Los números le sonríen a Daniel Urresti. Según el último sondeo de El Comercio elaborado por Ipsos, no solo es el ministro más aprobado del Gabinete, sino que el 20% de entrevistados cree que debe ser el candidato presidencial del gobierno.
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Además, en un eventual escenario electoral con él, este alcanza el 7% de intención de voto, ubicándose por encima del ex presidente Alejandro Toledo. Solo lo superan –hasta el momento– los tres favoritos: Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski y Alan García.
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Pero estos no son los únicos números que podrían arrancarle una sonrisa a Urresti. La verdadera buena noticia para él es que la opinión pública no lo hace responsable ni lo relaciona con el problema del desastre de la seguridad ciudadana, pues no se explica cómo mientras el 46% lo respalda, el mismo sondeo revela que para el 60% de peruanos la seguridad ciudadana empeoró el 2014.
Es decir, para el común de los peruanos, el incremento del crimen, y el absoluto fracaso de la política de mejora de la seguridad ciudadana, no son responsabilidad de Urresti.
Esta situación podría obedecer a que en el imaginario popular se ha instalado la idea que son los alcaldes y presidentes regionales los responsables de la seguridad, y al ser este un tema fundamental, nadie quiere quedarse sin opinión y sin propuestas, diluyendo así la verdadera responsabilidad.
Y aunque apenas tiene cinco meses en la política pública y activa, Urresti se mueve como pez en el agua, es respondón y se aleja de la imagen de “político”, y opta por ser un ‘patita’ más.
Tiene sensibilidad en detectar los temas que le son cercanos a la población, y ha encontrado en el fútbol una mina de oro para incrementar su popularidad.
Vende como un logro suyo el hecho de que Manuel Burga haya decidido no intentar nuevamente ser el presidente de la Federación Peruana de Fútbol. “¡Qué bien!, entendió el mensaje”, fue la reacción del ministro al conocer la decisión de Burga.
El presidente de Ipsos Perú, Alfredo Torres, lo dijo hace una semana: “Si Urresti supera el 5% en la encuesta, no cabe duda de que despertará resquemores en todo el espectro político”. Y no se equivocó.
El presidente Ollanta Humala no pudo ocultar su fastidio cuando una periodista le preguntó por una posible candidatura del ministro.
Aún falta un largo camino por recorrer hasta llegar a las elecciones presidenciales del 2016, y los resquemores y enfrentamientos no se harán esperar. Sin embargo, no se puede jugar con fuego ni embarcarse en una aventura de pronóstico reservado. Urresti viene negando cualquier candidatura –por ahora–, pero las tentaciones siempre son grandes. Es claro que, si queremos madurar políticamente con propuestas serias y acciones de Estado, él no se perfila como la mejor opción.
Los cantos de sirena no se harán esperar. Si en el 2011, un sector importante de la izquierda le perdonó al candidato Humala los abusos en Madre Mía, ¿Por qué a Urresti no le perdonarían el crimen del periodista Hugo Bustíos? El objetivo era que Keiko Fujimori no ganara. ¿Se repetirá la historia?