron enviados directamente por el papa Juan Pablo II. El 25 del mismo mes fue acribillado el sacerdote italiano Alessandro Dordi, este integraba el Obispado del Santa que dirige Luis Bambarén”.
¿Por qué los mataron? “Porque –según estos terroristas– la religión es el opio del pueblo”. Los acusaron de emplear la misa, la Biblia, el catecismo y la evangelización para impedir que los jóvenes y el pueblo aceptasen sus mensajes de la “lucha armada”. Asimismo, los inculparon de levantar una muralla que impedía que las masas avanzasen a la toma del poder a través de Cáritas y las obras sociales.
Es muy importante que en un proceso de beatificación por martirio conste que la muerte se perpetuó por “odio a la fe”. ¿Saben quién dio ese testimonio? Lo hizo Abimael Guzmán el 20 de marzo del 2002, porque él mismo dio la orden de eliminarlos, como consta en “El Diario Internacional”, publicado en Bruselas el 1 de setiembre de 1991. Por ello, pidió perdón, como consta en el proceso en Roma.
Es importante tener en cuenta que estos tres misioneros serán los primeros beatos mártires del país. Debemos conocerlos y prepararnos para la ceremonia solemne de su beatificación. Ojalá contemos con la presencia del papa Francisco, a quien hemos invitado.